‘Los Protocolos del Mal’: cómo triunfó la más loca mentira antisemita y por qué vuelve

, | 27 septiembre, 2020

Es la teoría de la conspiración que más y mejor ha calado nunca, una de las falsificaciones y plagios literarios más evidentes de la historia

JULIO MARTÍN ALARCÓN. EL CONFIDENCIAL.- Es la teoría de la conspiración que más y mejor ha calado nunca, una de las falsificaciones y plagios literarios más evidentes de toda la historia y uno de los paradigmas del populismo y del antisemitismo por su colección de argumentos simplistas, vaguedades, generalidades y ausencia de datos que se puedan contrastar. Se trata de ‘Los Protocolos de los Sabios de Sion’: el mayor invento conspiranoico jamás creado nunca y que sirvió entre otras cosas para asentar las ideas de la Solución Final del Tercer Reich. La caricatura del judío avaro y diabólico que desde su mezquina existencia forma parte de una red mundial para dominar el mundo. —Si ha llegado hasta aquí recomiendo que se ponga ‘Sympathy for the devil’ y lea hasta el final del artículo. Está medido—.

Mucho antes del Holocausto, a principios del siglo XX, el texto espoleó los brutales pogromos en Rusia y Europa Central contra los judíos. Una mentira tan destructiva como resistente. ¿De dónde había salido ese misterioso texto que revelaba los planes secretos de los sabios judíos para conquistar el planeta? Se falsificó en la Rusia zarista a principios del siglo XX, viajó a Europa en la década de los años 20, donde cuajó en una Alemania en cuyas cervecerías comenzaba sus discursos incendiarios un joven Adolf Hitler.

Se difundió por EEUU hasta el punto de que un gran magnate de la industria, Henry Ford, puso dinero de su propio bolsillo para su publicación

Se difundió por Estados Unidos hasta el punto de que un gran magnate de la industria, Henry Ford, puso dinero de su propio bolsillo para su publicación. Todo esto ocurrió en Europa y América, a pesar de que ya en 1921 se había descubierto, no ya que fuera una conspiración inventada, sino que los supuestos ‘Protocolos de los Sabios de Sion’ eran directamente un plagio perpetrado en Rusia de una obra francesa llamada ‘Diálogo en el infierno entre Maquiavelo y Montesquieu’ de Maurice Joly.

Spielberg y el ‘lobby’ judío

En realidad, sigue siendo de alguna forma resistente, o al menos la idea de un ‘lobby’ judío que maneja los hilos en la mayor potencia hegemónica del mundo, EEUU, ha estado presente hasta que comenzó el siglo XXI. Steven Spielberg y los presidentes de Israel amparados por la banca judía en el mismo corazón de Nueva York, Washington y por supuesto, Hollywood. La sombra de que de alguna forma los judíos lo dominan todo. Durante años hemos tenido nuestra propia versión de los protocolos de Sion actualizados, medio siglo después de que se desplomase el Tercer Reich con su colección de teorías sobre la dominación mundial y la conspiración judeomasónica.

Ahora, de nuevo las mismas redes de engaño y manipulación que supusieron los protocolos en el siglo XX, se extienden tan rápido como un virus. Es el caso de ‘Qanon;’ un primo hermano de las teorías del complot de los sabios de Sion: ya saben, un grupo poderoso y escurridizo en la sombra formado por miles de personas que viven entre nosotros y que conspiran para cambiar el mundo y arrebatarnos nuestra forma de vida. El último en darle cierta validez a las teorías de ‘Qanon’ ha sido nada menos que Donald Trump presidente de EEUU. Están entre nosotros.

Pero ¿qué son exactamente los Protocolos de los Sabios de Sion? Se cumplen ahora 100 años de su llegada a Europa occidental, el lugar donde más daño hicieron, ya que acabarían siendo otra pieza más del entramado pseudointelectual del nazismo y ‘Mi Lucha’ de Adolf Hitler. Deberían denominarse los protocolos del mal, porque sirvieron para asentar una idea enfermiza que costó la vida a más de seis millones de judíos en Europa. El documento apareció en 1905 en Rusia: un texto de unas 60 páginas dividido en los 24 protocolos. Una serie de argumentos y exposición de la visión sobre el mundo, la política y la religión y una serie de directrices para tomar el control del planeta.

