La Ley de Protección de Datos también protege a los ultras: «Sentimos impotencia y frustración»

| 18 noviembre, 2024

El Confidencial.- «Con la tecnología que tenemos en los estadios, nosotros podríamos identificar a todos aquellos que fomentan la violencia», aseguró el presidente de LaLiga, Javier Tebas, a la salida de la ‘Jornada de reflexión sobre las claves para combatir el discurso del odio en el fútbol profesional’. Después de los incidentes del derbi madrileño disputado en el Metropolitano o los posteriores gritos racistas en el Bernabéu durante el Clásico, sin olvidar el paso de los ultras del Anderlecht por Anoeta, la pregunta es evidente: ¿qué es lo que falla?

«Uno de los graves problemas que tenemos es que queríamos colocar tornos biométricos en el acceso a las gradas de aficionados visitantes y las llamadas gradas de animación, pero la Agencia de Protección de Datos no nos ha dejado, con la amenaza, además, de graves sanciones», explica el mencionado Tebas, quien recuerda que «estos grupos lo que buscan precisamente es el anonimato para no ser pillados con las manos en la masa».

Si, como dice su presidente, LaLiga tiene los medios, lo que falta es la implicación y capacidad de unos políticos que parecen estar más preocupados por proteger a los violentos que erradicar la violencia. «Lo saben el Ministerio del Interior, el Consejo Superior de Deportes (CSD) y la Agencia de Protección de Datos. Si se necesita una reforma de una legislación, que se haga ya. Queremos competencias para, de acuerdo con los clubes, tener una mayor identificación y expulsar a más gente todavía», asegura Tebas.

El presidente de la llamada patronal del fútbol español va más allá y denuncia que «a veces los clubes se encuentran secuestrados porque no tienen ni los medios ni un reglamento interno con la suficiente fuerza legal como para poder echar a los violentos». De ahí que Javier Tebas demande competencias sancionadoras. «Igual que tiene la Comisión Antiviolencia, que nosotros podamos sancionar, individual o colectivamente, a un grupo de aficionados o a quien sea», dice.

«Los órganos ya existen. Hay una comisión disciplinaria en la que están LaLiga, Fiscalía, Policía, Guardia Civil y CSD. Y las decisiones se toman de forma colegiada». Esta fue la respuesta del secretario de Estado para el Deporte. «Tebas nos ha mandado un documento y lo vamos a estudiar. En lo que podamos ayudar para erradicar la violencia del fútbol lo haremos», añadió José Manuel Rodríguez, con su habitual buenismo de dudosa efectividad.

¿Y qué opinan los especialistas en esta materia?

Como en toda gestión, la coordinación de los organismos es fundamental. Aún más en una materia tan sensible como es la violencia en el fútbol, donde es los últimos años se ha producido una preocupante proliferación del movimiento ultra. Hinchas, dicen, cuya indumentaria, todos vestido de negro, e ideales —si así pueden considerar cosas tan absurdas como quedar para pegarse— les convierte en lo mismo. Concretamente, en la misma morralla, a la que no se le debería permitir el acceso a los campos como medida de prevención. Algo que se puede, pero, por lo visto, no se quiere hacer.

Fuentes especializadas en la lucha contra la violencia en el fútbol consultadas por este diario explican que «España es un país muy garantista», con lo bueno, pero también lo malo que ello tiene. Tal vez, de aquí parte que se produzcan situaciones tan paradójicas como que la Policía sepa quiénes son los integrantes de unos grupos ultras, pero solo pueda utilizar la información de la que dispone delante de un juez y, en cambio, no les sirva en las labores de prevención de posibles incidentes.

«Efectivamente, la Policía tiene todos los nombres de los miembros de los grupos ultras que se han visto involucrados en enfrentamientos violentos, pero no se los pueden facilitar a los clubes por la Ley de Protección de Datos», comenta una de las fuentes consultadas, para de esta forma constatar que dicha ley también protege a los ultras. «Solo se pueden utilizar para los fines para los que han sido recabados. No para otras finalidades. Es decir, que se sabe quiénes son, pero no se puede revelar su identidad», añade.

Llegados a este punto, la pregunta que surge es, ¿y cuál es la solución? «Hace falta que se implementen diligencias que faculten tanto a la Policía como a LaLiga para poder hacerlo», señala, en la misma línea que Tebas. «Está previsto, pero para ello la Ley tiene que entrar en vigor, de manera que los clubes puedan recibir un listado con las personas que tienen, lo que se llama prohibición de acceso. En resumen, una Ley que nos ampare», añade otra fuente que combate esta lacra de los ultras.

«No se puede prohibir viajar y tampoco se puede aplicar del derecho de admisión por ser un derecho universal», responden a planteamientos hechos desde el sentido común. «Como mucho, un club puede avisar a otro de lo que le va», explican. Normal que los responsables de seguridad hablen de «impotencia y frustración», porque tienen los datos necesarios para acabar con los grupos ultras y así erradicar la violencia dentro y fuera de los campos de fútbol, pero no pueden utilizarlos.

«España es el país más fuerte del mundo. Lleva siglos queriendo destruirse a sí misma y todavía no lo ha conseguido». Esta sentencia, atribuida a Otto von Bismarck, encierra una verdad más vigente que nunca. Nos podíamos remitir a los últimos acontecimientos en Valencia, aunque, para evitar el barro, ahí está el ejemplo del deporte españolCon unos éxitos que, salvo honrosas excepciones, no son proporcionales a la gestión que se hace de él. Sobran políticos y faltan políticas. Una importante diferencia, que nada tiene que ver con el género. Otra prueba de la confusión que genera tanto postureo, cuando lo que la sociedad demanda es gestión.

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