La Policía detiene a cuatro jóvenes de entre 18 y 24 años por una agresión sexual con violencia en El Antiguo la madrugada del sábado 8
A. ARCE / R. AGUDÍN. EL COMERCIO.- «Destrozadas física y psicológicamente, y con miedo». Así se encuentran, según su círculo cercano, las dos adolescentes de 16 y 17 años, tuteladas por el Principado y residentes en una fundación privada en Oviedo, que han denunciado ser víctimas de una violación en ‘manada’ en la madrugada del 8 de agosto en un piso de la calle Jesús. Una presunta agresión sexual que se ha saldado con la detención de cuatro jóvenes de entre 18 y 24 años, actualmente en libertad con cargos.
El suceso ocurrió a altas horas de la madrugada del citado día. Las dos adolescentes acudieron en «estado de aparente embriaguez» al domicilio de un dominicano de 24 años, A. B. N., apodado ‘La Soga’, en esa calle de El Antiguo. No iban solos, otros tres amigos del joven, J. D. C., colombiano de 21 años con el que una de ellas mantenía una relación sentimental desde hace un mes; S. A. B. A. (‘El Moro’), argelino de 20; y L. N. N., rumano de 18, cerraron el grupo para continuar la supuesta ‘noche de fiesta’.
Al salir horas después, la escena no se describió en esos términos. Tras pasar por su domicilio tutelado, ambas emprendieron rumbo a la comisaría de la Policía Nacional, una con una hemorragia vaginal y la otra con un fuerte cuadro de ansiedad, por lo que fueron trasladadas posteriormente al HUCA, para denunciar la supuesta violación en ‘manada’. Los agentes solo tardaron un día en detener a los cuatro.
El primer relato, el de la denuncia, es claro. Las chicas afirmaron en dependencias policiales haberse encontrado bajo los efectos del alcohol mientras tenía lugar la presunta agresión sexual múltiple. Aun así, esto no les privó de la conciencia sobre lo que estaba pasando. Tanto, como para detallar el momento en que uno colocó una zapatilla de deporte en la boca de una de ellas para que no gritase y agarrasen del cuello a la otra para inmovilizarla.
Eso sí, por el shock y la embriaguez, una parte de lo acontecido quedó confusa, según fuentes del caso. En la denuncia consta que fueron el joven de origen colombiano y ‘El Moro’ los que mantuvieron relaciones sexuales «no consentidas» con ellas mientras ‘La Soga’ y ‘Nico’ se masturbaban. Aun así, también reconocieron no saber a ciencia cierta si tan solo dos o los cuatro habían llegado a penetrarlas.
Identificarlos no fue difícil para la Policía. El domingo 9 dieron con el paradero de los agresores, todos ellos del mismo grupo de amigos, y con señas diferenciadoras como la gran altura y la coleta de ‘La Soga’ o un tatuaje característico en el cuello de J. D. C.
Desde aquella noche, ambas están en «tratamiento psicológico». Las chicas sienten además «temor» a que las reconozcan y señalen por la calle, tal y como ocurrió durante más de tres años con la víctima de la violación múltiple de ‘La Manada’ en los Sanfermines de 2016. «No están preparadas para la presión que eso supone, son niñas y no lo han asimilado, es un mazazo para ellas», aseguraron las mismas fuentes.
El caso, en ese sentido, confirmó ayer el abogado defensor de L. N. N., Fernando de Barutell, se prevé «largo», de entre un año y medio y dos años, fechó. «Todo dependerá», señaló, de la ratificación de la denuncia» de las dos menores, que se producirá, según ha podido conocer este diario, en septiembre en el Juzgado de Instrucción número 4 de Oviedo. Allí, continuó el letrado, ‘Nico’ «testificará» para arrojar su propia versión de los hechos y así tratar de demostrar que de haber habido relaciones, estas fueron consentidas.
Hasta el momento, afirmó De Barutell, «ninguno de ellos ha declarado». «No lo han hecho ni en comisaría ni en Juzgados a la espera de que las dos jóvenes ratifiquen su denuncia», manifestó, para añadir a renglón seguido que «existen contradicciones» en el primer relato de las presuntas víctimas como «las circunstancias en las que ocurrieron los acontecimientos». Las adolescentes continúan con tratamiento y preparándose para lo que se viene. Sus propias testificales centrarán el relato de la acusación, al no existir, por el momento, aseguró el abogado, otros testigos que hayan podido presenciar los hechos ni material gráfico registrado en el teléfono móvil de alguno de ellos.