El fraude

Tuvieron que pasar unos cuantos años hasta que una obra fundamental difundiera como es debido los orígenes y las interioridades del fraude. El historiador británico Norman Cohn, publicó en 1966 ‘Warrant of genocide: The Myth of the Jewish World Conspiracy and the Protocols of the Elders of Zion’, traducido en España por Alianza Editorial como ‘El mito de la conspiración judía mundial: Los Protocolos de los Sabios de Sion’. Cohn tomaba el relevo de los periodistas del ‘Times’ que en 1921 denunciaron el plagio sin mucho éxito a tenor de los acontecimientos posteriores y que lo ligaba a una vieja corriente de la humanidad.

El historiador trazaba las similitudes de la invención con otras más antiguas, como fueron los templarios y todas las órdenes masónicas y a la Revolución Francesa. Más concretamente, situó el primer germen de la idea poco después de la propia obra que había plagiado el panfleto en cuestión. Un alemán, Goeschde ya había usado parte de ‘Conversaciones del diablo con Maquiavelo’ para trasladarlo a los judíos. En esencia, un auténtico manual contra el liberalismo y el progresismo a partir de la caída de Napoleón III y el comienzo del declive del Antiguo Régimen en Europa, que por entonces aún dominaba el mundo.

Adolf Hitler despachó la cuestión con su ministro de Propaganda y profeta del mesianismo hitleriano Joseph Goebbels: «Una de las mejores conversaciones que tuvo Goebbels, según su diario, con Hitler fue relativa a los ‘Protocolos de Sion’. Sacó el tema después de comer. Hitler estaba absolutamente seguro de la autenticidad de los protocolos. Los judíos, pensaba, no trabajan para un programa establecido; seguían su propio instinto. Los judíos eran iguales en todo el mundo«. —Ian Kershaw, ‘Hitler’ (Crítica)—. Se sabe que el Führer tuvo acceso a los protocolos de la mano de uno de los ideólogos de la cuestión judía del nazismo, Alfred Rosenberg, que había vivido en Rusia y que habría sido quién le introdujo en la conspiración en la década de los 20, antes incluso de escribir ‘Mi lucha’ lo que asentaría su visión sobre la raza judía que acabaría en la Solución Final.

De Panfleto a ‘bestseller’

¿Por qué triunfó el panfleto claramente plagiario y carente de las más mínimas pruebas? La idea es siempre sugerente. No en vano grandes ‘bestsellers’ como ‘El ocho’ de Katherine Neville o la saga de Dan Brown que comenzó con ‘El código Da Vinci’ han usado la misma e irresistible fórmula. Al menos durante muchos años tuvimos la contrapartida de Umberto Eco, que le prendió fuego hasta los cimientos a las viejas y remozadas conspiraciones de siglos de los templarios y la masonería, los rosacruces y demás grupos secretos con ‘El péndulo de Focault’ y a los propios ‘Protocolos de Sion’ con su última novela, ‘El cementerio de Praga’. Nadie que haya leído a Eco podría tragarse de nuevo un ‘bestseller’ como los de Dan Brown.

Es fácil pensar que los acontecimientos de la humanidad no siguen un patrón azaroso, sino que existe una mano negra detrás, ya sea el mismo diablo, como expresaron los Rolling Stones: «Ya sabes, todo policía es un criminal y todo pecador un santo / Merodeaba por San Petersburgo / cuando percibí que era el momento de un cambio / Asesiné al zar y a sus ministros / Anastasia gritó en vano». Una figura que está presente en todo momento. No es casualidad que los Protocolos estuvieran basados en una obra sobre el diablo. Solo que también es mentira. ¿O no? ¡Uh! ¡UH! ¡Uh ¡UH!

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