El Mundo.- La inmigración ha sido un tema de campaña en los últimos procesos electorales, alentado de manera intensa por Vox, en su búsqueda de las rentabilidades obtenidas por sus socios de la extrema derecha europea, de Marine Le Pen a Giorgia Meloni.Sin embargo, aquí no pareció cuajar luego en las urnas: ni decantó el voto de forma masiva ni mutó zonas rojas en verdes. Pero el germen sí es cuantificable, y retrata un país preocupado por el incremento de la inmigración hasta el punto de que casi la mitad de los españoles (47,2%) considera que «hay demasiados inmigrantes». Superan por 6,5 puntos a la suma de quienes manifiestan que «hay un número adecuado» (26,3%) y quienes afirman que «necesitamos más inmigrantes» (14,4%), según la encuesta de Sigma Dos para EL MUNDO.
La alerta es más trasversal que lo evidenciado electoralmente hasta ahora. Hasta un 35,5% de los votantes de Sánchez también se decanta por ese «demasiados inmigrantes», sin que hayan penalizado por ello al PSOE, que ha promovido regularizaciones y firmado argumentaciones que vinculan, por ejemplo, la sostenibilidad del sistema de pensiones a la incorporación de trabajadores extranjeros. Ese 35,5% de socialistas contrarios queda, no obstante, por debajo del total de los favorables (un 32,9% ve el número de migrantes «adecuado» y un 20% avalan el «necesitamos más»). Sin embargo, entre los votantes de la derecha, la llamada a frenar la migración multiplica por tres, en el caso del PP, y por cinco, en el de Vox, a la receptividad. Sólo los afines a Sumar se posicionan de manera mayoritaria en el «hay un número adecuado de inmigrantes» (43,5%), que sumado al «necesitamos más» (32,2%) deja una suma abrumadora.
La distribución por sexos evidencia que una de las razones de la preocupación es la percepción de la inmigración como un factor de inseguridad vinculada a las agresiones sexuales. Vox patrocina esa hipótesis, retorciendo datos y culpando de las manadas a los menores inmigrantes y de la violencia de género -que no reconocen como tal-, a los extranjeros. Con la misma determinación, la izquierda rehúye un análisis que afronte también esas realidades. Sea sólo un miedo o sea realmente un problema, sea sólo sentido o sea realmente sufrido, la encuesta certifica que son las mujeres quienes destacan en el «demasiados extranjeros». Un 50,5% de ellas se ubica en esa opción, frente al 43,9% de los hombres.
En la distribución por edades, la encuesta sitúa el mayor rechazo a los inmigrantes en las edades intermedias, entre 30 y 64 años. La diferencia es de nueve puntos entre los jóvenes de 16-29 años (41,3%) y los ubicados en la franja 45-64 (50,2%).
El abordaje completo de la inmigración obliga también al reconocimiento de un poso racista, según sugiere el sondeo. La mayor identidad cultural no explica por sí misma la abismal distancia entre la simpatía masiva por los latinoamericanos (48,7%) y la testimonial por los magrebíes (3,4%), en un recelo transversal a todos los partidos, lo que indicaría, al mismo tiempo, que no sólo lo ideológico o un sustrato racista en los nacionales explica esa quiebra. La cifra para los magrebíes es apenas un tercio de la que reciben subsaharianos (9%) y asiáticos (9,6), y una cuarta parte de la que se dispensa a europeos del Este (11,5%) y norteamericanos (13%).
Los resultados, también en este caso, se vinculan a posiciones ideológicas y tienen un reflejo en los distintos electorados. Entre los votantes de Vox, sólo el 2,9% muestra simpatía por los magrebíes y el 0% por los subsaharianos, en sintonía con una formación que combate la multiculturalidad, un eufemismo de la islamofobia. En el caso de Sumar, resulta curiosa el bajo aprecio por los estadounidenses (3,8%), como un vestigio del OTAN No, mientras los afines al PP destacan por su cariño a los latinoamericanos, alineados con referentes del partido, como Ayuso, activos en defensa de refugiados o emigrantes venezolanos, cubanos, colombianos…