EFE.- La misión de paz de la ONU (MONUSCO) en la República Democrática del Congo (RDC) mostró hoy su «profunda preocupación» por el resurgimiento de mensajes de odio e incitación a la violencia en el país contra las personas de origen ruandés, en medio de una escalada de tensiones entre Kinshasa y Kigali.
«En el contexto actual de ataques regulares contra las fuerzas de seguridad nacional y las fuerzas de mantenimiento de paz, los ciudadanos congoleños, independientemente de su origen, deberían unirse en torno a su Ejército y las autoridades», expresó la directora de la MONUSCO, Bintou Keita, en un comunicado emitido este lunes.
«La estigmatización de una parte de la comunidad nacional socava la cohesión necesaria para hacer frente (a los recientes avances de los rebeldes del M23 contra las posiciones del Ejército congoleño)», añadió Keita.
Desde el pasado mes de marzo, el Ejército de la RDC libra intensos combates contra los rebeldes del M23, provocando el desplazamiento de decenas de miles de personas, según la ONU.
Los avances del M23, además, han generado una escalada de tensiones diplomáticas entre Ruanda y la RDC, ya que el Gobierno congoleño acusa al Ejército de ruandés de colaborar con estos rebeldes, un extremo que Kigali siempre ha negado.
Por su parte, el portavoz de la MONUSCO, Frederic Harvey, señaló que, en la actualidad, no se conoce «ninguna confirmación fáctica» sobre la colaboración de Ruanda con el M23.
Sin embargo, en las redes sociales han aparecido imágenes de congoleños armados con machetes, amenazando con expulsar o matar a todas las personas de origen ruandés que viven en el país.
Muchos de esas amenazas estaban dirigidas contra las personas «tutsis», el grupo que sufrió el genocidio de 1994 en Ruanda y al que se asocia el M23.
«Tenemos el conocimiento de vídeos de personas claramente identificables que pedían ataques contra las personas y sus bienes por pertenecer a una etnia concreta o supuesta nacionalidad. Después de estos llamamientos, empezaron a circular vídeos que mostraban a individuos armados con palos y machetes», informó este domingo la Oficina Conjunta de Derechos Humanos de la ONU (UNJHRO) en la RDC.
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Tanto el Gobierno de la RDC como la ONU ha condenado esas acciones.
«El Gobierno, a través de (…) la Policía, está tras la pista de todos aquellos que han amenazado con atacar a los tutsis», indicó el portavoz del Ejecutivo congoleño, Patrick Muyaya, en una rueda de prensa.
«Las experiencias del pasado nos demuestran que esta propaganda de odio puede conducir a actos de secuestros, violaciones, asesinatos, saqueos y dejar heridas psicológicas y sociales graves que tardarán mucho tiempo en sanar», lamentó, por su lado, el Instituto Intercultural de la Región de los Grandes Lagos, con bases en la RDC y Ruanda.
El M23 se fundó a principios de 2012 como una escisión de del extinto Congreso Nacional para la Defensa del Pueblo (CNDP), un grupo de rebeldes en su mayoría de origen ruandés que luchó contra las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR) en suelo congoleño.
Las FDLR, por su parte, se formaron en el año 2000 por algunos cabecillas (hutus) del genocidio de Ruanda de 1994 y otros ruandeses exiliados en la vecina RDC con el objetivo de recuperar el poder político en su país de origen.
En noviembre de 2012, el M23 avanzó con rapidez hasta ocupar durante dos semanas la ciudad de Goma, capital de Kivu del Norte, pero la presión internacional forzó al grupo a retirarse y empezar unas negociaciones de paz con el Gobierno congoleño.
Entonces, los investigadores de la ONU acusaron al M23 de contar con el apoyo económico-militar de Ruanda e incluso de recibir órdenes directas de altos funcionarios del Ejército ruandés, algo que Kigali negó con rotundidad.
El este de la RDC lleva más de dos décadas sumido en un conflicto alimentado por las milicias rebeldes y los ataques de soldados del Ejército, pese a la presencia de la MONUSCO, con más de 14.000 efectivos.