Los alumnos inmigrantes están menos satisfechos y menos integrados en la escuela que los españoles

| 19 marzo, 2018

El 71% de estudiantes de origen extranjero dice tener un sentimiento de pertenencia a la escuela, frente al 85% de los nativos; son cifras más elevadas que en la media de la OCDE

Repiten curso con más frecuencia, presentan más riesgo de sufrir ‘bullying’ y sus padres participan menos en las actividades de la comunidad escolar, según los datos del Informe PISA

OLGA R. SAN MARTÍN. EL MUNDO.- Los alumnos inmigrantes están menos satisfechos con su vida y tienen un «considerable» menor sentimiento de pertenencia a la escuela que los estudiantes españoles. Aunque están más integrados que en otros países y se sienten más motivados, sacan peores notas, repiten curso con más frecuencia y presentan más riesgo de sufrir bullying, según un estudio que ha realizado la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) a partir de los datos del Informe PISA y de la European Social Survey.

El trabajo La resiliencia de los estudiantes de origen inmigrante, que se ha hecho público este lunes, compara las aspiraciones, inquietudes y estados de ánimo de chicos y chicas de 15 años pertenecientes a la primera y a la segunda generación de inmigrantes con las de los nativos de 35 estados de la OCDE y de 29 territorios asociados.

Este organismo recuerda que los flujos migratorios han cambiado «profundamente» la composición de las aulas y que, «para blindar los beneficios de la inmigración e integrar en la sociedad a los niños inmigrantes, son necesarias políticas sociales y una educación eficaz». «Pero asegurar que los estudiantes de origen inmigrante tienen bienestar representa un reto significativo, porque muchos de ellos deben sobreponerse a las adversidades relacionadas con el desplazamiento, la desventaja socioeconómica, las barreras de la lengua y la dificultad de buscar una nueva identidad al mismo tiempo», añade.

En España, los alumnos de origen inmigrante representaban el 18% del alumnado en 2015 (cuando se hizo la encuesta), frente al 21% que suponían, de media, en la UE, y el 23% en la OCDE. Nuestro país tiene el récord mundial en integración escolar. No hay nadie mejor que nosotros en esto. El 85% de los nativos y el 71% de los inmigrantes de primera generación (es decir, los nacidos en otro país) dice que tiene un sentimiento de pertenencia a la escuela frente al 67% y 59% registrado respectivamente en la media de países analizados. Son datos muy positivos para ambos casos y dan cuenta de que los estudiantes en España salen muy bien parados en este indicador. Sin embargo, a los analistas de la OCDE les ha sorprendido la «considerable diferencia» existente entre nativos y extranjeros, bastante mayor que la que aparece en otros territorios. Esa distancia también es elevada entre los inmigrantes de segunda generación (nacidos en España de padres extranjeros) y los nativos. ¿Ha subido o ha bajado entre 2003 y 2015? Los datos señalan que está prácticamente igual; es decir, en este tiempo no se han sentido más integrados, pero tampoco menos.

Por otro lado, PISA ha medido el grado de felicidad de los estudiantes de 15 años. El 75% de los nativos y el 64% de los inmigrantes de primera generación dicen estar satisfecho con su vida. España está por debajo de la media de los países en cuanto a satisfacción de los inmigrantes (no en la de los nativos) y hay bastante diferencia entre unos y otros. Además, aunque tienen más motivación que los nativos y son más numerosos los que dicen que quieren ser los mejores en todo lo que hacen, luego se ponen más nerviosos por los exámenes y las tareas escolares. El 19% son emocionalmente resilientes en el sentido de tener poca ansiedad en la escuela, un porcentaje «muy bajo» en relación al 34% de media de la UE. Estamos a la cola de los países en cuanto a saber controlar este tipo de ansiedad.

¿Y todo esto por qué ocurre? Responde la analista de la OCDE Francesca Borgonovi, investigadora principal del estudio: «Una razón poderosa de por qué los inmigrantes tienen menor sentimiento de pertenencia es por las barreras lingüísticas: entre los estudiantes extranjeros, los castellanohablantes muestran seis puntos porcentuales menos de posibilidades de reportar un sentido de pertenencia a la escuela, mientras que los no castellanohablantes presentan una distancia de 17 puntos. Entre los estudiantes con al menos uno de los padres nacido en España, los castellanohablantes muestran el mismo sentido de pertenencia que los nativos, mientras que los no castellanohablantes tienen una diferencia de 16 puntos».

Borgonovi añade que «los aspectos relacionados con la escuela también importan». Por ejemplo, «los inmigrantes tienen más posibilidades que los nativos de ser víctimas de bullying y de ser tratados injustamente por sus profesores: esto tiene repercusiones negativas en sus resultados académicos y emocionales. Los inmigrantes también tienen más posibilidades de repetir curso, que también tiene consecuencias en todo lo demás».

El bullying «produce efectos muy adversos» en la integración de los estudiantes en la escuela. Cuando un alumno sufre acoso escolar, su sentimiento de pertenencia cae un 18%. «El bullying juega un papel considerable en hacer descender la resiliencia social y emocional de los estudiantes inmigrantes», recalca el estudio.

Hay más factores que contribuyen a que los inmigrantes estén menos a gusto en el colegio. En lo académico, tienden a faltar más a clase y a repetir más (el porcentaje de estudiantes que ha repetido al menos un curso antes de los 15 años es un 10% superior en los extranjeros que en los nativos y esta circunstancia hace bajar la satisfacción con la vida un 8%) y suelen tener peores resultados académicos. El porcentaje de los estudiantes inmigrantes de primera generación qué sólo llega al nivel básico de Lectura, Matemáticas y Ciencias es de un 52%, frente a un 75% en el caso de los nativos.

Hay, por tanto, 23 puntos porcentuales de brecha entre unos y otros, una de las diferencias más elevadas de todos los países analizados, y el informe lo destaca expresamente, aunque también resalta que se ha mejorado mucho en la última década. De nuevo la OCDE recuerda que «cuanta más diferencia haya entre la lengua que se habla en casa y la lengua de aprendizaje menos posibilidades hay de alcanzar un nivel básico y de tener un sentido de pertenencia». Y, en España, la mitad de los estudiantes inmigrantes no suele hablar en casa la lengua de aprendizaje en la escuela.

En lo social, los inmigrantes se involucran menos en actividades sociales que los nativos, cuando «tener una vida social activa es importante para su bienestar». Sus padres (que tienen el mismo nivel educativo) se involucran 34 puntos porcentuales menos en la vida escolar. A cambio, tienen expectativas de futuro mucho más optimistas que los nativos, «aunque no siempre son realistas», advierte la OCDE.

¿Qué podemos hacer para mejorar estos indicadores? Borgonovi responde que «un descubrimiento importante es que los profesores, los directores y educadores parece que necesitan tener más entrenamiento y a poyo para atender de forma individualizada a los estudiantes y esto no sólo beneficiará a largo plazo a los alumnos de origen inmigrante, sino también a toda la población escolar». «Invertir en asegurar que los profesores tengan el conocimiento, las habilidades, el tacto y las herramientas pedagógicas que les permitan identificar y abordar las necesidades concretas de la diversidad de estudiantes asegurará de hecho que sean capaces de garantizar un mejor aprendizaje para todos», insiste.

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