Merkel alerta del auge ultra al rememorar el nazismo

, , , | 9 noviembre, 2018

En el 80 aniversario del pogromo contra los judíos, la dirgiente advierte sobre los peligros del nacionalismo xenófobo y del antisemitismo

CARLES PLANAS BOU. EL PERIÓDICO.- Fue la noche más oscura de la historia alemana. Cinco años después de aplastar bajo su bota el experimento democrático de la inestable República de Weimar, un endiosado Adolf Hitler daba rienda suelta a su perversión antisemita. La madrugada del 9 al 10 de noviembre de 1938 se convirtió en un gigantesco pogromo judío, un sangriento linchamiento masivo que se extendió por todo el país y por la Austria anexionada. La Alemania ‘judenfrei’ (libre de judíos) soñada por el ‘führer’ en el ‘Mein Kampf’ empezaba a convertirse en realidad.

La ‘Kristallnacht’ o noche de los cristales rotos supuso el asesinato de al menos 91 ciudadanos judíos, la destrucción de más de 7.000 tiendas de su propiedad y la quema de más de 1.400 sinagogas. Bajo la batuta de la cúpula nazi, sus obedientes cuerpos paramilitares detuvieron a más de 30.000 judíos que terminarían siendo deportados a campos de concentración de todo el país, dando paso al Holocausto, el mayor genocidio del siglo XX.

80 años después, Alemania rememora este viernes uno de los capítulos más aciagos de su turbulenta historia en un momento en que el nacionalismo excluyente tiene una voz cada vez más fuerte. Desde la Nueva Sinagoga de Berlín, la canciller alemana Angela Merkel ha recordado que, como pasó en 1933, la presunción de las libertades democráticas es un error. «Hay un gran peligro cuando se popularizan aquellos que dan respuestas simples a los problemas y brutalizan el lenguaje en las calles», ha remarcado, en una crítica con la que apunta a la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD). El partido anti-inmigración ha sido el único no invitado a este acto organizado por el Comité Central de los Judíos de Alemania.

Antisemitismo latente

El antisemitismo sigue siendo un problema latente en Alemania. Aunque las cifras son ligeramente menores que hace una década, las agresiones contra la comunidad judía han crecido en los últimos años, pasando de 1.366 casos en 2015 a 1.504 en 2017, cuatro por día. Eso según las cifras oficiales, ya que organizaciones independientes apuntan a un mayor volumen que asciende a hasta 947 ataques únicamente en Berlín.

La AfD y los sectores más conservadores del país han explotado mediáticamente casos de violencia antisemita perpetrados por musulmanes, sin embargo estos suponen únicamente un 2% mientras que un 95% responde a ataques de la extrema derecha. Preocupados por esa actividad delictiva, este lunes los ministros del Interior de Sajonia, Sajonia-Anhalt y Turingia pidieron a los servicios de inteligencia interiores vigilar de cerca a los grupos neonazis. Es en estos ‘länder’ donde se concentran la mayor parte de los ataques racistas del país y donde AfD obtiene mejores registros en intención de voto.

Ultraderecha bajo vigilancia

A pesar de instrumentalizar los ataques cometidos por islamistas para captar el voto judío, AfD se ha visto recurrentemente salpicada por las sospechas de antisemitismo. Además de amplificar conspiraciones que señalan al magnate judío George Soros como padre de todos los males, destacados miembros del partido han relativizado el pasado nazi alemán e incluso han desfilado junto a neonazis en las manifestaciones xenófobas de este agosto en Chemnitz. Algunos historiadores hablaron entonces de un peligroso clima de pogromo.

Esa cercanía con grupúsculos extremistas ha llevado a hasta 17 organizaciones judías de Alemania a denunciar la retórica «antidemocrática» de AfD. Añadido a sus proclamas islamófobas, esto ha abierto el debate en Alemania sobre si los servicios de inteligencia también deben vigilar el partido, algo que ya hacen con sus sectores juveniles en Bremen y Baja Sajonia.

Para evitarlo la dirección del partido ha expulsado varios cargos polémicos de segunda fila, algo que ha abierto una crisis interna con los sectores más radicales. Sin embargo, ni los exabruptos parecen minar al partido, que en las encuestas más optimistas ya alcanza el 16,5% de los votos.

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