Los agentes han retenido a 136.150 miembros de “unidades familiares” en los últimos cincos meses, una cifra mayor en que todo el último año fiscal
ANTONIA LABORDE. EL PAÍS.- La frontera entre México y Estados Unidos es testigo de una entrada cada vez mayor de grupos de migrantes. Más de 76.000 extranjeros sin papeles cruzaron sin autorización en febrero, lo que duplica la cifra registrada durante el mismo periodo de tiempo el año anterior, según informaron este martes las autoridades de la Oficina de Patrulla Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés). Se trata del dato mensual más alto en los últimos 12 años. El aumento se ha visto impulsado por las familias, que, por cuarta vez en cinco meses, ha batido récords. Los agentes han retenido desde octubre pasado —cuando arrancó el nuevo año fiscal— hasta la fecha a 136.150 miembros de “unidades familiares”. En solo cinco meses ya se ha pulverizado la marca de 107.212 personas registrada durante todo el último año fiscal, que a su vez fue más del doble que en 2016.
Las cifras llegan en un momento en que el presidente Donald Trump ha declarado una emergencia nacional en EE UU alegando una crisis de inmigración ilegal y de entrada de drogas, con el fin de desviar fondos para la construcción del muro fronterizo con México. Sin embargo, al menos cuatro legisladores republicanos votarán a favor de una resolución demócrata para detener la medida del mandatario al considerar que socava la separación de poderes. Y es que apartando los datos de las unidades familiares, las cifras de los últimos años muestran una caída importante en las detenciones de inmigrantes irregulares a partir de 2006. El primer año de Trump en la Casa Blanca, el descenso continuo terminó por alcanzar la cifra más baja desde 1971: 303.916 personas.
«El sistema está mucho más allá de sus capacidades y está en un punto de colapso», declaró este martes Kevin McAleenan, comisionado de la CBP. Más del 90% de los migrantes que cruzaron a EE UU en febrero provenían de Guatemala, uno de los mayores emisores en Centroamérica. McAleenan explicó que «muchas familias guatemaltecas ahora están utilizando autobuses y llegando a la frontera suroeste entre cuatro y siete días [después]». Honduras, por su parte, desbancó a México como el segundo país con más nacionales que llegaron ilegalmente a la frontera. Los funcionarios del Gobierno estadounidense subrayan que no es posible calcular cuántos más cruzarán la frontera en los próximos meses, pero adelantaron que en marzo, abril y mayo suele haber picos de entradas. Si el ritmo no afloja, este año fiscal podría duplicarse el número de migrantes detenidos.
Además de la pobreza y la inseguridad que azota a países como Guatemala, los agentes de la Patrulla Fronteriza sostuvieron que los mayores «factores de atracción» para las familias que llegan a EE UU son las leyes actuales. Alineados con el discurso de Trump, los oficiales señalaron que las normas que impiden deportar a los migrantes sin someterlos a un proceso judicial -el que cada vez es más largo debido al colapso en los tribunales- les resulta favorecedor. Lo mismo con el hecho de que no se pueda detener a las familias con menores por más de 20 días, lo que implica dejarlos en libertad mientras esperan su procedimiento judicial. The Wall Street Journal data en 829.000 los casos pendientes en la Corte Federal de Inmigración, lo que puede significar años antes de que la familia conozca el veredicto.
Después de que dos niños migrantes murieran el pasado diciembre bajo la custodia del Gobierno de EE UU, McAleenan defendió “cambios radicales” en los procedimientos para garantizar la atención médica adecuada. Las medidas incluyen exámenes de salud a todos los menores y un nuevo centro en El Paso (Texas) que tiene como objetivo brindar una mejor atención médica a los migrantes. «Estas soluciones son temporales y esta situación no es sostenible», enfatizó. «Esto es claramente tanto una seguridad fronteriza como una crisis humanitaria».