Este miércoles dimitió el ministro de Tecnología y Comercio Exterior, Marti Kuusik, acusado de maltrato. El lunes dos ministros del EKRE hicieron gestos racistas en la jura del cargo
20 MINUTOS.- Los escándalos se suceden en el Gobierno de Estonia, en el que la ultraderecha se ha instalado de la mano del primer ministro Yuri Ratas, tras verse obligado a coaligar con el Partido Popular Conservador (EKRE) y el conservador Pro Patria tras las elecciones de marzo.
Se trata de una alianza inusual, ya que el partido de Ratas es de centroizquierda y aglutina a los rusohablantes, mientras que el EKRE ha hecho campaña con un discurso xenófobo y defiende posturas euroescépticas.
Este miércoles Ratas afrontó su primera sacudida al verse obligado a aceptar la dimisión del ministro de Tecnología y Comercio Exterior, el ultraderechista Marti Kuusik, tras una oleada de denuncias sobre violencia machista contra su primera mujer.
Tanto Ratas como la presidenta del país, Kersti Kaljulaid, aceptaron el miércoles la renuncia de Kuusik, después de haber jurado el cargo el lunes.
Dicha dimisión siguió a unas informaciones difundidas estos días, según las cuales Kuusik fue sorprendido por la Policía a principios de marzo conduciendo de madrugada a velocidad por encima de lo permitido y bajo los efectos del alcohol.
A estas primeras revelaciones siguió un reportaje, publicado este martes por el diario «Eesti Ekspress», según el cual el ministro maltrató repetidamente a su primera esposa, Karin.
Kuusik rechazó estas acusaciones y la propia exesposa se dirigió a una radio estonia para negar haber sido víctima de violencia de género, además de atribuir esas informaciones a una campaña de difamación.
Mientras la Policía investiga lo sucedido, el político presentó su renuncia, pese a sostener su inocencia, con el argumento de quiere restaurar su buen nombre y reputación.
Gestos racistas y supremacistas en la jura de cargos Los miembros del segundo Gobierno liderado por Ratas juraron su cargo el lunes tras una negociación de por sí envuelta en polémica, quedando patente el corte supremacista del EKRE, cuando en una ceremonia embarazosa para el primer ministro, el líder del partido ultraconservador, Mart Helme, y su hijo Martin (también ministro), realizaron gestos racistas de ‘poder blanco’ (el famoso ‘ok’) durante su juramento como ministros.
El corte rascista del EKRE no es nuevo. Ya en 2013, el propio Marti Herme declaró que «si eres negro, vuelve por donde viniste», y también: «quiero que Estonia sea un país blanco», sumado a una larga lista de ataques de tinte xenófobo. Cinco ministros de ultraderecha La coalición de Gobierno suma un total de 56 de los 101 escaños que posee el Parlamento estonio, el Riigikogu, y cada partido contará con cinco ministros.
Es la primera vez que una fuerza con un discurso antiinmigración y euroescéptica irrumpe en el Gobierno de está nación báltica. Los ultras han sabido aprovecharse de que en la Estonia rural no se aprecian las ventajas de esta década y media de pertenencia a la Unión Europea.
La vertiente antirrusa también preocupa dentro y fuera del país: demandan eliminar el ruso en la educación pública: esta minoría supone el 25% de la población.