La UCI dicta una nueva normativa que abre las puertas de la competición a partir de marzo
SERGI LÓPEZ – EGEA. EL PERIÓDICO.- Los ciclistas ‘trans’ podrán correr de acuerdo a su nuevo sexo, a partir del próximo mes de marzo, según el acuerdo hecho público este martes por la Unión Ciclista Internacional (UCI). La federación sigue de este modo los pasos de la IAAF (Federación Internacional de Atletismo) que en octubre del 2019 autorizó a las atletas transgénero a correr como mujeres de pleno derecho siempre y cuando no superarán unos niveles máximos de testosterona. Ambas federaciones han seguido también los consejos del Comité Olímpico Internacional (COI) que en noviembre del 2015 dio el primer paso para abrir las puertas de los Juegos a los deportistas transexuales. Sin embargo, ninguno de ellos participó en la cita olímpica de Río en el 2016.
Las nuevas regulaciones ciclistas, que entrarán en vigencia el 1 de marzo del 2020, tienen como objetivo facilitar la participación de los corredores ‘trans’ en la categoría correspondiente a su nuevo género, al tiempo, según la UCI, que «garantizan la igualdad de oportunidades para todos los ciclistas en las competiciones en cuestión».
Las bases científicas
Para ello se han establecido unas bases científicas que afectan sobre todo a las mujeres transgénero; es decir a las personas declaradas hombres al nacer y que luego han adoptado el género femenino. La UCI ha adoptado en este caso el mismo criterio de la IAAF, que también se proponen aplicar un buen número de otras federaciones, tras un acuerdo adoptado en Lausana, el 19 de octubre de 2019, en un encuentro entre científicos, médicos, entrenadores y representantes de atletas transgénero y cisgénero. El nuevo consenso también se basa en los valores de testosterona, la hormona masculina, y se fija el límite de 5 nanomoles en suero a fin de que no se obtenga una ventaja sobre el resto de mujeres.
Las ciclistas y los corredores que a partir de ahora quieran competir de acuerdo con su nuevo género deberán dirigirse a los inspectores médicos de la UCI, al menos seis semanas antes de la primera competición a la que quieran apuntarse. Antes, y por espacio de un año, la ciclista habrá tenido que mantener con análisis periódicos el nivel máximo de testosterona que, a su vez, se compromete a no superar durante toda la campaña de competición. En el caso de que se alteren estos límites, advierte la UCI, la ciclista perdería la licencia para correr.