Siete policías heridos y una treintena de radicales detenidos durante una marcha convocada por grupos de extrema derecha
AGENCIAS / EL PAÍS.- Miles de personas han marchado este lunes por las calles de Varsovia convocados por la extrema derecha para conmemorar el día de la Independencia de Polonia, aunque la manifestación fue disuelta a primera hora de la tarde tras registrarse violentos incidentes, que dejaron siete policías heridos, varios automóviles quemados y una treintena de radicales detenidos, algunos de ellos cuando intentaban acceder a la Embajada de Rusia.
La marcha ultranacionalista, que convocó a entre 10.000 y 50.000 personas según las fuentes –la policía no ha dado cifras de participación-, recorrió las calles del centro de la capital polaca en medio de un enorme despliegue policial por temor a que se reprodujeran los disturbios del año pasado, cuando más de 200 personas fueron detenidas y veinte agentes de la policía resultaron heridos. El refuerzo de la seguridad fue especialmente patente alrededor de la legación rusa.
Las autoridades municipales tomaron la decisión de disolver la marcha poco antes de que concluyese tras una serie de incidentes provocados por grupos de jóvenes encapuchados, algunos de los cuales lucían los símbolos de clubes de fútbol del país. Los radicales quemaron una garita de la policía situada cerca de la Embajada rusa y lanzaron, según los medios locales, algunos petardos al recinto de la misma.
El Ministerio polaco de Exteriores lamentó los disturbios. “No hay ninguna excusa para el hooliganismo. Condenamos las violaciones de la Convención de Viena” sobre la protección de los recintos diplomáticos, escribió un portavoz del Ministerio en la red social Twitter. La policía tuvo que utilizar cañones de agua para evitar que algunos radicales saltaran la verja que rodea la delegación.
Poco antes del mediodía, manifestantes con la cabeza cubierta habían atacado un edificio ocupado por jóvenes de extrema izquierda. También dañaron varios vehículos y prendieron fuego en una céntrica plaza a una instalación artística con los colores del arcoíris que simbolizaba al colectivo homosexual. “Alrededor de 200 hooligans fascistas atacaron nuestro squat con piedras y cócteles molotov. Intentaron entrar pero logramos repeler la agresión”, dijo a France Presse un joven residente en el edificio ocupado.
La marcha ultranacionalista había sido organizada por grupos de extrema derecha sin representación parlamentaria. Los manifestantes, que enarbolaban banderas nacionales y coreaban eslóganes como “Dios, honor, patria”, reclamaron la dimisión del Gobierno, de centroderecha. El primer ministro, Donald Tusk, aseguró a la prensa: “Es vergonzoso que estos vándalos arruinen la reputación de Polonia”.