OLIVIA ALONSO. EFE / LA VANGUARDIA.- A pesar de la mayor visibilidad que les ha dado ser los protagonistas del año, los mayores Lgtbi despiden 2019 con muchas asignaturas pendientes «para defender su dignidad», por lo que seguirán reclamando el apoyo social e institucional que necesitan para combatir su soledad y no tener que volver al armario.
Con estas intenciones dicen adiós al año «Mayores Sin Armarios: ¡Historia, Lucha y Memoria», que la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans y Bisexuales (Felgtb) les ha dedicado en homenaje a medio siglo de lucha contra un sistema que les persiguió por «escándalo público», les acusó de «vagos y maleantes» y les negó su derecho a amar a quien querían.
Y es que el paso del tiempo no ha aminorado su capacidad de lucha, como explica la escritora canaria Lorenza Machín, quien desde que cumplió los 60 ha salido «con más fuerza para reivindicar el derecho de las señoras mayores a vivir, disfrutar y amar como queremos».
Tras un matrimonio de 38 años del que nacieron dos hijos, Machín se divorció con 58 sin entender por qué no había conseguido ser feliz y fue dos años más tarde, en el momento en que se le «cruzó la sonrisa de una mujer», cuando supo que «en su puñetera vida había tenido un enamoramiento ni un amor».
«Es que yo no había sentido jamás tantas hormiguitas en mi barriga ni que el corazón se me quisiera salir», recuerda Lorenza Machín, al subrayar que «era como si tuviera 20 años porque no había vivido lo que tenía que haber vivido».
A pesar de que tardó en darse cuenta de que quería «sentir el tacto y disfrutar de una mujer», ahora, a sus 74 años, Machín se considera afortunada por no haber sufrido la violencia ejercida contra las mujeres lesbianas en la dictadura.
Y sigue saliendo a la calle para exigir que no se obligue a los mayores a «volver a entrar en el armario» si van a una residencia, así como reclama que se les permita «vivir con dignidad» y que «no se les señale con el dedo».
De esta manera Machín pone voz a los miedos de muchos mayores, que quedaron patentes en la presentación este diciembre de un informe de la Felgtb que revelaba que tienden a volver al armario a partir de los 50 y que «su invisibilidad» también afecta al ámbito socio-sanitario.
Además, esta investigación alerta de que los síntomas de la depresión y la ansiedad afectan al 30 % de los mayores de 55 años y a un 32 % de los que pasan de 65, datos que triplican los de la población en general.
«Tenemos la servidumbre de la edad, ya no estamos frescos ni guapos», comenta a Efe Pedro Antonio Beguería, coordinador del grupo de mayores de la Coordinadora Gay de Madrid (Cogam), que explica que los Lgtbi «nos quedamos más solos» porque a «nuestra viudedad o desaparición de amigos se añade la lejanía de la familia y del lugar de origen ya que muchos han emigrado de pueblos pequeños a ciudades».
Comenta que el alejamiento de la familia se produce «por discreción» o porque «fuimos apartados por desprecio» y anima a estos mayores a tener aficiones y desarrollar actividades para «combatir la peste de la soledad».
Pero, sobre todo, Beguería reclama a «los que lo pasaron tan mal en tiempos de la dictadura y a los que carecieron del desarrollo afectivo-sexual y de las referencias necesarias» que no olviden el pasado, «porque nuestra memoria puede servir de ejemplo para todas las edades».