La punta del iceberg de los delitos de odio

| 15 abril, 2015

Los menores de edad sufren uno de cada cuatro de estos incidentes. El 40% de estas agresiones son contra la orientación sexual de la víctima

fernándezdíazMAYKA NAVARRO. EL PERIÓDICO.- Rosario Endrinal, Lucrecia Pérez Martos, Victor Zabaleta, Francisco José Romero Taboada… fueron asesinados por ser diferentes a sus agresores. Fueron víctimas del odio. Sus verdugos se sentían superiores, menospreciaron sus vidas. Ayer, el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, presentó los datos del 2014 en materia de delitos de odio. Un terreno nuevo en España y en el que queda mucho trabajo todavía para conseguir aflorar ese odio que se mantiene oculto a las estadísticas. Por lo pronto dos conclusiones tras el análisis de los datos. Los menores de edad constituyen claramente un grupo de riesgo y el 40% de las víctimas denunciaron al ser atacada su condición sexual.

Este es el segundo año que se presenta esta estadística. Con un diferencia respecto al ejercicio anterior y es que se suman los datos de dos de las comunidades autónomas más sensibilizadas en el momento de denunciar: Catalunya y el País Vasco, con las cifras aportadas por los Mossos d’Esquadra y la Ertzaintza.

PERFIL DE LA VÍCTIMA / En este tipo de incidentes se incluyen las agresiones físicas o verbales motivadas por la intolerancia hacia inmigrantes, homosexuales, bisexuales, transexuales, discapacitados, judíos, mendigos o creyentes del alguna religión. Unas estadísticas que recogen por primera vez el perfil de los agredidos. Según los datos oficiales, el 25% de las víctimas no llegan a los18 años -376 casos de los 1.285 contabilizados el pasado año-.

«Esta situación se produce pese a que los menores de edad apenas representa el 3% de las víctimas en el total de los delitos penales» advirtió Fernández Díaz. El ministro desveló además la enorme brecha de sexo que existe entre agredidos y agresores. Las mujeres representan en España el 54% de las víctimas de delitos de odio. En cambio, el 93% de los detenidos por este tipo de incidentes son hombres. «A los autores de sexo masculino se les arresta en mayor medida por abusos y agresiones sexuales», añadió el ministro.

Las diferentes policías contabilizaron en el 2014 un total de 1.285 delitos de odio. La cifra supone un incremento de un 9,6% sobre el 2013. Aunque «esa subida no significa que se hayan incrementado este tipo de incidentes», matizó el ministro recordando que esta vez se suman las denuncias ante los Mossos y la Ertzaintza. Y aseguró que se esclarecen el 65,6% de los delitos de odio: «No existe impunidad».

ODIO A LOS POBRES / Entrando en el detalle de las cifras se descubre que el 39,9% de los delitos de odio, casi cuatro de cada diez, se cometieron por motivos de orientación e identidad sexual. El 37% fueron por racismo y xenofobia, el 15,5% contra discapacitados, el 4,9% contra creencias y prácticas religiosas, el 1,9% por antisemitismo y el 0,9% por aporofobia, es decir odio a los pobres.

«Con la difusión de estos datos queremos fomentar la sensibilización de la población», apostilló Fernández Díaz, que destacó que tanto la Policía Nacional como la Guardia Civil han elaborado un protocolo de actuación dirigido a los agentes. Todo esto, en opinión del ministro, permitirá una mayor visualización del problema y ayudará a que las víctimas denuncien más. Porque, como reconocen algunas fuentes de Interior y las oenegés, los estudios demuestran que los agredidos creen que «denunciar no sirve de nada».

Uno de los que sostiene que esa opinión está muy extendida es Esteban Ibarra, presidente de Movimiento contra la Intolerancia y secretario del Consejo de Víctimas de Delitos de Odio. «Cuando hablamos con las víctimas nos cuesta mucho que den el paso. Por eso, nuestros informes nos revelan que la cifra no ha subido, sino que efectivamente se está denunciando más», apuntó en conversación con este diario.

Ibarra defendió que urge ahora una campaña institucional que anime a todas las víctimas a denunciar sin miedo. «Hay un delito oculto que no muestran las estadístimas. Estamos ante la punta del iceberg». Pero definió como un «cambio histórico» que por primera vez los delitos de odio «están en la agenda del Gobierno». Ya era hora tras tantas muertes absurdas aplastadas por el odio.

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