La extrema derecha prevé una gran movilización el 28 de octubre, para evocar a Mussolini.
JULIO ALGAÑARAZ. CLARÍN.- El fenómeno demuestra que un cambio de época para peor se está viviendo en Italia y que sus efectos pueden ser duraderos. Los grupos y la cultura de extrema derecha se expanden con rapidez capilar. Resultado de los peores frutos de la globalización, de la gran oleada inmigratoria, de la decadencia del poder europeo en el contexto internacional y de la nostalgia del pasado que no volverá. Sucede también más allá de las fronteras italianas donde al boom de las derechas “soberanistas” se agregan temas complejos como el «Brexit» y el triunfo de Donald Trump. En Italia, el movimiento Fuerza Nueva liderado por Roberto Fiore convoca una movilización general para hacer una Marcha de los Patriotas el 28 de octubre próximo, cuando se cumplen 95 años de la Marcha sobre Roma de las escuadras fascistas que llegaron a la capital ese día desde toda Italia. Benito Mussolini, dos días más tarde, fue llamado por el rey como jefe del gobierno. Comenzó así el gobierno dictatorial que el país padeció durante más de veinte años.
El anuncio de Fuerza Nueva causó estupor, bronca y también temor. Fiore aclaró que no se trataba de una marcha “fascista o nostálgica”, pero no aclaró por qué eligió justo la fecha fatal de la Marcha sobre Roma. La respuesta que ha recibido hasta ahora es entusiasmante: llegan adhesiones de todo el país, aunque lo más probable es que el gobierno prohiba el intento de hacer converger sobre la capital a mucha más gente que a los 25 mil fascistas que llegaron a Roma el 28 de octubre de 1922, a los que se agregaron muchos más a último momento, hasta sumar unos 70 mil radiantes seguidores de Mussolini, que le ayudaron a consumar el golpe que le permitió acelerar la toma del poder y la implantación de la dictadura.
El líder de Fuerza Nueva evocó la índole de los “guerreros” al señalar a los hinchas de fútbol, los taxistas y los púgiles como seguros militantes con los puños listos, que impondrían una nueva jornada histórica. Soberanía, fronteras, muros, italianos primero, familia, élites corruptas. Entrenamiento en los gimnasios, porque los camaradas no desdeñan la violencia. Mussolini fascinaba con su doctrina del “vivir peligrosamente”.
En el armamentario de la propaganda, Fuerza Nueva lanzó a las calles un cartel en el que se ve a un negro violando a una mujer blanca, que no es nuevo sino que fue realizado por un artista fascista durante la República de Saló en 1944. Y como no había inmigración “de color”, el negro es un soldado norteamericano, de los que llegaron con las fuerzas aliadas de liberación de Italia de los nazifascistas. Una originalidad en el uso del racismo: si valía como arma contra los “invasores”, vale también ahora contra los migrantes africanos.
El semanario L’Espresso, que dedicó una portada dramática a la “Nazitalia”, sostiene que “los fascistas han regresado”. Mientras se extiende el descontento, sobre todo en las periferias de las ciudades, los camaradas fomentan y guían las protestas. Pululan los saludos romanos a mano levantada de Fuerza Nueva y Casapound (el otro grupo principal de la extrema derecha, así llamado por el gran poeta norteamericano Ezra Pound, simpatizante del fascismo). Los episodios de violencia contra los inmigrantes aumentan continuamente. Aparecen las escuadras de seguridad urbana, que acompañan a los vecinos para cuidar el orden en las calles de noche. También en las playas este verano, las patrullas echaron a los ambulantes, casi todos pobres inmigrantes negros y asiáticos. Una nave se dedica en el Mediterraneo a impedir el paso de los desesperados que quieren llegar a las costas europeas.
Forza Nuova nunca tuvo éxito electoral, pero su difusión capilar ya es un gran problema para el gobierno. Está fundando colonias infantiles en toda Italia, especialmente “para los bambini con menos recursos”, todas puestos bajo el nombre de Evita Perón. Los nenes y nenas cantan himnos, alzan y bajan la bandera, reciben clases de orientación, veranean.
“La sociedad está atravesada por un profundo sentido de malestar”. Los partidos tradicionales no dan respuestas ·”y la gente reclama hipótesis más radicales”. Las izquierdas han quedado fuera y atomizadas. Lo explica el profesor Marco Tacchi, que cuando joven fue fascista. La gente se siente amenazada por los efectos de la globalización que trajo la crisis de 2008 que no se va y las masas de migrantes que ya no soportan más.
Forza Nuova y Casapound cosechan consenso cada vez que están presentes en las protestas barriales contra los centros que albergan inmigrantes. En los municipios medianos y pequeños los vecinos se movilizan contra el envío de grupos de desesperados a los alojamientos que paga el gobierno. Todos dicen lo mismo: “no somos racistas pero no hay más lugar”.
Casapound obtuvo algunos éxitos electorales vistosos en las recientes elecciones administrativas. En Lucca, Toscana, los vecinos le dieron el 8% de los votos y el ambiente demuestra que el futuro es luminoso. El líder de Casapound es Gianluca Iannone, de 38 años, un animador de lo que llaman el “fascismo del tercer milenio”. Es uno de los fundadores de la casa discográfica en la que graban los grupos principales del llamado “nazi rock”: Hobbu, Intolleranza, ZetaZeroAlfa, del cual Iannone es cantor y líder.
Un objetivo prioritario de los grupos de extrema derecha es la lucha contra la ley del Ius Soli, que permtiría a los hijos de inmigrantes nacidos en la península obtener la ciudadaníapara favorecer su integración. Forza Nuova y Casapound han organizado movilizaciones y protestas callejeras que han hecho mucho ruido en el centro de Roma. El talante “guerrero” de los camaradas va imponiendo también con la fuerza sus acciones de protesta o de control del territorio de las escuadras de “seguridad urbana”. La decadencia y la impotencia del cuadro político democrático, favorece sus ímpetus para imponer su creciente presencia en una sociedad italiana cada vez más intolerante, anciana y desalentada.