ASSOCIATED PRESS.- Los musulmanes en Portland agradecieron el apoyo de la comunidad y se dieron a la tarea de recaudar dinero para las familias de los dos hombres asesinados cuando intervinieron para defender de insultos racistas a dos adolescentes, una de las cuales llevaba un hiyab.
“Como musulmán estoy muy agradecido, estoy muy agradecido como habitante de Portland… que estamos unidos aquí”, declaró Muhammad A. Njieb, imán del Centro de la Comunidad Musulmana, el sábado. Las dos adolescentes “pudieron haber sido las víctimas, pero tres héroes intervinieron y las defendieron”, agregó.
El centro abrió una página de internet para recaudar fondos a nombre de las familias de ambos hombres muertos, otra víctima sobreviviente y las dos jóvenes. En las primeras horas ya habían recaudado 50.000 dólares, declaró Njieb. La policía anunció que analizará lo que parece ser la ideología extremista de Jeremy Joseph Christian, de 35 años, quien es acusado de haber matado a los hombres.
Según las publicaciones que hacía Christian en las redes sociales, tenía cierta afinidad con el nazismo y la violencia política. De momento nadie ha contestado los mensajes que The Associated Press dejó en casa de la madre de Christian. El ataque ocurrió en un tren ligero en el primer día del Ramadán, la época más sagrada del año para los musulmanes.
Christian se encuentra detenido bajo sospecha de cometer homicidio agravado, intento de homicidio, intimidación y por ser un ex convicto en poder de un arma. Fue detenido poco después de la agresión hacia los hombres que lo habían confrontado. Una de las víctimas de la diatriba de odio de Christian envió su agradecimiento a quienes acudieron en su defensa, según la televisora KPTV (http://bit.ly/2qq2QEy ). Destinee Mangum, de 16 años, dijo a FOX 12 que ella y su amiga de 17 años viajaban en el tren cuando Jeremy Christian se les acercó gritándoles lo que fue descrito como un discurso de odio. Mangum señaló que su amiga es musulmana pero ella no.
“Nos dijo que regresáramos a Arabia Saudí, que no debíamos estar aquí, que nos fuéramos de su país”, agregó. “Nos decía que básicamente éramos nada y que debíamos suicidarnos”. Las jóvenes se asustaron y se fueron al fondo del tren, donde un hombre intervino para ayudarlas. “Mi amiga y yo íbamos a bajarnos del tren, volteamos y se estaban peleando; él comenzó a atacar con un cuchillo a la gente, había sangre en todas partes, y huimos corriendo para salvarnos”, dijo Mangum.