Los servicios secretos alemanes intensifican la vigilancia al partido de ultraderecha AfD

| 15 enero, 2019

Las autoridades aseguran que han detectado tendencias extremistas en algunos sectores de la formación

ANA CARBAJOSA. EL PAÍS.- Los servicios secretos internos alemanes han informado de que han decidido vigilar más de cerca a Alternativa para Alemania (AfD), el partido de extrema derecha convertido en primera fuerza opositora en el Parlamento. El nuevo director de la llamada Oficina para la Protección de la Constitución (BfV), Thomas Haldenwang, ha explicado que la formación antinmigración se ha convertido en un “caso a examinar”, tras haber detectado tendencias extremistas en algunos sectores del partido, entre ellos las juventudes y el ala más derechista a los que considera “sospechosos”.

“Hay indicaciones de que políticas de AfD son contrarias al orden democrático constitucional”, ha indicado Haldenwang en un comunicado y ha repetido en una conferencia de prensa en Berlín. Pero ha añadido que “las indicaciones son insuficientes” para poner en marcha un proceso de observación que incluya métodos de espionaje. “Estamos obligados a actuar cuando hay tendencias anticonstitucionales en un partido o en sectores de un partido”, ha indicado.

La decisión de la BfV supone un primer paso que podría dar pie a situar al conjunto de AfD bajo observación formal, lo que ya sí permitiría a los servicios secretos interceptar comunicaciones y utilizar ciertos métodos de espionaje. A partir de ahora sin embargo, la BfV va a evaluar “sistemáticamente” las actividades del partido y “profundizar la recopilación del material”, ha indicado el comunicado emitido por la Oficina para la Protección de la Constitución. La rama regional de AfD en Turingia ya se encuentra bajo vigilancia.

AfD entró por primera vez tras las elecciones del otoño de 2017 en el Parlamento alemán con 92 diputados y el 12,6% de los votos, lo que les convirtió en el primer partido de la oposición al Ejecutivo de gran coalición. Desde entonces, las declaraciones extremistas y bordeando el negacionismo han sido una constante por parte de dirigentes de la formación.

Björn Hoecke, uno de los representantes del ala más dura del partido, y su entorno serán objeto de especial observación por parte de la BfV. Algunos miembros del sector más ultraderechista denominado “el ala”, estarían relacionados con organizaciones consideradas extremistas por los servicios secretos. Tanto El Ala como las juventudes han sido considerados “casos sospechosos”, lo que sí permite un uso limitado de métodos de espionaje.

La colíder de AfD en el Parlamento, Alice Weidel, ha considerado que “la Oficina para la Protección de la Constitución está siendo utilizada indebidamente para combatir a un rival político”. Y ha estimado que el relevo en la cúpula de los servicios secretos internos el pasado septiembre obedeció a una maniobra política para poder someter a AfD a vigilancia. “[Hans-Georg] Maassen salió por la puerta para que pudieran tener manos libres. Durante meses han buscado en vano material incriminatorio, no han encontrado nada que justifique la observación”, ha escrito Weidel en su página de Facebook. A finales del verano, Maassen fue obligado a dejar su puesto después de relativizar la violencia ultraderechista durante varias marchas xenófobas organizadas en Chemnitz, al este de Alemania. Su salida provocó una crisis política que llevó al Ejecutivo de Angela Merkel al borde de la ruptura.

Weidel relacionó además el anuncio de la BfV con los comicios regionales que se celebrarán en otoño en el Este de Alemania y en los que la ultraderecha aspira a triunfar así como con las elecciones europeas de mayo. Weidel y el colíder Alexander Gauland anunciaron en declaraciones a la prensa que recurrirán la decisión.

El ministro de Exteriores alemán, Heiko Maas, consideró sin embargo en relación con la decisión que “aquellos que discriminan a la gente por sus orígenes son racistas y nacionalistas. Los problemas sin embargo, no se solucionan con someter a observación. Tenemos que lidiar con Afd desde un punto de vista político y de los hechos”.

Andrea Nahles, líder del partido socialdemócrata (SPD), que forma parte del Ejecutivo de gran coalición de la canciller Merkel, ha considerado que “la defensa de nuestra democracia está anclada en nuestra Constitución y eso incluye someter a vigilancia a los enemigos de la democracia”.

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