Esta campaña de abuso a manos de los ultranacionalistas ha generado preocupación por la presión ejercida sobre los guías oficiales.
07/05/2018 La Vanguardia.- Tras la aprobación a principios de este año de una polémica ley que revisa el Holocausto impulsada por el partido del gobierno, el ultraconservador Ley y Justicia (PiS), los trabajadores del museo y el monumento conmemorativo del campo de concentración y exterminio nazi de Auschwitz-Birkenau denuncian una campaña de desinformación y de odio contra ellos y la institución.
Los funcionarios del lugar describen cómo están siendo víctimas de una ola de “odio, noticias falsas y manipulaciones”, tal y como relatan a The Guardian. Esta campaña de abuso a manos de los nacionalistas polacos ha generado preocupación por la presión ejercida sobre los guías oficiales del que fuera un campo de concentración y extermino nazi, después de un ataque contra la casa de un guía extranjero y los partidarios de un antisemita convicto hostigando a su guía durante una visita el mes pasado.
La polémica ley castiga con hasta tres años de cárcel el uso de la expresión “campos de concentración polacos” para referirse a los centros de exterminio de judíos situados en Polonia durante la ocupación de la Alemania nazi. Además, también se castiga penalmente a todo aquel que acuse al país de complicidad con los crímenes del Tercer Reich.
El PiS defiendió la medida argumentando que era “necesaria” para proteger la reputación del país y para lograr el reconocimiento que tanto judíos como polacos fueron víctimas de los Nazis. “Cada polaco tiene el deber de defender el buen nombre de Polonia. Al igual que los judíos, también fuimos víctimas”, afirmó tras su aprobación la ex primera ministra Beata Szydlo.
Familiares de Piotr Cywiński, director del museo de Auschwitz denunciaron a través de Facebook una campaña de “50 días de odio incesante”, orquestada con “decenas de artículos en sitios web dudosos, cientos de cuentas de Twitter, miles de tweets, insultos, memes, amenazas, calumnias y denuncias”.
El responsable de las redes sociales del museo, Paweł Sawicki, destaca en el rotativo británico que “Auschwitz se ha convertido en un objetivo”. “Hemos tenido personas que dicen que no se les permitió tener una bandera polaca aquí, o que dicen que el recuerdo de los polacos no está representado aquí, que el museo es antipolaco. Todo esto es falso, y tuvimos que responder”.
”No nos involucramos en política”, dijo Sawicki, “pero por respeto a todas las víctimas tenemos la obligación de defender la memoria y la historia de este lugar, y protegerlo de los intentos de usarlo o explotarlo”.
Una de las principales críticas contra el museo ha sido el hecho de recurrir a las guías oficiales del sitio para promover “narrativas extranjeras” que muchos nacionalistas y partidarios del gobierno consideran que son inherentemente hostiles al punto de vista polaco.
Algunos funcionarios piden que sólo deberían poder trabajar como guías los polacos, y que deberían tener licencia del Instituto Nacional de Recuerdo de Polonia, un organismo estatal ampliamente considerado como una herramienta utilizada por el gobierno para imponer sus narrativas históricas preferidas.