El ministro de Economía se declara preocupado por la inestabilidad de la UE, a pocos meses de las elecciones europeas
ANA CARBAJOSA. EL PAÍS.- El ministro de Economía alemán, Peter Altmaier (Ensdorf, 60 años) es hombre de confianza de la canciller Angela Merkel y no oculta su satisfacción ante la elección el viernes pasado de Annegret Kramp-Karrenbauer como sucesora de aquella al frente de su partido (la CDU), el centroderecha alemán. El triunfo de Kramp-Karrenbauer supone una inyección de estabilidad para la política alemana, que según Altmaier, garantiza además la continuidad de Merkel en la cancillería. Pero a esta figura destacada de Gobierno de Berlín lo que le preocupa ahora es Europa. A escasos meses de las elecciones europeas y en un clima de enorme volatilidad dentro y fuera de la UE, Altmaier cree que su responsabilidad y la del resto de políticos pasa por defender la integración de la Unión. “Me preocupa que cada vez más Gobiernos se ocupan de sus conflictos internos, y no avanzamos en la integración europea”, asegura en una entrevista con EL PAÍS, La Repubblica y Le Figaro en la sede del Ministerio de Economía en Berlín. El ministro descarta además cualquier tipo de alianza —ni nacional ni regional— con la extrema derecha en su país.
P. ¿Qué significa para el Gobierno la victoria de Annegret Kramp-Karrenbauer en la CDU?
R. En Alemania ha habido un cambio de líder en el mayor partido, pero eso no afecta al Gobierno. Angela Merkel lo ha dicho claramente en las últimas semanas, que permanecerá como canciller hasta las próximas elecciones. Esto, además, lo apoya una amplia mayoría de la población y desde el congreso del partido este fin de semana sabemos que lo apoya también su propio partido. El congreso ha fortalecido el peso político de Merkel, respaldándola claramente y eso quiere decir que puede afrontar las próximas y difíciles negociaciones internacionales con todo el respaldo y sin la distracción de conflictos internos.
P. La socialdemocracia (SPD) atraviesa una crisis aguda. ¿Puede aguantar tres años la gran coalición de Gobierno?
R. Estoy convencido, porque ni el SPD ni la CDU/CSU están interesados en que haya elecciones anticipadas. Las decisiones y declaraciones de las últimas semanas han dejado claro que nadie en el SPD quiere el fin de la gran coalición. Estoy convencido de que esto no va a cambiar en los próximos tres años.
P. En mayo hay elecciones europeas y las fuerzas nacionalistas se hacen escuchar cada vez con más fuerza. A la vez, irrumpen movimientos como los chalecos amarillos en Francia. ¿Hasta qué punto peligra el proyecto europeo?
R. Me preocupa la situación en Europa. Desgraciadamente, hay inestabilidad en algunos Estados miembros, cuando falta poco para las elecciones europeas. Hay muchos problemas por resolver en política económica y social y hay además tensiones exacerbadas en las fronteras exteriores de la Unión, por ejemplo entre Rusia y Ucrania, y el conflicto comercial entre Europa y Estados Unidos está lejos de estar solucionado. Todo eso significa que las elecciones europeas se producirán en un contexto internacional difícil y los líderes políticos tenemos la responsabilidad en esta campaña de defender el apoyo a la integración europea. El problema del populismo de derechas y de izquierdas está lejos de estar resuelto y es, por lo tanto, muy importante que en las elecciones europeas hagamos campaña por los partidos democráticos, para fortalecer el centro y no los márgenes populistas, porque eso haría casi imposible resolver los problemas a los que nos enfrentamos. La UE ha sido hasta ahora un proyecto de paz y éxito y si no tenemos cuidado, eso puede cambiar.
P. Su nombre suena para puestos europeos. ¿Se imagina como presidente de la Comisión?
R. Las grandes familias políticas han designado a sus principales candidatos y para el Partido Popular Europeo [PPE] es Manfred Weber y para los socialistas, Franz Timmermanns. Nuestro objetivo en el PPE es que Manfred Weber sea elegido presidente de la Comisión. Ahora luchamos para que la familia política sea lo más fuerte posible y que el encargo gubernamental recaiga en el PPE y eso significa por supuesto que propondremos a nuestro principal candidato como presidente de la Comisión.
P. Empieza hoy un nuevo consejo europeo y las anunciadas profundas reformas europeas no acaban de salir adelante.
R. Me preocupa cada vez más que muchos problemas en Europa sigan sin resolverse, que cada vez más Gobiernos se enfrenten a problemas y conflictos internos y que no podamos avanzar en la integración europea. Por lo menos, hemos hecho progresos en grandes dosieres como el presupuesto de la zona euro o la fiscalidad digital, pero también hemos visto que el acuerdo entre Alemania y Francia es un requisito pero no una garantía para lograr un compromiso europeo.
P. Ante el auge de la extrema derecha, ¿hay alguna posibilidad de una coalición entre su partido y la ultraderecha?
R. No cooperaremos con ninguna alianza a la que pertenezca AfD [Alternativa por Alemania, el partido de extrema derecha alemán]. Y en cualquier caso, no creo que AfD ni Die Linke [el partido alemán La Izquierda] sean fuerzas proeuropeas. Ambos han rechazado importantes elementos de la integración europea.
