«Lo que sucedió no debería haber ocurrido. Las acciones de la Policía de Nueva York fueron incorrectas», ha dicho el jefe del Departamento de Policía de Nueva York, James O’Neill en una rueda de prensa. Los disturbios de Stonewall Inn, en 1969, se produjeron tras una de las habituales redadas policiales en los bares frecuentados por la comunidad LGTBI, que harta de la persecución y el hostigamiento se enfrentó a los agentes. O’Neill ha calificado las acciones y las leyes de la época contra homosexuales y trans de «discriminatorias y opresivas». «Y por eso me disculpo», ha dicho entre aplausos
ELDIARIO.ES.- El jefe del Departamento de Policía de Nueva York (NYPD), James O’Neill, se disculpó este jueves por la actuación del cuerpo hace medio siglo en las revueltas del bar de ambiente Stonewall Inn que dieron lugar al Orgullo LGTBI. «Lo que sucedió no debería haber ocurrido. Las acciones de la Policía de Nueva York fueron incorrectas», aseguró en una rueda de prensa. Este año, Nueva York acoge el World Pride para celebrar el 50 aniversario de la protesta.
Aquel día una de las frecuentes redadas de la policía en los bares frecuentados por la comunidad LGTBI acabó con manifestaciones espontáneas de la gente que se encontraba en Stonewall, lo que desató una revuelta violenta que se ha erigido como catalizador del movimiento LGTBI tal y como lo conocemos. Ahora, O’Neill ha calificado las acciones de la Policía y las leyes de la época contra homosexuales y trans de «discrminatorias y opresivas». «Y por eso me disculpo», ha dicho entre aplausos de la audiencia.
Los disturbios de Stonewall han pasado a la historia por considerarse como una de las primeras ocasiones en las que la comunidad LGTBI se enfrentó al sistema que la perseguía y hostigaba. El pub, situado en Greenwich Village, era blanco habitual de de la brigada policial, llamada literalmente Escuadrón de la moral (Moral Squad, en inglés), capitaneada por el inspector Seymour Pine. El policía llegó a decir que las personas que solían frecuentar estos ambientes apenas habían dado problemas nunca porque tenían «las de perder».
Aunque habitualmente silenciadas, dos de las personas que han trascendido como protagonistas de la revuelta fueron Marsha P. Johnson y Sylvia Rivera, dos mujeres racializadas que se convirtieron posteriormente en acicate del movimiento LGTBI, al que criticaron por excluir a los miembros que menos encajaban en la norma. Una de ellas, Sylvia Rivera, contestó a Pine años más tarde haciendo referencia a los disturbios de 1969: «No le quitamos nada a nadie, no teníamos nada que perder», dijo.
Esta mujer trans –en alguna ocasión también se refirió a sí misma como drag queen–relató en varias ocasiones los hechos de Stonewall, una noche que la propia Sylvia recordaba «cálida y húmeda»: «Mi amante y yo estábamos bailando. Al momento siguiente se encendieron las luces. Era una redada. Empezaron a fichar a las queens y a meterlas en los coches de policía y sacaron las armas. Volaron cócteles molotov. Pensé ‘Dios mío, la revolución está aquí. ¿Nos habéis tratado como mierda todos estos años? Ahora es nuestro turno'».