El grupo feminista judío conmemora su 30º aniversario sin igualdad con los hombres en el rezo
JUAN CARLOS SANZ. EL PAÍS.– La policía israelí tuvo que desplegarse este viernes en el Muro de las Lamentaciones de Jerusalén, principal lugar de culto del judaísmo, ante el acoso de miles de ultraortodoxos durante una plegaria organizada por el grupo Mujeres del Muro. El colectivo feminista judío conmemoraba el 30º aniversario de su nacimiento, que ha coincidido con el Día de la Mujer, con una ceremonia respaldada por el movimiento reformista judío, que propugna el rezo igualitario sin separación por sexos.
Los rabinos ultrarreligiosos organizaron una caravana de autobuses desde las principales yeshivas (escuelas religiosas) de Israel hasta el recinto de la plaza del Muro de las Lamentaciones. Miles de alumnas fueron situadas de madrugada en el espacio destinado al rezo de las mujeres, separado por una valla del de los hombres, con el objetivo de bloquear el paso al grupo feminista judío. Mientras tanto, los estudiantes insultaban y escupían a los hombres del movimiento reformista que acompañaban a las Mujeres del Muro.
Un portavoz policial aseguró que las fuerzas de seguridad establecieron un cordón de seguridad para evitar los enfrentamientos y detuvieron a un joven de 20 años acusado de atacar a un agente. La directora de Mujeres del Muro, Lesley Sacks, declaró sin embargo al diario Haaretz que “la policía no cumplió con sus obligaciones”. “Ni siquiera intentaron protegernos. Tengo moratones por todo el cuerpo”, aseguró. Dos mujeres de avanzada edad que participaban en el rezo feminista tuvieron que ser evacuadas de la plaza del Muro de las Lamentaciones por miembros de los equipos de emergencia sanitaria.
“Estas mujeres han sido atacadas, precisamente en el Día Internacional de la Mujer, por querer rezar de acuerdo con sus creencias”, denunció Tamar Zandberg, la líder del partido Meretz (izquierda pacifista). “La comunidad ultraortodoxa incita a agredir a las mujeres y a los reformistas mientras los ministros del Gobierno guardan silencio”.
Las primeras judías que se atrevieron a rezar en el Muro a finales de los años ochenta en igualdad con los hombres fueron detenidas por la policía, acusadas de “violar las costumbres religiosas del lugar sagrado”. Un tribunal de Jerusalén determinó finalmente en 2013 que, después de haber orado en el recinto sagrado judío durante un cuarto de siglo, la modalidad de sus plegarias formaba ya parte de las costumbres religiosas establecidas.
El colectivo judío feminista utiliza el manto de oración judío y otros símbolos de culto como las filacterias (cajas y tiras de cuero) en principio reservados a los hombres, pero el rabino que administra las instalaciones del Muro, Samuel Rabinowitz, prohíbe todavía que las mujeres puedan leer la Torá, el rollo con los textos sagrados del judaísmo. Las Mujeres del Muro se acabaron trasladando este viernes a un sector de rezo mixto alejado del recinto para poder leer la Torá junto con hombres reformistas sin los vetos ni la segregación que les siguen estando impuestos por la ortodoxia masculina en el lugar de culto más sagrado del judaísmo.