JUAN ROYO GUAL. EL MUNDO.- Cientos de miles de personas llenaron las calles de Brasil el sábado para gritar contra el candidato de la ultraderecha Jair Bolsonaro, favorito de cara a las elecciones generales que se celebran dentro de una semana. Lo hicieron impulsadas por las mujeres, en una movilización feminista sin precedentes.
En el centro de Río de Janeiro, desde buena mañana, decenas de madres con sus hijos preparaban pancartas, estampando por doquier el lema del movimiento: #EleNão (él no). «Lo que está pasando en las últimas semanas es muy importante, es una toma de conciencia. Estamos aquí para alertar de una urgencia; el peligro de tener un presidente fascista«, decía a EL MUNDO Clarissa Diniz, sin perder de vista a su hijo de tres años.
La manifestación, de carácter festivo y con poco protagonismo de partidos políticos, estuvo muy centrada en los colectivos que, de una manera u otra, se sienten más atacados con el ideario del candidato presidencial: mujeres, negros y la comunidad LGTB, pero también sindicatos, profesores, artistas, activistas de las favelas… Entre los presentes, gente de todas las edades.
«Yo viví la dictadura y jamás pude imaginar este retroceso. Estoy aquí por una cuestión moral. No es posible que vayamos a ser gobernados por gente que piensa estas barbaridades de las mujeres», lamentaba Carolina Rodrigues, profesora de arte de 63 años. Carolina se refería a las polémicas declaraciones del número dos de Bolsonaro, Hamilton Mourão, que la semana pasada dijo que las familias sólo con madre y abuela son «una fábrica de desajustados», un ambiente propenso para que los niños acaben en el narcotráfico.
El propio Bolsonaro también ha dicho en varias ocasiones que no es necesario que el Gobierno intervenga para corregir la diferencia salarial entre hombres y mujeres. Varias pancartas en la manifestación recordaban algunos de sus exabruptos más famosos, como cuando se encaró con una parlamentaria diciendo que «no merecía ser violada» porque era fea, o su apología de la tortura.
Entre los manifestantes había esperanza de derrotar a Bolsonaro en las urnas, pero preocupación por el hecho de que su ideario haya calado. «Ese candidato es un retroceso absurdo, pero lo que más me asusta es que un cuarto de la población tenga ese deseo. Más que demonizar a sus electores tenemos que encontrar formas de diálogo, porque aunque no gane es una cuestión que va a permanecer», apuntaba Diniz.
Los bastidores del movimiento #ELENÃO
Las manifestaciones más masivas tuvieron lugar en Río de Janeiro y São Paulo, pero hubo protestas en todos los estados del país y en varias ciudades del mundo. Las marchas son fruto de una movilización orquestada de forma meticulosa en las redes sociales en las últimas semanas, según explica a EL MUNDO una de las coordinadoras, la activista Manô Miklos.
El proceso se originó en el grupo de Facebook ‘Mujeres Unidas contra Bolsonaro’, que cuenta con casi cuatro millones de participantes. Hace poco más de una semana, el grupo fue ‘hackeado’ por seguidores del candidato de la ultraderecha, y desde entonces muchas de las administradoras vienen siendo amenazadas.
A través de Internet se generaron grupos de debate y estrategias de movilización on line que consiguieron que el #EleNão inundara las redes sociales con vídeos caseros de mujeres dando sus motivos para votar a cualquier otro candidato, menos al capitán militar.
«No apoyamos a nadie, porque queremos aglutinar a todo el mundo en torno a una única idea. Llegar a un mínimo denominador común es importante para disipar resistencias. Lo que decimos es: defiende lo que quieras, pero él no», comenta Miklos.
Las mujeres tomaron la delantera justo cuando el resto de candidatos había rebajado el tono de los ataques al favorito, hospitalizado después de recibir una puñalada en un acto de campaña. «Nadie se sentía cómodo atacando a un convaleciente, pero nosotras sí que podíamos permitirnos ese coste político. Las vulnerables aquí somos nosotras», subraya la activista. Bolsonaro fue dado de alta del hospital el sábado al mediodía, justo cuando las calles empezaban a llenarse de voces en su contra.
El voto femenino, un problema para Bolsonaro
Todos los analistas políticos coinciden en que el voto femenino, más de la mitad del electorado, es un obstáculo para el avance de su candidatura. El 50% de las brasileñas asegura que no le votaría «de ninguna de las maneras». El índice de rechazo es muy importante de cara al segundo turno, cuando los candidatos tienen que conquistar los votos de electores que no les eligieron en la primera vuelta.
«La campaña de las mujeres puede hacer mella, no sólo porque evidencia el machismo y la violencia, sino todo lo que él representa, una visión antidemocrática del país y una desconexión absoluta con las expectativas de las mujeres brasileñas de hoy, sobre todo de las más jóvenes», comenta Flávia Biroli, profesora de Ciencia Política de la Universidad de Brasilia.
Por el momento, Bolsonaro sigue liderando las encuestas de opinión para la primera vuelta, aupado por el descontento general con los partidos tradicionales, la corrupción, la falta de respuestas a la violencia en las calles y el ‘antipetismo’; el odio a Lula da Silva y todo lo que representa, que ha calado con fuerza entre las clases medias y altas del país.
Precisamente, en un escenario cada vez más polarizado, quien aparece en segundo lugar es Fernando Haddad, el sustituto que escogió el ex presidente, preso por corrupción, cuando su candidatura fue vetada por la Justicia. Haddad está en una curva creciente y es muy probable que sea él quien se enfrente a Bolsonaro en el segundo turno. Las últimas encuestas apuntan que podría derrotarle por un estrecho margen, 45%-39%.
El militar, por su parte, lleva días lanzando sospechas sobre las urnas electrónicas(que se usan en Brasil desde los años 90), remarcando que sus rivales sólo conseguirán apartarle del poder mediante fraude. El viernes subió el tono de las declaraciones. No descartó que las Fuerzas Armadas puedan intervenir si un hipotético Gobierno del PT toma decisiones «equivocadas» y avisó: «No aceptaré un resultado diferente a mi elección».