La islamofobia lleva tiempo haciendo daño moral y físico a los adeptos al Islam en Europa
Abundan en el continente los partidos políticos que se sirven de este sentimiento para ganar votos
Los partidos tradicionales también se han dejado tentar por el uso del miedo a la ‘islamización’ del continente, según los expertos
MUSULMANES POR LA PAZ.- ¿Quién sabía que el pasado 21 de septiembre fue el Día de Acción Europea contra la Islamofobia y la intolerancia religiosa? Si alguien lo sabía, ¿quién participó en alguna actividad asociada a esa jornada? En vista de los titulares del día después, las masas no tomaron las calles para demostrar un rechazo a este sentimiento de aversión al musulmán. En Europa, esa jornada sólo existe desde este año, y todavía no se puede hablar de que exista una concienciación ciudadana contra la islamofobia. Hay que crearla.
La islamofobia, sin embargo, ya lleva tiempo haciendo daño a los musulmanes europeos. No hay datos oficiales, pero en Francia, por ejemplo, organizaciones como el Colectivo contra la Islamofobia (CCIF) apuntan periódicamente el crecimiento de los actos de violencia contra los musulmanes. Este verano, el CCIF hizo público que en 2013 contó casi 700 “actos islamófobos” en suelo galo. En el Reino Unido, la policía registró medio millar en el mismo periodo.
“La islamofobia se suele plasmar en actos que van desde una simple marginación hasta agresiones”, indican en la Plataforma contra la Islamofobia
En España, la Plataforma contra la Islamofobia también trata de concienciar sobre este tipo de violencia, “que se suele plasmar en actos que van desde una simple marginación, lo más leve, hasta agresiones verbales o físicas”, según Amparo Sánchez, presidenta de dicha organización. En Alemania, ciudades como Berlín también han registrado ataques contra centros de culto musulmán. Resulta peor aún consultar a la opinión pública germana. Los datos de algunos estudios dan cuenta de que los alemanes tienen, en general, una mala imagen del Islam. La fundación de inspiración progresista Friedrich Ebert ha constatado que el 56% de los germanos la consideran una “religión arcaica” e “incapaz de adaptarse a la vida moderna”.
Esta imagen negativa del Islam no es nada nuevo, ni algo que únicamente impere en el país de la canciller Angela Merkel. En 2008, el think tank estadounidense Pew Research Center publicó un estudio en el que España y Polonia también aparecían como los menos acogedores para los musulmanes. Según los datos de aquella encuesta, hasta el 52% de los españoles tenía una imagen negativa del Islam. Por su parte, la Agencia Europea de Derechos Fundamentales firmó en 2009 una encuesta entre musulmanes, según la cual hasta un tercio de los entrevistados se había sentido discriminado.
Un recurso explotado por la extrema derecha
En este contexto, Sara Farris, profesora de Sociología en la Universidad de Londres, ha señalado que “los musulmanes se han convertido, al menos de muchas maneras, en los nuevos judíos” del Viejo Continente. “Se han convertido en los chivos expiatorios en los que los europeos están proyectando sus ansiedades sobre el futuro”, añade esta investigadora.
Sin duda, el sentimiento de odio al musulmán lo han estado explotando partidos de extrema derecha por toda Europa. “La preocupación fanática sobre la ‘islamización’ de Europa y sus naciones ha sido un componente esencial de identidades de partidos como el Frente Nacional, que dirige Marine Le Pen en Francia, y el Partido por la Libertad de Geert Wilders en Holanda”, según Myryam Benraad, investigadora de la oficina en París del Consejo Europeo de Relaciones Internacionales.
Abundan en el continente los partidos políticos que se sirven de este sentimiento para ganar votos
En Alemania, el partido Alternativa para Alemania (AfD) -de creciente influencia en la escena política germana-, lleva tiempo sometido al coqueteo de formaciones enconadas en la derecha y abiertamente islamófobas como La Libertad, Pro Alemania o Pax Europa. Nigel Farage y su Partido por la Independencia del Reino Unido (UKIP) también han mostrado su actitud hostil hacia el Islam, haciendo campaña contra la construcción de mezquitas en suelo británico.
También pueden caracterizarse como partidos políticos anti-islam el Partido de la Libertad de Austria que dirigiera en su día Jörg Haider, la Liga Norte con la que Silvio Berlusconi no dudó en pactar para afianzar su no tan antiguo control político en Italia, los llamados Demócratas Suecos o Plataforma por Cataluña. Todos ellos, sin excepción, tratan de sacar réditos políticos del odio religioso. Ahora bien, no son los únicos ejemplos, según los expertos.
Al igual que ocurre en muchos países de Europa, en Alemania la mayoría de los germanos tiene una imagen negativa del Islam
Porque desde las formaciones tradicionales tampoco se están presentando argumentos para la mejora de la convivencia con los musulmanes. “Los políticos conservadores y la extrema derecha intensifican y explotan constantemente esas ansiedades para acentuar agendas neoliberales o nacionalistas, mientras que los partidos más liberales o de izquierdas han imitado a la derecha racista, esperando que tal vez eso les traiga más votos”, según Sara Farris.
Oliver Roy, investigador francés del Instituto Universitario Europeo de Florencia, ha señalado concretamente a líderes conservadores europeos al abordar este tema. Porque, según él, cuando Angela Merkel y David Cameron, el primer ministro británico, no dudan en subrayar cuando pueden la identidad cristiana de Europa, no lo hacen “para promover la cristiandad, sino para hacer retroceder al Islam y la integración de los musulmanes”.
Al parecer, el miedo a la islamización que tanto se denuncia desde la extrema derecha también figura en el mensaje de los partidos tradicionales, que podría verse acrecentado tras el resurgir de grupos terroristas como el Estado Islámico (SI), que justifican sus horribles crímenes en nombre de Alá. ¿Bastará con un Día de Acción Europea contra la Islamofobia para limpiar el Viejo Continente de ese sentimiento? Cabe pensar que se necesite algo más, mucho más.
