La ultraderecha irrumpe en Argentina aupada por los más jóvenes

| 21 noviembre, 2021

El País.- Los hombres menores de 30 años son mayoría entre los simpatizantes del partido La libertad avanza, que ha conseguido cinco escaños en el Congreso.

La ultraderecha ha irrumpido en la política argentina. El partido La libertad avanza, encabezado por los economistas liberales Javier Milei y José Luis Espert, obtuvo cinco de las 127 bancas de la Cámara de Diputados en juego en su primera cita electoral, los comicios legislativos del pasado domingo. Es un resultado magro en el recuento general, reflejo de una influencia por ahora limitada a Buenos Aires y su área metropolitana, pero el discurso de sus referentes comienza a calar en la calle y en la agenda pública.

“El partido es nuevo, pero los que venimos estudiando a estos grupos libertarios vimos que el fenómeno en Argentina venía creciendo desde hace cinco años a través de redes sociales, encuentros y charlas. Apelaba desde el principio mucho más a los jóvenes por la forma en que se difundió”, detalla el politólogo Sergio Morresi, investigador de liderazgos y organizaciones de derecha latinoamericanas. El grueso de los votantes de Milei y de quienes asisten a sus mítines son hombres menores de 30 años. “Los discursos políticos tradicionales no interpelan a los jóvenes, que tienen reclamos materiales como acceso a la vivienda y empleo estable, a los que el sistema político no ha podido dar respuesta en los últimos 30 años. Hay enojo e indignación ante la imposibilidad de planificar a futuro su curso de vida”, añade Lara Goyburu, de la Red de Politólogas.

“El discurso que encarnan estas fuerzas ha calado muy hondo. No es nuevo, porque también es un discurso de igualdad y justicia, de decir que es tremendamente injusto que haya gente que trabaje muchas horas, que se esfuerce mucho y viva en condiciones similares a quienes reciben aportes del Estado. Hay una parte de la población que quiere que se reinstale una diferenciación”, explica Morresi sobre el voto a Milei de sectores con pocos ingresos.

La ultraderecha argentina cuenta con mucho más apoyo entre los hombres que entre las mujeres, en gran medida por su discurso antifeminista, contrario a las políticas de género y de diversidad sexual llevadas adelante por el Estado argentino en los últimos años. “En Argentina están empezando a fusionarse dos derechas muy distintas: una liberal y otra reaccionaria nacionalista. Se fusiona el discurso del libre mercado con uno muy conservador, antigénero y antiizquierdista”, detalla Morresi.

Entre las conquistas recientes del feminismo a las que se opone Milei está la legalización del aborto —”La mujer puede elegir sobre su cuerpo, pero lo que tiene dentro del vientre no es su cuerpo, es otro individuo”, dijo en una entrevista— y la paridad en las listas electorales —”Me parece denigrar la capacidad de las mujeres porque si lo podés lograr por tu propio talento, no debería hacerse de manera violenta, porque la imposición de un cupo es imponer algo que no se da naturalmente”, opinó el hoy diputado electo–.

El desencanto generalizado de la población con las dos grandes coaliciones del país —la gobernante Frente de Todos y la opositora Juntos por el Cambio— se reflejó en una caída de la participación en las elecciones legislativas del pasado domingo y en el crecimiento de otras opciones políticas, ya sean fuerzas provinciales o partidos a la derecha y a la izquierda de las dos alianzas.

Son por ahora opciones minoritarias, pues las dos grandes coaliciones superan el 70% de los votos, pero a diferencia de la izquierda, la irrupción de la ultraderecha “torció la agenda de discusión pública”, destaca Morresi. “En la agenda de Milei está el no subir impuestos y vimos que durante la campaña Juntos por el Cambio hizo que sus candidatos se comprometieran a no subir impuestos”, detalla.

Las proclamas de Milei y Espert a favor de la tenencia de armas y de la mano dura policial con la delincuencia han quedado en el centro del debate en los últimos días después de que un custodio amenazase con sacar un arma en el búnker electoral de La libertad avanza el pasado domingo. Esta semana, además, un adolescente de 17 años, Lucas González, fue asesinado de un disparo en la cabeza por un policía cuando volvía con tres amigos de jugar al fútbol. “Estos discursos no son inocuos ni acá ni en ningún lugar del mundo. Hago referencia al caso de gatillo fácil de Lucas, pero la toma del Capitolio [de EE UU] también tiene que ver con el auge de los discursos antidemocráticos”, subraya Goyburu.

El empate casi técnico entre las dos grandes coaliciones en la Cámara Baja —118 legisladores del FdT y 116 de JxC— convierte a las pequeñas formaciones en la llave para la aprobación de nuevas leyes. Sin embargo, las reiteradas negativas de Miei al diálogo se le volverán en contra una vez que asuma su banca el próximo 10 de diciembre. “El Congreso es el ámbito del diálogo y si comienzan a votar con los interbloques más grandes que ellos identifican con la casta habrá que ver como lo defienden ante su electorado. Creo que la política institucional les va a poner un límite”, augura Goyburu.

Morresi cree que de cara al futuro se abren tres posibles escenarios para la ultraderecha en Argentina. El primero es que el nuevo partido logre mantenerse unido más allá de sus diferencias y crezca a costa de la entrada de algunos legisladores de Juntos por el Cambio afines a sus ideas. “Eso les permitiría crecer en todo el país”, señala el autor de La nueva derecha argentina.

El segundo escenario contempla un partido encapsulado que pierde fuelle en las elecciones de 2023, ya que en las presidenciales el voto suele polarizarse. El tercero es que sus líderes “sean seducidos y domesticados hasta cierto punto por Juntos por el Cambio e incorporados a un armado más amplio que fortalezca el ala más a la derecha”, concluye.

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