EUROPA PRESS. DIARIO SIGLO XXI.- Más del 40% de las personas gitanas que viven en España están teniendo problemas de acceso a la alimentación durante este periodo de Estado de Alarma por la crisis del coronavirus COVID-19, según un estudio realizado por la Fundación Secretariado Gitano (FSG) y basado en 10.935 entrevistas telefónicas a personas gitanas residentes en 68 ciudades durante la semana del 30 de marzo al 3 de abril. Los encuestados –el 58% mujeres y el 42% hombres– son participantes de los programas que realiza la Fundación.
Según precisa la fundación, la principal conclusión es que «hay una baja incidencia en los hogares gitanos por el Covid-19, en cuanto a contagios y fallecimientos, pero que «la situación más acuciante y que más preocupa a las familias es la de cubrir las necesidades básicas y de alimentación». En concreto, FSG señala que «el confinamiento tiene un efecto inmediato sobre la capacidad de ganarse la vida de gran parte de estas familias gitanas, que viven muy al día y subsisten con actividades precarias, a menudo irregulares y sin protección».
De los datos se desprende que el 40% de las familias gitanas en España están recibiendo ayuda sobre todo de la familia extensa o del vecindario, el 30%, de las entidades sociales o las parroquias, y el 23,3%, de la administración. Además, el estudio revela que el 28% del total de menores son beneficiarios de becas de comedor escolar y que, de ellos, el 78% está recibiendo la comida que les corresponde por la beca a través de alguna fórmula habilitada por el ayuntamiento o el centro educativo, pero un 20% no la está recibiendo.
Asimismo, el informe pone de manifiesto que el 34% tiene dificultades para pagar la luz; el 31%, para pagar el agua; el 25,6%, para el alquiler y el 25%, para el gas. Igualmente, los datos señalan que más de la mitad de los encuestados (53,2%) necesitan apoyo de los servicios sociales de su localidad y que, de ellos, un 61,2% no lo está recibiendo.
En cuanto a la situación laboral, el 64% de las personas gitanas encuestadas ya estaban desempleadas; el 14% estaba trabajando por cuenta ajena, el 3% por cuenta propia en la venta ambulante y un 19% en la venta ambulante no regularizada (ayuda familiar) o en la chatarra. Con el estado de alarma, más de un tercio de las personas gitanas asalariadas ha perdido su trabajo, otro tercio ha sido incluido en un ERTE y a un 12% le han reducido la jornada. Mientras, a un 24% no le ha cambiado la situación.
Por otro lado, según el estudio, el 71% de las personas que trabajan por cuenta propia se dedica a la venta ambulante de forma informal o ayudando a la familia y sin estar dado de alta; y un 58% de personas desempleadas no cobra ningún tipo de prestación y está ante una situación de desprotección en estos momentos.
Sobre la situación educativa, de los datos se desprende que dos tercios de los menores participantes en los programas educativos no dispone de ordenador y que más del 40% del alumnado no tiene acceso a Internet o lo tiene con datos limitados. Los estudiantes más afectados son los de educación primaria (el 48,6% está en esta situación), ESO (38,2%), FP Básica (37,7%) y Bachillerato (29,7%).
UN 30% DE ALUMNOS NO PUEDE HACER LOS DEBERES
Así, el informe señala que casi un 30% de los alumnos gitanos no puede realizar las tareas o trabajos que les están enviando desde los centros educativos, la mayoría por no tener un equipo adecuado o material escolar. Además, hay un 15% que, aun teniendo medios, no avanza porque no entiende las materias y no tiene el apoyo adecuado para solventarlo. Mientras, algo más de la mitad del alumnado tiene apoyo por parte de sus familias en el desarrollo de esas tareas.
Ante esta situación, la FSG pide «medidas urgentes y mecanismos extraordinarios». «La situación es acuciante para muchas familias gitanas, especialmente por la falta de alimentos y productos de primera necesidad. Un mes después del confinamiento, la ayuda pública de emergencia no está llegando adecuadamente a quien más lo necesita», ha alertado.
Por ello, proponen activar los servicios sociales municipales para que coordinen las ayudas de emergencia y entrega de alimentos en los barrios más desfavorecidos, y utilizar para ello, entre otros recursos, el Fondo de Ayuda Europea para los más Necesitados (FEAD). Además, mientras se materializa la anunciada Renta Mínima, sugieren «habilitar ayudas monetarias de urgencia, al menos, a las familias con menores ingresos y con niños y niñas a su cargo». Por último, plantean reforzar la colaboración de las administraciones locales con las ONG y reorientar algunas de las subvenciones actuales como el IRPF para cubrir necesidades básicas y la brecha digital a través de las entidades especializadas del Tercer Sector.