El Correo.-. Los graves incidentes registrados entre hinchas del Hapoel Holon y radicales propalestinos generaron una importante ola de reacciones en Israel.
Los graves incidentes registrados entre hinchas del Hapoel Holon y radicales propalestinos generaron una importante ola de reacciones en Israel. Una de las más destacadas fue la de Yuli Edelstein, expresidente del Parlamento de Jerusalén y exministro de Sanidad. A través de sus redes sociales reclamó a la FIBA y al Gobierno de Pedro Sánchez que «erradiquen» de los eventos deportivos «la violencia de los simpatizantes terroristas en toda Europa contra el público, los equipos y los jugadores israelíes».
El presidente del club hebreo, Eitan Lanciano, solicitó la intervención urgente de su ministro de Exteriores, Yair Lapid, ante la situación que estaban viviendo sus aficionados desplazados a Bilbao. «Desde hace varios días han estado sufriendo antisemitismo por elementos propalestinos», denunció. «Cada vez que se encuentran con simpatizantes propalestinos reciben cánticos despectivos y lanzamiento de objetos».
Varios periódicos judíos recogieron los altercados y las reacciones de Edelstein y Lanciano. Según las crónicas que publicaron medios como ‘Maariv’ y ‘Walla’, sus seguidores sufrieron «encerronas» en diferentes puntos del Casco Viejo y Bilbao la Vieja. «Comenzaron a tirarnos vasos de vidrio y platos, luego retrocedimos y les atacamos», relataba uno de los ultras. Según estos diarios, estos episodios se sucedieron durante todo el fin de semana. También aseguran que los aficionados del Hapoel han sido increpados «en algunos cafés y pubs de la ciudad» por parte de la población local.
«Ataque a su causa»
La prensa israelí que recogió estos hechos aseguraba que los equipos hebreos que han acudido en los últimos años a disputar partidos en el País Vasco «se han encontrado a menudo con un trato hostil». Las reacciones en aquel país no se hicieron esperar. Políticos israelíes criticaron lo que consideraban un ataque a su causa.
Mientras, en las cuentas de las redes sociales de activistas propalestinos vascos se preguntaban por qué se había «dejado entrar a estos ultras en Bilbao» y censuraban que hubieran destrozado bares y terrazas.