EL MUNDO.- El número de niños migrantes que se mueven solos se ha disparado. Al menos 300.000 niños no acompañados y separados se registraron a través de las fronteras en 80 países de 2015, según cuenta el informe de Unicef ‘Ante todo son niños’ publicado hoy. Sin embargo, el número total de niños no acompañados y separados en movimiento en todo el mundo es probablemente mucho mayor.
El informe dictamina que >hay tres motivos diferenciados por los que se está produciendo tal cantidad de migrantes. El primero, y por el que más gente tiene que emprender un viaje, es huir de conflictos armados (como en Siria, Sudán del Sur o Ucrania), de ambientes violentos (Honduras o las ciudades salvadoreñas), o escapar por ser perseguidos, como los rohingya abandonando Myanmar.
Por su parte, otras rutas de migrantes reflejan los estragos del cambio climático, con cada vez más dificultades para encontrar medios de subsistencia, evidenciado en los más de 108 millones de personas que se enfrentaron a inseguridad alimentaria en 2016. El tercer motivo, la búsqueda de trabajo, ha quedado patente en los viajes desde India, Pakistán, Bangladesh e India a los Estados del Golfo, y el éxodo rural de China e India.
Sin embargo, las dificultades legales con las que se encuentran a su llegada, los empuja a la clandestinidad. La reunificación familiar, las visas humanitarias, los lugares de reasentamiento de refugiados y las visas de trabajo o estudio están fuera del alcance de la mayoría, teniendo que terminar en campamentos improvisados o quedando expuestos a peligros de la vida en las calles.
El riesgo es un factor clave en los viajes. En las rutas de migración, el número de fallecidos ha aumentado desde 2014 a 2016 ha producido más de 21.000 muertes durante este periodo, según la Organización para la Migración (IOM). La región más afectada, el Mar Mediterráneo ha recabado que unos 180.000 migrantes han llegado a su destino el año pasado, de los cuales 4.579 han fallecido, lo que supone que 1 de cada 40 personas no logra terminar el viaje.
Situación parecida ha sucedido en el Sudeste asiático, debido al éxodo rohingya desde Myanmar durante 2014 y 2015, periodo que se estima ha muerto 1 de cada 60 personas que han intentado cruzar la Bahía de Bengala y el Mar de Andamán, habiendo un total de 1.838 defunciones.
Unicef también recabó las declaraciones de Hakim, de 17 años, que se encuentra atrapado en un refugio de Principovac (Serbia), tras hacer un viaje desde Afganistán a Europa con su hermano, hermana y los hijos de ésta: «Tienes el juego del tren, donde la gente se esconde en contenedores. El juego del bosque, donde se cuela entre los árboles. También, el juego del camión, en el que esperas por los conductores borrachos o dormidos en la frontera». Por su parte, admite que «cuando la policía te coge, el juego se acaba».
A pesar de que los menores que abandonan zonas de conflicto, violencia y persecución tienen derechos protegidos bajo la legislación de la Convención de Refugiados de 1951, encuentran muchas trabas, como fronteras fuertemente custodiadas o procedimientos lentos de la migración legal. Según previsiones de UNHCR, de los 1,19 millones de refugiados que necesitan un asentamiento, tan sólo lo tendrán unos 170.000. Dichas dificultades con las que se encuentran los migrantes son aprovechadas por las mafias, que aprovechan la necesidad o desesperación por abandonar el país. «Me dijo que si no dormía con él no me llevaría a Europa. Me violó». cuenta Mary, una nigeriana de 17 años, en dicho informe.
Los migrantes, en riesgo por los medios alternativos
El 90% de los migrantes que llegaron a la UE en 2015 usaron como medio alternativos, según ha estimado Europol. Teniendo en cuenta que la mayoría de los precios para el viaje oscilan entre los 5.000 a 10.000 dólares, las cantidades que se maneja en el tráfico se estiman alrededor de los 470.000 a 570.000 millones, sólo en lo relativo a Europa, durante el 2015.
Una vez que los niños y las familias colocan su destino en manos de los contrabandistas, la transacción puede fácilmente girar hacia el abuso o la explotación -especialmente cuando los niños y las familias contraen deudas para pagar los honorarios de los contrabandistas. Europol estima que el 20% de los sospechosos de contrabandistas tienen vínculos con la trata de seres humanos; ayudan a los niños a cruzar las fronteras, sólo para venderlos a la explotación, a veces en forma de esclavos.
Asimismo, Unicef explica que hay que diferenciar, dentro de las mafias, a contrabandistas de migrantes y traficantes de personas. Los traficantes amedrentan a los refugiados usando la fuerza -es común el abandono de personas en zonas inhóspitas o en condiciones infrahumanas, provocando muertes por asfixia o por quedar atrapados- además de seguir extorsionándolos aún después de llegar a su destino. Por su parte, los contrabandistas suelen considerar la relación con los migrantes como una transacción comercial, terminando ésta cuando se cruza la frontera.
Dentro de las principales formas de sometimiento a las que se tienen que ver sometidos los migrantes, destacan las mujeres en la explotación sexual, siendo el 72%, y los hombres en los trabajos forzosos, en un 86%. En cuanto a los menores, en una encuesta reciente realizada por Unicef, el 75% de los migrantes con edad de entre 14-17 años que ha llegado a Italia, respondió que había sido forzado a trabajar en contra de su voluntad.