El País.- Dos vídeos muestran cómo la representante Lauren Boebert vincula con el terrorismo a la congresista demócrata Ilhan Omar por su condición de musulmana.
Un escándalo de tintes islamófobos ha sacudido esta semana los cimientos del Capitolio de Estados Unidos. Apenas habían pasado 15 días desde que la Cámara de Representantes tomara medidas para censurar y retirar atribuciones a Paul Gosar (republicano de Arizona) por la publicación de un vídeo de dibujos animados retocado en el que se le podía ver matando a la demócrata Alexandria Ocasio-Cortez (Nueva York), cuando el Congreso se ha visto zarandeado por los comentarios racistas de Lauren Bobert (republicana de Colorado) sobre la musulmana Ilhan Omar (Minnesota).
De nuevo, se trata de un enfrentamiento entre una política republicana extremista y una integrante del conocido como The Squad, ese escuadrón que reúne al ala más progresista de los demócratas. Todo comenzó cuando se hizo pública una grabación del 20 de noviembre en un acto de campaña en Pueblo (Colorado). En el vídeo, Boebert, de 34 años, cuenta, micrófono en mano, que un día estaba en uno de los ascensores del capitolio cuando vio llegar a un policía corriendo que intentó evitar sin éxito que el elevador cerrase sus puertas. “¿Qué sucede?”, se preguntó para sus adentros Boebert, firme activista a favor de las armas. “Entonces, miro a mi izquierda y ahí está ella: Ilhan Omar. ‘Me dije, bueno, no tiene una mochila, así que no debería pasar nada malo”, se escucha en la grabación, que, como no podía ser de otra manera, se hizo viral. Boebert tuvo que disculparse, aunque su excusa no sonara muy convincente.javascript:falsePUBLICIDAD
Omar, musulmana y primera estadounidense de origen somalí elegida para el Congreso, luce a diario un hiyab. El escándalo creció con un segundo vídeo, este de septiembre, en el que la congresista de Colorado la llamaba “malvada” y decía que esta tenía “el corazón negro”. Una vez más, Boebert volvió a sugerir que Omar era una terrorista.
La respuesta de la representante de Minnesota no se hizo esperar. En Twitter dijo que la historia era pura invención. “Es un hecho. Esta payasa me retira la mirada y baja los ojos cuando me ve en el Capitolio, toda esta historia es inventada. Es triste, cree que la intolerancia le da más influencia”. A continuación, aseguraba que las “actitudes antimusulmanas no son graciosas y que no se deberían tolerar. El Congreso no puede ser un lugar que no condene las expresiones de odio que entrañan peligro para los musulmanes”.
Boebert se disculpó “con cualquier persona de la comunidad musulmana” que hubiera podido sentirse ofendida y dijo que se acercó a la oficina de Omar para hablar con ella directamente. Finalmente, se comunicaron más tarde por teléfono. Cuando Boebert se negó a disculparse públicamente, Omar cortó la llamada.
El escándalo se agravó con la entrada de dos nuevos personajes: las congresistas republicanas Marjorie Taylor Greene, de Georgia, y Nancy Mace, de Carolina del Sur. Esta última condenó los comentarios antimusulmanes de Boebert y la criticó en una entrevista el pasado domingo por sugerir que Omar era una terrorista. Sin medias tintas, en un tuit del martes por la mañana, Greene llamó a Mace “la basura de la Conferencia Republicana”. “Mace, puedes alejarte de @laurenboebert o simplemente salir con tus verdaderas amigas, el Escuadrón de la Yihad”.
La representante demócrata de Michigan, Rashida Tlaib, también musulmana, vaticinó que las “patéticas mentiras racistas de la representante Boebert no solo pondrán en peligro la vida de Omar sino que aumentarán los crímenes de odio contra los musulmanes”. Grupos de defensa de los colectivos musulmanes y judíos presentaron una queja formal y escribieron al Comité de Ética de la Cámara para pedir una investigación sobre el comportamiento de Boebert.
Washington bautizó como “el escuadrón progresista” al grupo que conforman Omar, Alexandria Ocasio-Cortez —de origen puertorriqueño—, la afroamericana Ayanna Pressley y Rashida Tlaib, hija de padres inmigrantes palestinos. Las cuatro pertenecen al ala más progresista del Partido Demócrata y fueron víctimas constantes de los ataques del anterior presidente, Donald Trump, cuyos modos parecen seguir inspirando a los miembros más groseros de su partido. El más sonado fue cuando el republicano las acusó de provenir “de países cuyos Gobiernos son una completa y total catástrofe, y los peores, los más corruptos e ineptos del mundo” y les preguntó a través de Twitter: “¿Por qué no vuelven y les ayudan a arreglar esos lugares, que están totalmente rotos e infectados de crímenes?”. La Cámara de Representantes -de mayoría demócrata- condenó los “mensajes racistas” del mandatario, ya que todas son estadounidenses, tres de ellas de nacimiento.