Levante-EMV/Gonzalo Sánchez.- Una madre denuncia a la policía a las acosadoras de su hija ante la inacción de un IES de la Pobla de Vallbona durante casi un año | «Las consecuencias psicológicas son terribles, mi hija ya no es mi hija», lamenta.
«Mamá, estoy encerrada en el baño porque tengo miedo de que me peguen, ven a por mí por favor». María, de 14 años, suele llamar por teléfono a su madre desde el instituto, mientras sus acosadoras esperan a volver a acorralarla. Toma tranquilizantes por las noches, tiene ataques de ansiedad y ya no se atreve a salir sola a la calle.
María es una niña víctima de Bullying en el IES La Vereda de la Pobla de Vallbona. Su madre comunicó el caso al instituto en octubre de 2022, continuó insistiendo por todos los medios, tratando de hablar con la directora o algún profesor, pero no consiguió nada. Nueve meses sin respuesta, hasta que este mes de mayo Maria José denunció a las niñas que hacen bullying a su hija.
«Psicológicamente mi hija ya no es mi hija», explica. Asegura que «lo paga conmigo en casa y ha empezado a tener comportamientos agresivos, a dar golpes contra la pared, y estamos buscando un psicólogo con servicios sociales porque lo necesita», cuenta.
Cerca de 2.000 alumnos han intentado suicidarse o autolesionarse entre 2018 y 2022
Sus notas han caído en picado: «Un 0,1, un 1… Es imposible que se centre cuando incluso en clase no paran de meterse con ella, y en los pasillos la acorralan, le quitan el dinero y le siguen insultando y amenazando», lamenta. El acoso escolar llega dentro y fuera del instituto, ya que «aunque tengo un autobús escolar que para en la puerta de mi casa no puede usarlo por miedo a que le pase cualquier cosa. Ni siquiera se atreve a bajar a la calle sola porque sabe que las otras niñas le están esperando», añade.
La dirección del centro desmiente la versión de María José y explica que «se han tomado todas las decisiones oportunas que estaban en nuestra mano». En octubre de 2022 activaron el Previ, el protocolo de Conselleria para estos casos. Aseguran que los profesores que vigilan el pasillo en los cambios de clase han estado más pendientes de este caso en concreto y que se ha hablado con las familias para intentar resolver la situación. Ahora el caso está en inspección educativa.
«Hemos seguido el protocolo marcado por Conselleria y hemos hecho todo lo que podíamos. Entendemos que quizá para las familias no es suficiente», cuenta la dirección. No lo es en el caso de María José, que denuncia que ha recibido muchas buenas intenciones pero ninguna mejora real en la situación de su hija, que sigue siendo víctima de acoso desde octubre sin que «el centro haya hecho nada». Es por eso, por impotencia, que ha acabado denunciando a la policía.
No son casos aislados
Las estadísticas de Conselleria de Educación dicen que una de cada tres familias conoce de un caso de bullying en la clase de su hijo o hija. Entre 2018 y 20222 cerca de 2.000 alumnos han tenido conductas autolíticas, es decir, que se han autolesionado, han fantaseado con quitarse la vida, o se han intentado suicidar. En el penúltimo curso escolar valenciano hubo 12 suicidios y 344 intentos, además de 78 niños y niñas que se autolesionaron.
La última comisión contra el acoso escolar de Les Corts se mostró preocupada porque durante el confinamiento, los casos se dispararon. A pesar de la distancia, mediante el contacto online, el profesorado denunció 88 incidencias en el Previ, muchas de ellas en este sentido. «Eran autolesiones, ideaciones suicidas, ciberacoso y maltrato infantil, detectado cuando los niños se conectaban con los tutores», afirmó entonces la directora del Previ Mónica Añón. «No podíamos creer que estuviera pasando en ese momento», añadió.
Proteger a las agresoras
María José ya no sabe qué hacer después de casi 9 meses denunciando el caso al instituto sin obtener respuesta. Lo único que le dijeron, después de denunciar judicialmente, es que un tutor o profesor acompañaría a su hija en el cambio de clase para evitar que la acorralaran; «y ni siquiera lo han hecho, nadie le acompaña», cuenta.
«Me dijeron que podía cambiar a mi hija de instituto, cuando ella es la víctima», lamenta su madre
En octubre de 2022 pidió que se activara el Previ ( el plan de conselleria que tiene para estos casos), y aunque el instituto asegura que lo ha hecho, María José no notan que hayan hecho absolutamente nada. La única respuesta del instituto, de hecho, ha sido proteger a las agresoras: «nos dijeron que podía cambiar a mi hija de instituto. Cuando ella es la víctima. Pero ella no quiso, dijo que las que tenían que irse o arreglar el problema eran las otras niñas, no ella», explica.
Según cuenta la madre de la afectada, estas niñas también han protagonizado más casos de bullying con otras compañeras, «y ahora la han tomado con mi hija», señalan. La última respuesta del centro es intentar una conciliación (sentar a todas las niñas juntas y los padres para hablar), pero asegura que «no quiero que se hagan ahora amigas antes del juicio».
El acoso ha llegado también hasta las redes. «Se meten con ella por su peso, y no paran de insultarla por redes sociales como Instagram, afortunadamente ya las tiene bloqueadas a todas», cuenta. También en la calle y fuera de horario escolar. «Yo he tenido que ver cómo se metían con mi hija y la insultaban en plena calle, con una impotencia y rabia terrible porque no puedo hacer nada al ser menores».
La respuesta del centro, en opinión de María José, ha sido nula en cuanto a medidas de protección a su hija y de actuación frente a las agresoras. «No era ni la primera ni la segunda vez que la acorralaban o le robaban, y yo estaba cansada de mandar mensajes por el Ítaca (aplicación que usan los institutos) para hablar con alguien, pero nadie contestaba nunca. La han dejado sola».
Ataques de ansiedad, tranquilizantes y complejos
María José explica que cada día se duermen más tarde de las 2:30 de la mañana por la ansiedad que le produce a su hija tener que enfrentarse al instituto un día más. En realidad no es el instituto, sino el infierno en el que lo convierten sus acosadoras. Todo esto pese a que toma tranquilizantes que le ha recetado el médico.
Asegura que ha llegado a «pegarse a sí misma» por la rabia que le da la situación y que ningún docente en su centro le apoye ni haga nada para ayudar. «A mi hija no la creen», lamenta su madre. La relación con el resto de sus compañeros, según su madre, es buena, salvo con sus tres acosadoras que le hacen la vida totalmente imposible.
María José planteó la posibilidad de presentar a su hija solo a los exámenes y contratar una profesora particular en su casa, ya que no quería ir a clase. «La respuesta del instituto ha sido que mi hija va a repetir curso y que además si sigue fallando en la asistencia corríamos el riesgo de perder la plaza en el colegio», lamenta su madre.