El País.- Las imágenes transmiten confusión: una carretera bloqueada durante las primeras luces tenues del amanecer; un teléfono móvil que busca imágenes entre manos en alto, y al fondo varios hombres de uniforme armados que apuntan hacia el punto en el que se encuentra quien está grabando. Destellos de sirenas de policía y de luces de vehículos, y gritos entre los que acaba imponiéndose una frase: “¡Somos estudiantes!”. Uno de los uniformados da una orden confusa de avanzar y la cámara se mueve sin control mientras se escuchan agradecimientos. En apenas un día, el vídeo fue reproducido en Twitter más de dos millones de veces. Fue registrado por un ciudadano nigeriano en la frontera entre Ucrania y Polonia mientras intentaba huir de la guerra. Este documento se ha convertido en una de las muestras de cómo los y las ciudadanas africanas que se encontraban en suelo ucranio cuando estalló el conflicto se enfrentan a una discriminación mayor en su camino hacia un lugar seguro.
Ucrania es uno de los destinos habituales de los estudiantes de diferentes países africanos. La alta calidad de las escuelas técnicas y de las facultades de Medicina, por ejemplo, unida a unas tasas de matriculación más bajas que las de otros países, han convertido a esta nación europea en una opción deseable. Las últimas cifras de la UNESCO cifran en 17.000 los estudiantes africanos residentes allí en 2020, prácticamente un 20% del total de universitarios extranjeros en el país. La comunidad más numerosa entre las africanas es la marroquí, con 5.700 alumnos, seguida de la nigeriana, con 3.300. Después, la egipcia con 2.850 y en cuarta posición la ghanesa, con 1.400 universitarios.
Las redes sociales han dado visibilidad a una situación que en otras circunstancias probablemente habría pasado desapercibida ante la avalancha de noticias relacionadas con el conflicto armado. Tal vez, cuando los medios se apresuraron a avanzar el “Europa se está volcando con los refugiados ucranios”, algunos responsables de custodiar las fronteras se han ceñido a la literalidad del anuncio. Los acogidos que pasarían sin problemas serían ucranios. Desde el pasado viernes 25 de febrero han comenzado a aumentar los mensajes que hablan de ciudadanos de diferentes países africanos que no pueden abandonar el territorio invadido porque en los estados vecinos se les niega la entrada. El vídeo viral de la frontera polaca es uno de los que han visibilizado esa situación, pero no es el único. Otras imágenes compartidas en redes muestran escenas similares en el acceso a los trenes que cruzan los controles fronterizos, por ejemplo, así como las esperas de quienes tratan de marchar. El 28 de febrero la propia Unión Africana usó las redes sociales para lanzar un comunicado con su preocupación al respecto.
Muchas de estas imágenes se han concentrado bajo la etiqueta #AfricansinUkraine en las diferentes redes sociales. A pesar de que una buena parte de la discusión ha acabado virando hacia la denuncia de estas situaciones de discriminación, los mensajes compartidos, sobre todo, en un primer momento, pretendían aportar información práctica para los africanos que tratan de abandonar Ucrania, pero no tenían un apoyo diplomático directo. Esas indicaciones iban desde números de contacto de personas que podían aportar apoyo y referencias de las embajadas más próximas en capitales vecinas, hasta indicaciones de las mejores rutas para llegar a las fronteras. Pasando por chats de WhatsApp o de Telegram en los que se está compartiendo información en tiempo real e, incluso, los pasos fronterizos en los que los africanos no están encontrando inconvenientes.
Las conexiones que se han establecido en los primeros momentos a través de las redes sociales han permitido tejer algunas redes de solidaridad de emergencia. Y a través de este canal se han lanzado, por ejemplo, colectas que prometen dar cobertura a los estudiantes africanos y caribeños que tratan de abandonar Ucrania. Una de ellas está impulsada por dos jóvenes desde Reino Unido; otra, de alguien que precisamente estaba intentando huir, llegó rápidamente a las 20.000 libras (casi 24.000 euros). A través de las redes, las promotoras de la iniciativa intentan dar transparencia a todos los movimientos. De la misma manera, las comunidades de africanos en los países fronterizos están tratando de organizarse para complementar los esfuerzos institucionales y para dar apoyo a los recién llegados. Y están empleando las redes para difundir la disponibilidad de esos recursos.