Unas 20.000 personas salen a la calle en Viena para denunciar el giro ultranacionalista y xenófobo del Ejecutivo de coalición formado por el Partido Popular (ÖVP) y el euroescéptico Partido Liberal (FPÖ)
PÚBLICO.- Unas 20.000 personas, según la Policía, han salido este sábado a la calle en Viena para denunciar lo que consideran es un giro hacia posturas ultranacionalistas y de extrema derecha de la coalición de Gobierno formado por el Partido Popular (ÖVP) y el euroescéptico y xenófobo Partido Liberal (FPÖ).
Los manifestantes, convocados por la Plataforma por una política de asilo humanitaria y dos grupos de izquierda, acusa a los dos partidos del Gobierno de tener tendencias ultraderechistas, especialmente debido a su restrictiva política de asilo y al recorte de derechos para los inmigrantes. Los manifestantes piden a los países europeos que no se reúnan con los ministros del FPÖ y que se ignore la presidencia de turno de la UE, que corresponde a Austria en el segundo semestre de 2018.
«No dejéis gobernar a los nazis», es uno de los mensajes que más han exhibido las personas que han tomado parte en la protesta, unos 20.000 según la Policía una cifra que los convocantes eleva a 80.000, según la agencia APA.
Unos 1.300 policías custodiaron la marcha de los manifestantes en dirección a la céntrica Heldenplatz, en el Hofburg, el antiguo Palacio Imperial, y que ha transcurrido de forma muy ruidosa pero sin incidentes.
«Es muy importante que la sociedad civil austriaca se movilice. Los del FPÖ no solo son populistas. Son enemigos de la democracia», ha afirmado el presidente del Movimiento Europeo Antirracista de Base, Benjamin Abtan, participante en el acto. «La gente no comprende que el FPÖ no es un partido normal, sino que son extremadamente radicales. No deberían tener un solo asiento en las mesas más importantes de Europa», ha argumentado.
El ÖVP, ganador de las elecciones del pasado octubre, cerró a finales de diciembre un pacto de Gobierno con el FPÖ (un partido fundado por antiguos nazis después de la II Guerra Mundial), que estuvo a punto de desbancar al histórico Partido Socialdemócrata de Austria (SPD) como segunda fuerza política.
De esa forma se rompió la gran coalición con los socialdemócratas que había gobernado los últimos diez años.
Los dos partidos del Gobierno han acordado reducir los subsidios a los solicitantes de asilo, se oponen al reparto de refugiados aprobado por la Unión Europea entre los socios comunitarios y pretenden adaptar las ayudas familiares que reciben los trabajadores extranjeros a los niveles de vida de sus países de origen.
El FPÖ, que controla Ministerios importantes como Exteriores, Interior y Defensa, ha colocado en puestos de alta responsabilidad a miembros de varias Burschenschaften, cofradías estudiantiles de ideología pangermanista y, algunas, vinculadas a círculos neonazis.
La última polémica la ha provocado el ministro del Interior, Herbert Kickl, por anunciar planes de mantener «concentrados» en un lugar a los solicitantes de asilo. Aunque el ministro negó haber querido provocar con el uso de ese término, el recuerdo de los «campos de concentración» de la época nazi provocó una oleada de protestas.
Aunque el ministro negó haber querido provocar con el uso de ese término, el recuerdo de los «campos de concentración» de la época nazi provocó una oleada de protestas. Este mismo sábado, el dirigente del FPÖ Norbert Hofer ha argumentado en declaraciones a la radio austriaca que las declaraciones de Kickl no tenían malicia y que los derechos humanos serán respetados en lo que respecta a los solicitantes de asilo.
El propio presidente de la república, el progresista Alexander van der Bellen, emitió un comunicado advirtiendo que no hay sitio en el discurso político para expresiones que «pueden entenderse como alusiones a la época más oscura» del país.