OSCAR RODRÍGUEZ. CUATRO.- La violencia es uno de los grandes problemas en el fútbol actual. Rara es la semana en la que no hay noticia de algún problema de orden público generado por los ultras de algún equipo. Hinchadas violentas que, en muchos casos, están involucradas en negocios turbios y que se comportan como auténticas mafias, aprovechando el escudo del fútbol para dar rienda suelta a sus instintos más bajos. Estas son algunas de las aficiones más peligrosas del fútbol mundial.PUBLICIDAD
‘La 12’ de Boca Juniors (Argentina)
Los ultras argentinos son conocidos como ‘barras bravas’ y si hay una que tiene más fama de violentos que las demás es, sin duda, ‘La 12’ de Boca Juniors. Una afición con problemas constantes con la policía, tanto dentro como fuera de La Bombonera, que provoca graves incidentes muy a menudo, con heridos por arma blanca o, incluso, armas de fuego.
Además, también se han visto envueltos en escándalos relacionados con otros delitos como las drogas. En uno de sus episodios más lamentables lanzaron gas pimienta a los futbolistas de River Plate en el descanso de un partido provocando la suspensión del choque.SiempreUltras@SiempreUltras
‘Grobari’ de Partizán Belgrado (Serbia)
La afición del Partizán es, sin duda, la más violenta de Serbia y de lo que antiguamente fue Yugoslavia. En su haber tienen centenares de episodios lamentables dentro y fuera de su estadio y se les achacan varios muertos a lo largo de su historia de enfrentamientos con sus enemigos deportivos.
Sin duda, sus rivales por antonomasia son los ultras del Estrella Roja, el otro gran equipo de Belgrado: sus partidos se conocen como «el derbi eterno de Belgrado» y la policía lo prepara como uno de los grandes problemas de seguridad del año. Los ultras del Partizán son los ‘Grobari’ o ‘sepultureros’, mientras los del Estrella Roja se autodenominan ‘Delije’ o «valientes y corajudos», aunque sus rivales les llaman despectivamente ‘gitanos’. Curiosamente, ambas aficiones comparten ideología ya que todos son ultranacionalistas.
PAOK y AEK (Grecia)
Grecia tiene un amplio historial de problemas entre aficiones de sus equipos más representativos, tanto en fútbol como en baloncesto. Aficionados de Panathinaikos y Olympiakos, los dos enemigos irreconciliables del deporte heleno, se han enfrentado en innumerables ocasiones provocando lamentables incidentes.
Pero si hay dos aficiones que se llevan la palma en cuanto a agresividad son, sin duda, la del PAOK de Salónica y el AEK de Atenas. Sus ultras han provocado el cierre de su estadio en innumerables ocasiones y no tienen problema es organizar ataques contra los aficionados rivales… sobre todo si son de ideología política contraria a la suya.
Legia Varsovia (Polonia)
Polonia es uno de los países donde el fenómeno ultra no deja de crecer y el fútbol no es ajeno a estos movimientos. La del Legia de Varsovia es una de las aficiones más temibles de toda Europa y provocan incidentes allá donde van, tanto dentro como fuera de sus fronteras.
Pero también destacan las de dos equipos que comparten ciudad, el Cracovia y el Wisla: además de enfrentarse cada vez que ambos equipos coinciden en la liga polaca, organizan periódicamente «quedadas» a las afueras de la ciudad para pelearse con todo tipo de armas blancas. Son las ya tristemente famosas ‘Ustwakas‘.
Millwall (Inglaterra)
No juegan en la Premier League, pero los ultras del Millwall han conseguido que su equipo sea conocido dentro y fuera de su país, aunque sea a costa de manchar su nombre a base de violencia. Su lema es tristemente famoso: «No gustamos a nadie, pero no nos importa». En este club del este de Londres están los ultras más radicales y violentos de todo el Reino Unido, y eso ya es mucho decir con el pasado de los hooligans británicos.
Famosos son sus enfrentamientos con los ultras del West Ham, otro equipo de la misma zona de la capital inglesa, y aún se recuerda la batalla campal que organizaron en Wembley durante un partido de la FA Cup contra el Wigan que terminó con casi 30 detenidos y una decena de heridos, entre ellos varios policías.
Galatasaray (Turquía)
Asistir a un partido del Galatasaray es sinónimo de ambiente extremo aunque, desgraciadamente, en demasiadas ocasiones ese exceso de euforia se traduce en graves incidentes. La cosa se complica cuando el partido es contra alguno de los otros equipos de la capital turca como el Besiktas o el Fenerbahce: su estadio, conocido como ‘Infierno de Estambul’, es un lugar que ningún equipo quiere visitar.
Al Masry (Egipto)
Mención aparte merece el Al Masry, un equipo modesto de la ciudad egipcia de Port Said que en 2012 se hizo mundialmente famoso por protagonizar uno de los ataques más luctuosos de la historia del fútbol. Se enfrentaban al Al Ahly en su propio estadio y, después de varios incidentes a lo largo del partido, invadieron el terreno de juego tras el pitido final para lanzarse en masa contra los aficionados rivales.
Una tragedia que se saldó con 74 muertos, más de mil heridos y una fecha, la del 1 de febrero de 2012, que pasó a la historia del fútbol mundial como «el día de la tragedia de Port Said». El trasfondo de la Primavera Árabe y que ambos equipos mostraran posiciones contrarias ante a figura del expresidente egipcio Hosni Mubarak pudieron provocar la tragedia.
Hinchas violentos, aficiones peligrosas que, en muchos casos, son auténticas estructuras delictivas que encuentran en el fútbol una excusa para sacar lo peor que llevan dentro. Un lastre para el deporte y contra lo que los dirigentes deportivos no han encontrado aún la vacuna que necesitan.