El líder ultraderechista fue apuñalado la semana pasada en un evento de campaña. Tiene un 26% de intención de voto, cuatro puntos más que en el último sondeo.
13/09/2018 El Español.- Con Lula fuera de la carrera, la ultraderecha consolida su posición ante las elecciones presidenciales de octubre. Lo hace apoyada en la ausencia del líder petista -que aparecía como ganador de todas las encuestas- y tras el ataque a Jair Bolsonaro, que fue apuñalado la pasada semana durante un evento de su campaña.
La encuesta del Instituto Ibope, publicada este martes, atribuye al aspirante por el Partido Social Liberal (PSL) un 26% de la intención de voto, cuatro puntos más que en el anterior sondeo del 5 de septiembre, un día antes de ser atacado.
Los expertos ya lo advirtieron en su momento: el apuñalamiento del candidato podría conseguirle réditos electorales. «La primera consecuencia podría ser una ola de solidaridad y simpatía entre los electores de forma general lo que puede significar una disminución del rechazo a su candidatura y un aumento de la intención de voto», cuenta Michael Freitas, profesor de la Fundación Getúlio Vargas.
Los dos escenarios se han cumplido. La encuesta de Ibope no sólo indicaba un aumento de cuatro puntos en la intención de voto, sino que desvelaba también que el rechazo generado por su candidatura entre los electores caía tres puntos: del 44% de hace una semana al 41%.
Por otra parte, advertía Freitas, el estado de salud de Bolsonaro -que se encuentra en la unidad de cuidados semiintensivos, sin previsión de fecha de alta-, provoca un «enfriamiento de las críticas por parte de los adversarios, al menos hasta que salga del hospital». En resumen, «todo indica, como suele pasar en estos casos», que el candidato víctima de un ataque como este se puede beneficiar en las urnas«.
Si las encuestas se confirman, Bolsonaro podría pasar como líder a la segunda vuelta y, en ese escenario, sólo una unión de la izquierda parece poder impedirle de llegar a la presidencia del país. El primer paso para esta unión ya se dió cuando Manuela D’Ávila, candidata del Partido Comunista do Brasil renunció para apoyar a Lula. Este martes, cuando el Partido dos Trabalhadores reemplazó a Lula por Haddad en la papeleta, se confirmaba que D’Ávila sería su vice.
«La unión de la izquierda es el escenario más probable. incluso porque, quizás al estar haciendo oposición al Gobierno de Temer, este es el momento en que más puntos en común tienen», explica Humberto Dantas, politólogo e investigador de la Universidad de São Paulo. Una vez en la segunda vuelta, Dantas cree que los votantes se decantarán por el «menos malo». «Es muy triste para el país, pero realmente no creo que se vote por una ideología en estas elecciones. La gente votará contra algo. Votará en uno para que no gane otro y eso refleja falta de opciones y de madurez democrática», analiza.
Escenario impredecible
Si gana Bolsonaro, Brasil puede entrar en un escenario difícil de predecir. El candidato, conocido por sus comentarios racistas, homófobos y misóginos, es un excapitán del Ejército, defensor de la dictadura militar brasileña, que ya ha expresado su deseo de ver a militares ocupando cargos en los ministerios. Apologista de la tenencia de armas por parte de la población y condescendiente con los abusos policiales, los expertos consideran su victoria «un peligro».
«Los mercados se volverían locos de primeras», vaticina Dantas. «Tendría consecuencias muy serias y en varios ámbitos», añade Freitas. «Para empezar su relación con el Tribunal Supremo. El TS ha tenido varios episodios de enfrentamiento con el poder ejecutivo y Bolsonaro ha hecho críticas muy duras a sus miembros. La primera decisión del tribunal con la que él no estuviese de acuerdo no sé si la acataría», avisa el profesor. «No nos olvidemos de que Bolsonaro es militar, su vice es militar y que ya ha dicho que quiere a militares en su Gobierno. Esto hace pensar en que tiene un gran respaldo de las Fuerzas Armadas. Un conflicto con el Supremo podría desatar una crisis gravísima», resalta.
Además, Freitas cree que los acuerdos internacionales y el respeto por los derechos humanos podrían estar en tela de juicio también. «Bolsonaro ya ha ha hecho mención a la voluntad de romper los acuerdo de París para el cambio climático, por ejemplo. Y podremos sufrir también un retroceso a nivel de derechos humanos. Frases como que «el bandido bueno es el que está muerto», o que «los encarcelados no tienen derechos» o que «los derechos humanos son un cáncer para la sociedad», nos hacen temer un escenario muy negro».