El Mundo.- Los choques de este viernes se suman a los atentados palestinos en Israel y las incursiones israelíes en Cisjordania de las últimas semanas.
En uno de los períodos más violentos de los últimos años en Israel y Cisjordania y coincidiendo con el segundo viernes del Ramadán y el inicio de la Pascua judía (Pesaj), la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén ha sido escenario de intensos enfrentamientos entre palestinos y policias israelíes. Según la Media Luna Roja Palestina, más de 150 palestinos resultaron heridos, en su mayoria de forma leve y moderada, mientras la Policía israelí informó que ocho de sus agentes fueron heridos de carácter leve. Tras varias horas de choques y numerosas detenciones, la calma regresó al santuario permitiendo así en el resto de la jornada rezos de decenas de miles de musulmanes sin que se registraran incidentes. La tensión es tan alta que no se descartan nuevos enfrentamientos pese al llamamiento de EEUU y la ONU a la «calma en días tan importantes para musulmanes, judíos y cristianos».
Los choques de este viernes, junto a los atentados palestinos e incursiones militares israelíes de las últimas semanas, podrían ser gasolina para una nueva escalada entre Israel y las milicias de la Franja de Gaza, tal y como sucedió hace 11 meses. La gran pregunta esta mañana era si los grupos integristas Hamas y Yihad Islámica deciden lanzar proyectiles contra Israel tal y como pidieron manifestantes palestinos en la mezquita Al Aqsa o se limitan a mandar amenazas y ataques desde Cisjordania.
La Policía israelí, que ha detenido a más de 300 palestinos durante los disturbios, afirmó que sus agentes tuvieron que intervenir «para frenar la continuada violencia de una multitud de alborotadores, muchos de ellos encapuchados y con la bandera de Hamas, que lanzaban piedras, fuegos artificiales y otros objetos contra la Explanada del Muro de las Lamentaciones y los guardias en los accesos». Además, señaló que su objetivo es «restaurar la calma y permitir que decenas de miles de musulmanes puedan asistir al segundo rezo al mediodía».
En Israel consideran que los ataques iniciados esta madrugada en este santuario para musulmanes (Noble Santuario) y judíos (Monte del Templo) fueron organizados, dada la gran cantidad de piedras y otros objetos preparados horas antes. «Hacemos todo lo posible para seguir garantizando la libertad de culto y la seguridad de los que vienen a rezar, ya sean musulmanes en el Monte del Templo (Explanada de las Mezquitas) o judíos en el Muro de las Lamentaciones», añadió el ministro de Seguridad Interna, Omer Bar-Lev.
La Autoridad Nacional Palestina (ANP) ha condenado lo que llama «agresión criminal contra Al Aqsa». El Mufti de Jerusalén, el palestino Mohamed Hussein, acusa a Israel de «cruzar todas las líneas rojas», mientras Hamas denuncia «el ataque bárbaro de los soldados de la ocupación contra los fieles y los defensores de la mezquita Al Aqsa» y avisa que Israel «deberá asumir las consecuencias del resultado porque el pueblo palestino en Jerusalén no está solo en la lucha». Tras los disturbios de esta mañana, Yihad Islámica ha advertido que el próximo enfrentamiento con Israel será «cercano y duro».
El partido árabe islamista Raam, que forma parte de la coalición de Gobierno israelí, ha afirmado que está actuando «para garantizar la calma» en el santuario, avisando de que «la continuación del daño a Al Aqsa es una línea roja para nosotros». Su advertencia es muy importante porque sin el apoyo de Raam, el Gobierno formado por partidos de la derecha, centro e izquierda se quedaría en minoría conduciendo el país a nuevas elecciones.
El Gobierno jordano ha condenado la acción policial israelí. Las reuniones en las últimas semanas entre el Rey Abdalá II de Jordania, con un papel predominante en la custodia de Al Aqsa y la Cúpula de la Roca, y dirigentes de Israel que controla sus accesos desde la guerra del 67 en la que ocupó la parte oriental de Jerusalén, no han servido para asegurar la calma en uno de los lugares más sagrados y sensibles del mundo.
Los contactos entre Israel, Jordania y la ANP contribuyeron a mantener la tranquilidad en la Explanada de las Mezquitas hasta este viernes, pese a la creciente tensión marcada por la muerte de siete palestinos desde el miércoles por disparos israelíes en choques en Cisjordania durante las redadas lanzadas a raíz de la ola de atentados que causaron 14 muertos en Tel Aviv, Hadera, Beer Sheva y Bnei Brak.
En un masivo despliegue en y ante Cisjordania, el Ejército inició la «Operación Rompeolas» para evitar infiltraciones en Israel por los agujeros en la valla que separa ambos territorios -por los que pasaron dos de los autores de los atentados- y para realizar incursiones mayoritariamente en la zona de Yenin. Se trata de un feudo especialmente de Yihad Islámica y fuera del control de las fuerzas de seguridad de la ANP. Cada redada de soldados y agentes de la unidad antiterrorista de la Policía suele desembocar en enfrentamientos armados ante la oposición de los milicianos.
El liderazgo palestino acusa a Israel de querer variar el Statu Quo de la mezquita Al Aqsa, el tercer lugar más sagrado para el Islam. Las autoridades israelíes lo niegan. «El asalto a Al-Aqsa es una declaración de guerra», ha declarado el dirigente islamista Sami Abu Zuhri en un mensaje parecido al del presidente Abu Mazen.
El líder de Hamas Yehya Sinwar reunió el miércoles en Gaza a las facciones para pactar una postura común, en alerta, y pedir una masiva asistencia este viernes «para defender Al Aqsa». Hamas avisó con consecuencias si extremistas judíos realizaban el sacrificio ritual de un cordero en la Explanada de las Mezquitas con motivo de Pesaj. La Policía israelí detuvo a varios radicales que habían anunciado hacerlo en el marco del movimiento ultranacionalista religioso «Volvemos al Templo».
El ministro israelí de Exteriores, Yair Lapid, condenó los «inaceptables desórdenes contra el espíritu de las religiones. No debemos permitir que nadie convierta estos días santos en una plataforma para el odio, la incitación y la violencia. La convergencia de Pesaj, Ramadán y la Pascua simboliza lo que tenemos en común».
Tras los enfrentamientos matutinos, el multitudinario segundo rezo musulmán de la jornada concluyó sin incidentes mientras no muy lejos cientos de peregrinos recorrían las 14 estaciones de la Vía Dolorosa en un Viernes Santo y tenso en Jerusalén.