La Razón.- Todo comenzó con los radicales de Godoy Cruz que intentaron entrar en el estadio sin entrada, pero la policía lo impidió y los ultras comenzaron a tirar piedras al mismo tiempo que resistían diferentes disparos de balas de goma y gases lacrimógenos.
El problema fue que el viento propició que el humo de esos gases lacrimógenos tapase una de las gradas del estadio. En ese instante, los seguidores intentaban escapar atravesando un alambre. Una de las imágenes más preocupantes fue la de ver a unos padres intentando evacuar a su bebé. Finalmente, la intervención de los bomberos que había en el estadio evitó la tragedia.
El fútbol argentino no suele aplicar sanciones ejemplares por este tipo de acciones lo que posibilita que los hinchas lo sigan haciendo sin pagar ningún tipo de consecuencia. Ahora, se espera que, al menos en esta ocasión, se pueda multar a los artífices de este brutal incidente que terminó en un susto.