P. ¿Esto también se aplicará en las elecciones regionales en Alemania, por ejemplo en Sajonia el año que viene, donde AfD podría ser necesaria para formar Gobierno?
R. Sí. Hemos tomado esa decisión junto con la CDU de Sajonia y a nivel federal y estoy convencido de que no habrá coaliciones en las que participe AfD.
P. ¿La crisis de los chalecos amarillos complica el avance de las reformas del eje París-Berlín?
R. Los chalecos amarillos no son un partido político, sino un movimiento. Y esta Unión Europea, que es una comunidad de valores, está de acuerdo en que no debe lesionarse el monopolio del uso de la fuerza. Por otro lado, este movimiento evidencia que hay mucha gente que no se siente adecuadamente representada en el debate y las decisiones políticas. Asistimos a una creciente cultura de las protestas que se desarrollan fuera de los parlamentos. Debemos encontrar respuestas y cuando pienso en mi partido, la CDU, pienso que tenemos el mandato claro de integrar un amplio espectro de opiniones y reflejarlas en nuestro discurso. Y ese es precisamente el objetivo de nuestra presidenta, Annegret Kramp-Karrenbauer.
P. El Brexit vuelve a atascarse. ¿Al final habrá un Brexit sin acuerdo?
R. Siempre he dicho que en el Brexit al final solo habrá perdedores y eso se ve de manera evidente en las negociaciones. Ahora tenemos que tratar de conseguir lo mejor para todos los implicados en la situación actual. Con el acuerdo del Brexit, la UE ha encontrado un compromiso después de largas negociaciones, ahora cada uno debe estar a la altura de sus responsabilidades.
P. Europa quiere ser líder en innovación y el Gobierno alemán planea invertir 3.000 millones de euros en inteligencia artificial, una cifra que muchos consideran ridícula comparada con la de EE UU o China.
R. Esa es solo la parte estatal, la mayor parte tiene que venir de la economía de mercado, porque los 20.000 y 30.000 millones de EE UU los invierten las empresas privadas. La Unión Europea compite duramente con EE UU donde grandes empresas como Google, Facebook, Amazon o Microsoft recaudan mucho dinero. Esas empresas no existen en Europa y por eso hace meses que defiendo que necesitamos un Airbus de la inteligencia artificial, es decir, seguir el ejemplo de Airbus, una empresa europea, pero financiada en gran medida por empresas, que tiene mucho know how y también el suficiente capital como para promover el desarrollo de inteligencia artificial. Debemos tener la ambición de que la conducción autónoma se desarrolle en el mercado europeo y no en el de EE UU o China.
P. La amenaza de guerra comercial con EE UU no remite y afecta en Alemania especialmente a la industria del automóvil. ¿Hay una solución a la vista?
R. En los últimos meses, gracias a la iniciativa de Jean-Claude Junker, el presidente de la Comisión, hemos sido capaces de evitar un agravamiento del conflicto comercial, pero estamos lejos de haber encontrado una solución duradera. Para el crecimiento económico de Europa es importante que encontremos una solución pronto y eso afecta no solo a la política comercial, sino también a otros aspectos de las relaciones trasatlánticas. En Alemania, por ejemplo, haremos lo posible para construir infraestructuras para el transporte de gas licuado, porque puede diversificar todavía más nuestro suministro de gas y facilitar el acceso de esa fuente de energía estadounidense al mercado europeo.
P. ¿Hasta qué punto la crisis de Huawei supone una llamada de atención sobre el riesgo de espionaje por parte de empresas chinas?
R. Huawei es una empresa multinacional que suministra a compañías de telecomunicaciones de todo el mundo, también en Francia y en Alemania. Tenemos gran interés en proteger nuestras infraestructuras estratégicas y sensibles y para ello tenemos que establecer junto con las autoridades de seguridad qué requisitos de seguridad son necesarios tanto para el hardwarecomo para el software. No podemos prohibir determinados productos, pero tenemos que fijar unos estándares de seguridad.
P. ¿Ha convertido la digitalización en obsoletas las normas de seguridad para sectores estratégicos?
R. El tema de la ciberseguridad es muy amplio y la revolución digital lo va a hacer más importante todavía, por eso estamos invirtiendo mucho dinero en preparar a nuestras agencias de seguridad. Queremos por ejemplo que en el sector de los vehículos y aviones autónomos se apliquen las máximas garantías de seguridad, también en transmisión y protección de datos. La ciberseguridad es esencial para el éxito de la revolución digital. Las infraestructuras críticas, como las redes eléctricas o los suministros de agua potable, deben estar bien protegidas. En el futuro, el Estado debe mantener el control sobre las infraestructuras críticas en todo momento, porque son indispensables para el abastecimiento de la población.
P. La detención de la vicepresidenta de Huawei evidencia también la brecha entre Europa y EE UU en relación con Irán.
R. Tenemos muchos asuntos que solucionar con EE UU, también cuestiones de política de seguridad, no solo los comerciales. Desde el gasto militar a la ciberseguridad. Es importante que elijamos una nueva Comisión lo antes posible después de las elecciones para tratar estos asuntos.