Estos últimos días no están siendo los más agradables en la Región de Murcia. A los ataques a la cantante Rocío Saiz por quitarse la camiseta en un concierto, se suma la oleada de ataques racistas a Miss Universo Murcia por no ser blanca.
Los autores de los ataques racistas a la modelo murciana Athenea Pérez consideran que no representa de manera fiel a la región por su color de piel.
Si se llegasen a enterar de que estos concursos no es que sean precisamente un retrato muy fiable de las mujeres, ya sean murcianas, marcianas o de Narnia, no sabemos de qué serían capaces.
Y ya sería el despiporre si se dan cuenta de que en Miss Universo tan solo compiten mujeres de la Tierra, por lo que históricamente no se ha sido muy fidedigno con la belleza universal.
Resulta curioso que esta oleada de hooligans de Miss Universo, que pide una representación típica, clásica, blanca y tradicional de su región, solo comenta el concurso para ser racista y nunca para valorar la decisión de los jueces en la prueba de malabares con gatitos (este redactor no ha visto un concurso de estos en su vida, puede que no se haga eso).
No es la primera vez, ni será la última, que un grupo de personas muestra un interés repentino por algo con la oportunidad de ser racistas. Ni en el caso de que Miss Universo Murcia hubiese sido blanca, pero nacida en Parla, se hubiesen preocupado tanto por su representación.
