Una investigación basada en 300.000 imágenes de Facebook revela las intenciones reales de los políticos al ponerse frente a la cámara
JOSEP LLUIS MICÓ. LA VANGUARDIA.- La probabilidad de que los políticos republicanos del sur de Estados Unidos aparezcan en una fotografía con una persona afroamericana es 6,6 veces menor que la posibilidad de que haga eso mismo cualquier otro miembro de la Cámara de Representantes. Cabría pensar que simplemente se trata de una casualidad, a pesar de que la proporción de población negra en estas áreas es superior a la de otras regiones del país. Sin embargo, un complejo estudio científico indica que hay causas de otro tipo.
Así, en los estados del sur, la tasa de resentimiento racial entre los blancos es mayor que en el norte o las costas. Por esta razón, habría políticos conservadores que preferirían evitar aparecer junto a ciudadanos afroamericanos en las fotos. De este modo, minimizarían el impacto negativo que supuestamente tendrían estas instantáneas en los votantes que sienten una cierta animosidad étnica. O sea, el dato tiene una explicación, por desconcertante que pueda resultar.
La investigación de la que procede esta información ha sido desarrollada por un grupo de profesofes vinculados a gigantes tecnológicos como Microsoft o Pinterest y prestigiosas universidades como Princeton, Berkeley, Georgia o Drexel que recuerdan que, hasta hace poco, “las limitaciones computacionales habían impedido obtener un conocimiento sistemático sobre cómo funcionan las imágenes como herramienta de comunicación política”. Ellos empezaron a superar esta barrera tras analizar a finales de 2016 casi 300.000 retratos conjuntos con métodos de aprendizaje automático, concretamente, con redes neuronales profundas. Y desde entonces mantienen abierta esta línea.
Las fotos que escrutaron habían sido colgadas en Facebook por congresistas y senadores estadounidenses. El objetivo de los representantes públicos era interactuar con los electores, pero, ¿cómo? Ésa fue la pregunta que sirvió para plantear este ambicioso proyecto. Al intentar averiguar de qué modo se valen los actores políticos de las imágenes para moldear la opinión de la gente, llegaron a la conclusión de que era muy conveniente mecanizar gran parte de las tareas.
Parece evidente que las fotografías políticas se conciben y se efectúan con el propósito de persuadir a la audiencia para que preste su apoyo a un candidato, un partido, una organización o una causa, o para que dé la espalda a los sujetos o campañas antagonistas. No obstante, los mecanismos que justifican su éxito o su fracaso a menudo han permanecido ocultos. Los profesionales de lo público se ven obligados a llamar la atención de los espectadores, despertar su simpatía y ganarse su confianza.
Si lo que perciben los usuarios de los soportes periodísticos tradicionales, de internet, de las plataformas sociales o de los dispositivos móviles no satisface sus intereses, se alejan de los políticos. Estos piensan que todo sirve para sortear este desenlace: seres humanos, objetos, símbolos, valores… Y es en este punto en el que emergen los datos que arrojan las redes neuronales profundas y se cuantifican realidades como la distancia entre los republicanos sureños y sus vecinos negros.