La LGTBIfobia familiar: primera causa del ‘sinhogarismo’ entre el colectivo LGTB+

, | 12 septiembre, 2019

La expulsión del hogar familiar al salir del armario es, según un estudio sociológico, la principal causa de la situación de calle entre el colectivo LGTBI

SOMOS CHUECA.- El ‘Estudio sociológico de las personas LGTBI sin hogar en la Comunidad de Madrid’, una investigación pionera en España, no deja lugar a dudas: la mayoría de personas gays, lesbianas, trans y bisexuales que terminan en situación de calle son expulsados del hogar familiar cuando salen del armario.

Silvia Giménez, investigadora principal de la investigación en la que también han participado los investigadores Pablo Benlloch, Juan Daniel Ugalde y José Gabriel Rodríguez, de la URJC; y el profesor de Trabajo Social de la Universidad de la Rioja, Domingo Carbonero; destaca que el perfil LGTBI dentro de los ‘sintecho’ no es nuevo pero que hasta ahora se había invisibilizado.

Giménez pone también de relieve el importante valor de estos datos específicos, que recogen información sobre identidad de género y orientación sexual no binaria entre las personas en situación de calle, y que permitirán analizar a este colectivo de manera particular.

Financiado por la Red FACIAM e impulsado por un grupo de investigadores de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC), el informe revela grandes diferencias entre las personas ‘sintecho’ heteronormativas y las que pertenecen al colectivo LGTBI.

Mientras las primeras afirman haber tenido lo que consideraban un hogar antes de terminar en la calle, las LGTBI señalan provenir de casa de algún familiar o un piso compartido porque anteriormente les había echado del hogar familiar por no aceptar su orientación sexual y/o de identidad de género.

Este fenómeno es más frecuente entre el colectivo trans, especialmente entre las mujeres trans, y se da con mayor recurrencia entre la población más joven, que en un elevado número de casos no encuentra el apoyo de su familia más directa.

La segunda causa enumerada por las personas sin hogar LGTBI son las rupturas con la pareja sentimental y los problemas con la familia: desde la violencia familiar al maltrato doméstico, las separaciones sentimentales, la muerte de algún familiar o el desapego familiar.

En tercer lugar figura la pérdida del empleo, un factor indispensable para poder tener unos ingresos y mantener una autonomía económica para pagar el alquiler/hipoteca de una casa en la que poder vivir. Una problemática a la que se enfrentan principalmente

Las mujeres lesbianas y los hombres trans son las personas más afectadas por la discriminación dentro del entorno profesional y afirman tener más problemas de empleabilidad y discriminación laboral por su orientación sexual y género.

Más propensión a sufrir delitos de odio

Desde un punto de vista técnico, el estudio parte de encuestas realizadas a personas en situación de calle y atendidas por 23 entidades de la red pública y privada de personas sin hogar. De todos los encuestados, 112 se identificaron como parte del colectivo LGTBI.

Por género, un 58% se declararon hombres, un 18% mujeres trans, un 13% mujeres, un 8% hombres trans y un 3% intersexuales. En cuanto a orientación sexual, el 24% afirmaron ser heterosexuales, un 44% gais, un 20% bisexuales y un 10% lesbianas.

Tras esta primera fase de la investigación mediante encuestas se realizaron 10 entrevistas en profundidad donde se matizaron los resultados globales de la encuesta y que permitieron tener una perspectiva más clara de su situación como personas sin hogar no heteronormativas.

Los datos de la investigación reflejan que el 74% de personas LGTBI sin hogar encuestadas manifiestan haber sido víctima de algún delito de odio, una cifra que cae hasta el 26% de las personas sin hogar no LGTBI. Unas cifras que apuntan que los ‘sintecho’ LGTBI son 50% más propensos a sufrir algún delito.

Otra importante barrera para su integración en la sociedad se encuentra a la hora de conseguir un empleo digno que les proporcione una independencia económica. Unas dificultades de empleabilidad que se incrementan en el caso de las mujeres trans, que manifiestan no encontrar otra salida laboral y fuente de ingresos que la prostitución.

Nuevas necesidades para los ‘sintecho’ LGTBI

Un importante aspecto a tener en cuenta que ha detectado esta investigación es que el perfil de personas sin hogar LGTBI presenta necesidades diferentes a los de otros perfiles de ‘sinhogarismo’ que es fundamental abordar para la plena inclusión social de este colectivo.

El estudio también ha puesto de relieve que existe un alto índice de personas LGTBI sin hogar refugiadas y solicitantes de asilo, originarias principalmente de países donde ser homosexual, lesbiana o trans es delito, otro importante factor a la hora de desarrollar medidas para que puedan abandonar la calle.

También se ha podido visibilizar otra realidad silenciada: personas LGTBI sin hogar con una enfermedad grave o crónica que, frente a las no LGTBI, no tienen reconocido oficialmente el grado de discapacidad o dependencia. Un trámite administrativo que podría ampliar sus posibilidades de inclusión y abrirles el acceso al empleo protegido.

Asimismo, también se ponen de relieve las barreras, tanto legales como económicas, que siguen existiendo para que las personas trans puedan completar la reasignación de sexo.

Acoso escolar LGTBIfobo

Un espacio de acción que según las personas entrevistadas influye en los factores estructurales sociales de discriminación es la invisibilización de la diversidad sexual y de género en los centros educativos, que forman parte de un sistema que no contempla la educación transversal en esta materia.

A su juicio, la normalización de la diversidad sexual y de género en las aulas evitaría el ‘bullying’ homófobo y tránsfobo dentro del entorno educativo.

Según un reciente estudio publicado por la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans y Bisexuales (FELGTB), el 58% de las personas trans de entre 16 y 24 años ha sido víctima de transfobia dentro del ámbito escolar: 40% insultos, 25% acoso escolar, 22% amenazas, 18% ciberviolencia, 12% violencia física y un 9% violencia sexual.

Unos datos negativos que según la FELGTB se reducirían si los centros educativos contaran con protocolos de acompañamiento a personas trans, con la implicación del profesorado y la dirección del colegio o instituto y gestos cotidianos como llamarles por su nombre sentido, eliminar la división por géneros en las actividades del centro escolar como la educación física o permitirles vestir ropa acorde a su identidad sentida.

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