En plena campaña electoral, los medios oficiales ponen a nuestro país como ejemplo de «dictadura progre»: «La ideología LGTB se apropia de los niños»
MIGUEL A. GAYO MACÍAS. EL ESPAÑOL.- Polonia está en plena campaña electoral presidencial y, en vez de la economía, el coronavirus, los servicios públicos o el medio ambiente, lo que está ocupando los debates políticos son los ataques a las minorías LGBT, la negativa a aceptar refugiados extranjeros y los bulos sobre la supuesta connivencia de un candidato con “el lobby judío extranjero”.
Para mostrar a los polacos “lo que le espera a Polonia si la oposición gana las elecciones”, la televisión pública polaca, eco de la propaganda gubernamental, está usando a España como ejemplo de “dictadura LGBT” y mala gestión de la crisis coronavirus.
“La ideología LGBT se apropia de los niños españoles” abría el informativo de mayor audiencia la noche del 16 de junio. Poco después, en una pieza con imágenes caóticas de banderas arco iris y rostros de niños asustados, la voz en off concluía que “España vive bajo los dictados de la ideología LGBT”.
“Algo que ya se empieza a ver en las calles de Varsovia”, abundaba la versión web de la noticia, en referencia al alcalde de esa ciudad, que en oposición al gobierno central se distingue por defender los derechos civiles.
No es la primera vez que el gobierno del PiS (Ley y Justicia, en polaco) usa a nuestro país como ejemplo de fracaso y equivocaciones. Hasta hace poco, justo cuando Polonia pasó a ser el único país de la Unión Europea que aún no ha podido controlar la pandemia del Covid-19, el primer ministro Morawiecki solía informar sobre la evolución del virus en este país ante un muro de pantallas que comparaba las elevadas cifras de muertes en España e Italia con los bajos números de Polonia.
“En nuestro país no ocurrirá lo que ha hemos visto en esos países tan ricos y poderosos, donde se tenía que elegir a quién se dejaba vivir o morir en los hospitales”, prometía.
La televisión pública polaca, que acaba de recibir una subvención extraordinaria de casi 500 millones de euros, aunque se financia con los impuestos públicos, está al otro lado de la correa que sujeta el gobierno ultra conservador del PiS.
“Negocios con Soros”
Este organismo, cuyo director dimitió hace unas semanas y hace unos días ha vuelto a ocupar su puesto, se prodiga en mensajes descaradamente pro gubernamentales y durante la presente campaña se ha convertido en un instrumento de campaña más a favor de la reelección de Andrzej Duda, el actual presidente de Polonia, afín al PiS.
Al mismo tiempo que dedica extensos reportajes a los mítines de Duda por todo el país, difunde bulos sobre Rafal Trzaskowski, alcalde de Varsovia y principal rival de Duda, aludiendo a sus “negocios con Soros”, su “promesa de servidumbre hacia los lobbys judíos” e incluso supuestas “conexiones con poderosos grupos extranjeros” de los que no se aclara la identidad.
En el reportaje en cuestión, la TVP cita unas declaraciones de la Ministra de Educación española, Isabel Celaá, que en enero reaccionó a la propuesta del PIN parental de VOX diciendo que “no podemos pensar de ninguna manera que los hijos pertenecen a los padres; hablamos de interés del menor, de los derechos constitucionales de los menores”.
El PiS, cuyos dirigentes se reunieron con la cúpula de VOX en Varsovia poco antes de las últimas elecciones europeas, hace bandera de su “defensa de la familia” y de la lucha contra la “ideología LGBT” y la educación sexual en las escuelas.
El presidente Duda, que en un mitin reciente dijo que tal “ideología” es “peor que el comunismo” y que “LGBT no son personas, sino ideología”, para más tarde decir que sus palabras se habían usado “fuera de contexto”, participa de la obsesión del gobierno de presentar a las minorías sexuales como “una amenaza contra el estado, la civilización occidental y el catolicismo” (según ha repetido el líder del PiS, Jaroslaw Kaczynski).
Genitales en sitios públicos
El portavoz de su campaña afirmó hace poco que “según LGBT habría que enseñar los genitales en sitios públicos”, y varios miembros del gobierno han afirmado que “los gays quieren adoptar niños para abusar de ellos” o que “hay que elegir entre una Polonia rojiblanca (colores de su bandera) o una arco iris”. Según ILGA-Europa, una ONG belga, Polonia es el país más hostil para las minorías sexuales de toda la Unión Europea.
Contra la estridencia de esta campaña institucional desarrollada por el gobierno, el presidente y que cuenta con el apoyo de la poderosa Iglesia polaca, una asociación de luchadores veteranos del Levantamiento de Varsovia de la Segunda Guerra Mundial ha salido en defensa de esta “deshumanización de una minoría, que recuerda a los peores tiempos que hemos vivido, sentimos el deber de hablar en defensa de los más débiles”.
La carta de la homofobia, que ha servido en anteriores ocasiones al gobierno para atraer al voto ultra derechista y para usarla como factor de confrontación, no es sin embargo la mayor preocupación de los ciudadanos: según las encuestas, más de la mitad de los polacos aprobarían la legalización de las parejas homosexuales, un derecho no reconocido hasta ahora.
Con todo, en los últimos años ha aumentado la violencia institucional contra los derechos de las minorías, en forma de campañas apoyadas tanto por la TVP (que en junio tuvo que retirar de su programación el documental “Invasión: objetivos, métodos y financiación del LGBT en Polonia”), como por otros medios de su órbita (como el semanario que repartió pegatinas “zona libre de LGBT”).
Las elecciones presidenciales, a celebrar el último domingo de junio, tras la anulación de la anterior convocatoria de manera precipitada e irregular por el gobierno, tienen una gran importancia para el futuro inmediato de este país. Tras revalidar su mayoría el año pasado, el PiS controla el parlamento, pero no el senado. Mantener a un presidente aliado con su política no es una baza menor, ya que además de su poder representativo, la figura del presidente puede sancionar o vetar leyes, además de imprimir su sello en la diplomacia internacional.
Hasta ahora Duda ha actuado como un miembro más del gobierno, y si su opositor Trzaszkowski accede al cargo, puede marcar un cambio de tendencia que termine costándoles el poder. Las encuestas predicen que, quienquiera que gane, lo hará por un margen muy reducido.
Rafal Trzaskowski, que solo tuvo 5 días para conseguir las 100.000 firmas que avalasen su candidatura, logró 1,6 millones en ese tiempo, mientras que Duda tardó 50 días para reunir 2 millones. Y eso basta para que “tengan miedo a perder, o más bien pánico”, declaraba hace poco a AFP el profesor Stanislaw Mocek, de la Universidad Collegium Civitas de Varsovia.
Mientras el precio de la vivienda y la energía doméstica ha subido un 7,5% en el último año y la cesta de la compra un 6,2%, la tasa de desempleo se doblará en doce meses según los expertos, y este país ha registrado el mayor número de nuevos infectados por el Covid-19 de toda la Unión Europea durante varios de los últimos días, los polacos se preparan para elegir al que será su presidente los próximos cinco años en base a un debate centrado en la homofobia, conspiraciones internacionales y la “amenaza” de los refugiados y los judíos. Se diría que, antes de mirar hacia el futuro más inmediato, una parte de la dividida sociedad polaca aún no ha podido resolver los asuntos del pasado.