La muerte de Mbaye y Lavapiés: ¡No vale todo!

| 26 marzo, 2018

ESTEBAN IBARRA. MOVIMIENTO CONTRA LA INTOLERANCIA.- Ante los sucesos ocurridos en Lavapiés tras el fallecimiento por infarto de D. Mmame Mbaye, conviene una reflexión rigurosa mediante un “análisis concreto de la situación concreta”, evitando distorsionar o manipular los hechos al servicio de  ideologías de cada cual. Y hacerlo tras lamentar  profundamente y trasladar  condolencias a su familia y amigos de nuestro vecino senegalés, además de reconocer la intervención humanitaria de auxilio realizada por  agentes de Policía Municipal de Madrid que intentaron por todos los medios su reanimación hasta la llegada del Samur. Conviene a efectos del análisis no mezclar, que no es lo mismo que obviar, temas como la ley de extranjería,  top manta, identificaciones por perfil étnico,  huida del inmigrante sin papeles, sistema capitalista, mafias de material falsificado, dualidad social de Lavapiés, marginación y delincuencia u otros  aspectos que no son causa directa de su muerte y por tanto nos  confunden al proponernos incluirlos como argumentos de victimización directa y  por tanto ceñirnos a hechos, a conductas ilegítimas, violentas e ilegales de graves consecuencias directas.

Es ilegítimo, inmoral y en algún caso ilegal, la falsa información irresponsable que vinculan como causa directa del fallecimiento  la persecución de manteros por agentes de la Policía Municipal; evidenciándose su  falsedad y tendenciosidad,  alentaron el odio y el conflicto institucional; informaciones que después de la muerte del Sr. Mbaye realizaron determinados referentes de ONGs, dirigentes políticos y algún cargo del Ayuntamiento   contribuyendo a la generación de un clima de confrontación e intolerancia, en el que emergieron disturbios violentos realizados por grupos extremistas y algunos inmigrantes de origen africano.

Se debe condenar de forma tajante la violencia y a sus protagonistas: a los encapuchados que para esa acción ocultan su rostro, a los senegaleses que  arrastraron, incluido el ataque a su cónsul por indignados que estuvieran,  sin olvidar al policía que realizó la agresión gratuita a un senegalés en uso ilícito de la fuerza. Así mismo, es de humanidad solidarizarse con todos los heridos, inmigrantes, vecinos y policías, de esos sucesos y  con afectados por daños materiales en casas, establecimientos y vehículos entre otros destrozos de mobiliario urbano, responsabilizando de los mismos a quienes ejercieron violencia, a grupos organizados y a todos los que participando evidenciaron su conducta a través de los hechos y que los procedimientos judiciales deberán aclarar responsabilidades efectivas.

Se debe significar la tardanza del Gobierno del Ayuntamiento de Madrid en la interpretación y la difusión de la verdad de los hechos y la ausencia de llamamiento inmediato a finalizar enfrentamientos, reacción que tardó 22 horas, hasta la  rueda de prensa, tras ser arrasado el barrio, en una clara irresponsabilidad omisiva. También se debe condenar la campaña de criminalización de la policía realizada por diferentes actores y los discursos xenófobos emitidos por grupos racistas que  inundaron redes sociales con graves consecuencias para los inmigrantes y para los que defendemos abierta, públicamente, sin capuchas, a los inmigrantes.

Y ahora toca redoblar  esfuerzo,  rechazar la violencia, la intolerancia racista y xenófoba, la ruptura de cohesión social que alimentan quienes proponen identidades enfrentadas e  invitar  a  la gente de bien a fomentar en profundidad la convivencia y la tolerancia, así como a resolver los problemas sociales en el marco del dialogo y del principio constitucional de legalidad democrática. Este es un ejemplo desgraciado de quiebra ética que nos muestra que: ¡No vale todo!

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