La sensación es ya que la batalla electoral volverá a ser ajustada. En 2015, los bloques de PP y Cs y PSOE y Ahora Madrid quedaron separados por un puñado de votos y un solo concejal
PALOMA ESTEBAN. EL CONFIDENCIAL.- El inicio de la precampaña electoral en Madrid quedó inaugurado este martes, tras el debate sobre el estado de la ciudad. La alcaldesa, Manuela Carmena—que reapareció tras su caída la semana pesada—, hizo un detenido repaso sobre su gestión al frente del consistorio a escasos siete meses de las próximas elecciones. El mensaje era claro y su portavoz, Rita Maestre, lo reiteró: «Hemos hecho mucho. Pero podemos hacer más y mejor. No podemos cambiar un gobierno de 20 años del PP en tres o cuatro. Necesitamos más». El debate transcurrió con algunas cartas esenciales encima de la mesa: Carmena confirmó hace días que optará a la reelección de la alcaldía, devolviendo el debate y las especulaciones sobre el porvenir político de la capital a la primera línea. Pero en 2019 podría haber cambios sustanciales.
Mientras el resto de integrantes de Ahora Madrid —IU y Ganemos, ya que Podemos alcanzó un acuerdo con la regidora— decide cuál será su futuro organizativo, PP y PSOE continúan sin cabezas de cartel oficiales. Ciudadanos celebrará primarias en pocos meses, aunque con toda seguridad Begoña Villacís revalidará el puesto de salida. Sin embargo, a pocos meses de los comicios, la sensación generalizada es de que la batalla de Madrid estará muy ajustada y se hace inevitable el juego de las sumas.
Ya sucedió en 2015. Menos de 20.000 votos separaron al bloque de Ahora Madrid y PSOE del de PP y Ciudadanos. Y solo un concejal: el que fue determinante para que Carmena resultara elegida alcaldesa. De ahí que la posibilidad de que partidos hasta ahora minoritarios —como Vox— irrumpan en el panorama municipal puede convertirse en algo significativo para los resultados.
El partido que lidera Santiago Abascal no ha cesado en su movilizacióndurante la presente legislatura y, aunque hasta hace poco tiempo algunas encuestas continuaban restando importancia a su presencia, muchas apuntanya que podría obtener representación institucional. El CIS hecho público este martes ya recogía que la estimación de voto de esta formación a nivel nacional rondaba el 1,4%. En esa línea y dando un paso más, la tercera oleada del sondeo de IMOP Insights publicada en este diario hace apenas unos días planteaba que Vox rompería la barrera del 3% obteniendo 500.000 votos que ‘robaría’ fundamentalmente al PP y que le permitirían entrar en el Congreso.
Fuentes de Vox aseguran a este diario que Madrid será una plaza por la que pelearán, y afirman que en sondeos internos de algunas formaciones y otras encuestas a las que han tenido acceso se recoge la posibilidad de queaumenten notablemente sus apoyos. Obtener representación en el ayuntamiento madrileño, en todo caso, no será fácil para la formación de extrema derecha. En 2015, su candidato, el abogado Javier Ortega, obtuvo 9.843 votos: un 0,6% del total. Por encima y sin obtener representación estuvieron UPYD (1,83%) e IU en coalición con Los Verdes (que no se integraron en Ahora Madrid y consiguieron el 1,71% del voto). La Ley Electoral prevé en su artículo 180 que las candidaturas municipales deberán obtener, al menos, el 5% de los votos válidos para entrar en la atribución de concejales. En el caso concreto de Madrid, alcanzar esa meta supondría casi de forma automática tener tres concejales.
Que Vox va en serio y sacará la ‘artillería pesada’ con la vista puesta en el próximo mayo nadie lo duda ya. Precisamente, el partido tiene previsto un acto el próximo 7 de octubre en el Palacio de Vistalegre. Uno de los espacios más grandes que hay en Madrid y que otras formaciones han usado en sus actos más importantes. Es el caso de Podemos (con sus célebres asambleas) y del partido de Albert Rivera, que llevó allí su acto central de la campaña de generales de 2015.
PP y Ciudadanos no contemplan, al menos por ahora, que Abascal tenga opciones reales en el consistorio madrileño. Pero sí existen serias dudassobre el crecimiento electoral que pueda experimentar la formación en Madrid y que, aunque sea insuficiente para ocupar asientos en el pleno, podría alterar los equilibrios entre bloques. Esto preocupa mucho en tanto que los grupos son conscientes de que los resultados podrían estar igual de ajustados que en 2015. Aunque todavía están por verse las candidaturas que ofrecerán populares y socialistas, los grandes partidos recuerdan que Madrid es una plaza que vota en clave nacional y, por tanto, consideran que, más allá de los nombres elegidos, la marca estatal hará su parte. Para los unos y para los otros.
En el PSOE se muestran convencidos de que el fortalecimiento del partido con la llegada de Pedro Sánchez a La Moncloa se hará notar y quitan hierro al estado de orfandad en que se encuentra el liderazgo municipal de cara a 2019. Precisamente, la llamada del jefe del partido a Carmena adelantada por este diario en la que el presidente del Gobierno animaba a la actual alcaldesa a repetir, responde al necesario entendimiento entre ambas formaciones. En el PSOE-M así lo ven también y reconocen que los socialistas necesitan que sus socios continúen “fuertes” si quieren revalidar el gobierno de la izquierda en la capital. Y Carmena es una pieza clave del puzle. Eso no quita, insisten, tal y como publicó El Confidencial, que los socialistas continúen con sus planes y luchando por su propia candidatura.
Algo similar ocurre en el seno de Ahora Madrid. Aunque los críticos vinculados a Ganemos han abierto conversaciones para abordar una posible candidatura alternativa entre fuertes reproches de lo que supondrá el fin de la democracia interna con la candidatura de Carmena y su condición de poder controlar las listas, son conscientes de que la integración es fundamental porque, si finalmente se decantan por ir en una marca separada, se podría poner en riesgo la victoria del bloque de izquierdas.
Ante este panorama, el crecimiento de los partidos minoritarios puededesempeñar un papel clave e inclinar la balanza hacia un lado u otro. Más allá de esta circunstancia, los actuales grupos municipales descartan que Vox experimente un crecimiento tan preocupante en la capital. Fuentes de los distintos partidos apuntan a que el discurso de extrema derecha «no calará» en la sociedad madrileña y aseguran que los ejes de su programa, entre los que está combatir el fenómeno de la inmigración, no se encuentran en la agenda política de Madrid. Aun así, PP y Ciudadanos no le quitan el ojo a la frenética actividad que Abascal desarrolla desde hace meses y, sobre todo, a la proyección nacional que las encuestas empiezan a recoger en pleno auge de este fenómeno en el resto de Europa. Si el PSOE necesita crecer y, al mismo tiempo, necesita a Carmena, PP y Ciudadanos se necesitan mutuamente más fuertes que nunca.