Las víctimas de ETA olvidadas por la Justicia

Diario de Burgos.- Aunque parezca que ha pasado una eternidad, o quizás apenas un parpadeo, la realidad es que ya hace más de una década que la organización terrorista ETA dejó de matar, desapareciendo sin haber conseguido nada más que dejar un rastro indeleble de muerte, horror, dolor, ausencia y vacío. El balance del terror se concreta en más de 850 asesinados, al menos 2.500 personas heridas, un centenar de secuestrados, miles de extorsionados y un número indeterminado de personas que tuvieron que abandonar el País Vasco y Navarra bajo la amenaza real de convertirse en víctimas del terrorismo. .
La Fundación Víctimas del Terrorismo (FVT) y, más tarde, la Fiscalía de la Audiencia Nacional promovieron los primeros informes que ponían el foco en la impunidad de decenas de asesinatos terroristas. Ahora, el estudio detallado de los crímenes de ETA sin resolver permite concluir que, de los 853 asesinatos cometidos por la organización terrorista, en más del 40 por ciento de ellos los autores materiales de los crímenes no han sido condenados. Burgos, tantas veces azotada por el terrorismo etarra, también tiene protagonismo en Sin justicia (Espasa), la obra firmada por Florencio Domínguez, director del Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo, y la periodista experta en esta materia María Jiménez Ramos, que recoge la lista de la infamia en la que nada menos que nueve de los casos de los veinte con víctimas mortales burgalesas continúan sin resolverse, es decir, sus autores no han podido ser juzgados y condenados. ¿Las razones? Diversas: porque no se pudo identificar a los criminales; porque estos murieron en ese o en otro atentado; porque huyeron y no pudieron ser extraditados; o porque no se pudo demostrar su autoría.