CEAR lanza la campaña «mételos en tu casa» para fomentar el acceso a la vivienda de este colectivo especialmente vulnerable
NICOLÁS PAN – MONTOJO. EL PAÍS.- «Es muy difícil. Hay mucha gente que no sabe nada de los refugiados y se piensan que no vas a pagar o te rechazan por extranjero». El sursudanés Mohamed Abdelrhaman tiene 31 años y es uno de los cientos de refugiados que cada año pasan por el trance de tener que encontrar una vivienda propia en España. Ante las enormes tensiones y subidas que vive el mercado de alquiler español en los últimos tiempos, las personas más vulnerables como los beneficiarios de protección internacional tienen una dificultad añadida a la hora de encontrar un hogar a pesar de contar con apoyo y garantías institucionales. Para combatir este problema, la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) ha lanzado este viernes la campaña «Mételos en tu casa», que busca fomentar el alquiler a personas refugiadas.
«Estamos cansados de oír cómo nos dicen ‘mételos en tu casa’, una frase que están utilizando desde hace mucho los movimientos xenófobos y la idea es darle la vuelta entre todos», ha asegurado la directora de CEAR, Estrella Galán. Según la comisión, en la actualidad hay 8.000 plazas de primera acogida de refugiados en España, todas copadas y que se van renovando periódicamente. A los seis meses de llegar, el refugiado deja el centro de acogida y tiene que buscar una casa para vivir de manera independiente. Para ello, cuenta con el apoyo de los técnicos del CEAR y el respaldo económico de varias instituciones públicas. Pero encontrar un alquiler en el mercado actual es especialmente complicado y las casi 300 personas refugiadas que salen periódicamente de los centros de acogida se encuentran con situaciones de permanente discriminación.
Ana Gómez es colombiana y tuvo que abandonar su país hace tres años huyendo de una situación de violencia de género. «A pesar del acompañamiento, es complicado alquilar. Tuve experiencias muy desagradables y tristes», ha explicado la latinoamericana, que relata como una vez que iba a visitar una habitación a través de un anuncio, tuvo que enfrentarse con el dueño, que le recriminaba que recibiera ayudas. «Le expliqué que necesitaba un recibo para justificar que iba a estar viviendo allí y me dijo que no, que su casa era su negocio y que lo había levantado sin ninguna ayuda como otros y no tenía que firmar ningún recibo», ha contado entre lágrimas.
80 llamadas para una visita
Raquel Santos, coordinadora de Inclusión del CEAR, que el principal problema es «el estado actual del mercado de alquiler en España» que hace que las dificultades que pasa la mayoría de la población a la hora de encontrar una vivienda se vuelvan en obstáculos casi insalvables para los refugiados. Para Santos, lo principal es superar las «discriminaciones diarias»: la exigencia de cláusulas abusivas como fianza de varios meses, los problemas con el idioma o el rechazo de la tarjeta roja, la documentación que acredita su condición de refugiado y que sirve como permiso de residencia y trabajo.
La coordinadora ha explicado que los técnicos de inclusión llegan a encontrarse con situaciones tan llamativas como que a un refugiado se le diga por teléfono que la habitación ya está alquilada cuando no es verdad, ya que si es el trabajador social el que llama luego, se le informa de la disponibilidad del inmueble. Según Santos, las personas refugiadas tienen que hacer en torno a 180 llamadas para una sola visita a un piso o habitación de alquiler.
Abdelrhaman cree que falta concienciación en la sociedad: «La gente no tiene suficiente información sobre los refugiados, sobre lo que está pasando en el mundo. Que la gente sepa quiénes son los refugiados: gente normal. Yo conozco refugiados que son médicos, que han tenido que dejar todo, su familia, su casa, para venir a empezar de cero», ha asegurado el sursudanés. Muchos propietarios desconocen, según el CEAR, que el pago del alquiler es «seguro al cien por cien» en el caso de los refugiados, ya que cuentan con el apoyo financiero de ministerios y organismos públicos.
«Los refugiados son los inquilinos perfectos», ha opinado Galán, que ha pedido a los propietarios españoles una «mayor solidaridad». «Muchas veces nos quedamos parados sin saber que hacer, y esto es una gran forma de colaborar», ha concluido la directora del CEAR, que considera que «la vivienda es el primer paso para poder empezar una nueva vida».