Un macroestudio muestra los prejuicios de los ciudadanos de la UE frente a los solicitantes de asilo
JAVIER SALAS. EL PAÍS.- La Unión Europea ha gastado 17.000 millones de euros para frenar la llegada de refugiados y migrantes. Sin embargo, se calcula que este año llegarán 300.000 a los países de la UE y que las peticiones de asilo podrían acercarse al millón. Y 2016 va a ser el más mortífero en el Mediterráneo para quienes tratan de cruzarlo para alcanzar una vida mejor, con más de 3.200 ahogados en lo que va de año. ¿Qué opinan los europeos de los refugiados? ¿Son más generosos que sus líderes políticos? ¿Están dispuestos a conceder asilo a los demandantes?
La Unión Europea ha gastado 17.000 millones de euros para frenar la llegada de refugiados y migrantes. Sin embargo, se calcula que este año llegarán 300.000 a los países de la UE y que las peticiones de asilo podrían acercarse al millón. Y 2016 va a ser el más mortífero en el Mediterráneo para quienes tratan de cruzarlo para alcanzar una vida mejor, con más de 3.200 ahogados en lo que va de año. ¿Qué opinan los europeos de los refugiados? ¿Son más generosos que sus líderes políticos? ¿Están dispuestos a conceder asilo a los demandantes?
Los investigadores hicieron que los participantes en el estudio revisaran el perfil de 180.000 hipotéticos refugiados, con distintas características sociales, demográficas y culturales, con la intención de descubrir cuáles serían sus criterios de rechazo o concesión de asilo. Además de dejar fuera a musulmanes solo por serlo, también mostraron un prejuicio socioeconómico muy notable: un médico tiene 13 puntos porcentuales más posibilidades de ser aceptado que un parado.
Otro aspecto determinante es el aspecto humanitario: si el solicitante ha sido torturado (11 puntos más) o perseguido por sus ideas o credo (15 puntos) es más probable que sea aprobado. En su contra jugaría la falta de conocimiento del idioma que se habla en el país de acogida: 12 puntos porcentuales hacen menos probable que sea acogido que si habla la lengua.
«En general, encontramos que los efectos de estos atributos son muy similares en los diferentes subgrupos; esto sugiere que existe un consenso —entre izquierda y derecha, jóvenes y viejos, bajo y alto nivel de educación, ricos y pobres— sobre qué solicitantes de asilo prefieren», concluyen en el estudio, que publica la revista Science.
Aunque por países tampoco hay notables diferencias, llama la atención el caso particular de los españoles, que son con mucho los ciudadanos que menos pegas pondrían a los solicitantes de asilo. En España, el 24% de los 1.200 participantes en el estudio aceptaron a todos los refugiados, al margen de sus características, frente al 9% de la media de los demás países estudiados (Austria, República Checa, Dinamarca, Francia, Alemania, Grecia, Hungría, Italia, Países Bajos, Noruega, Polonia, España, Suecia, Suiza y Reino Unido) y seguidos de lejos por el 16% de italianos. En el otro extremo, solo un 4% de los españoles no aceptó a ningún solicitante, frente al 9% de la media y al 13% de húngaros y 14% de británicos. El Gobierno de España ha acogido a 500 de los 17.000 refugiados prometidos.
Para Hainmueller, es importante saber que buena parte de los ciudadanos europeos tienen unos criterios, como los basados en la religión, la profesión o el idioma, que van contra la legalidad vigente en materia de asilo. «No podemos esperar que la opinión pública, siendo tan compleja y multifacética, refleje perfectamente los ideales jurídicos internacionales. Pero estos prejuicios señalan un desafío creciente para resolver la crisis actual integrando con éxito a los solicitantes de asilo, dado que la mayoría provienen de países de mayoría musulmana y pueden carecer de las habilidades profesionales y lingüísticas deseadas», explica este profesor de Stanford.