El Mundo.- El ex jefe militar serbobosnio es considerado responsable de la masacre de Srebrenica en 1995
Fue una de las figuras clave en la guerra de Bosnia como comandante del Ejército serbio y se ganó a creces el apelativo de «el carnicero de Srebrenica» por ordenar uno de los genocidios más traumáticos de la historia de la humanidad. Para otros, Ratko Mladic es un gran héroe nacional a sus 79 años. Y para la Justicia internacional, es un criminal de guerra que merece cadena perpetua. Ha pasado ya una década en la cárcel de La Haya y aún le queda el resto de su vida, después de que el tribunal haya confirmado el fallo en apelación.
Con Radovan Karadzic como líder político de los serbios de Bosnia, Mladic se convirtió en el rostro de la despiadada limpieza étnica y las masacres en la guerra en Bosnia de 1992 a 1995. Como jefe del Estado Mayor del Ejército de la República de Srpska, Mladic fue responsable, entre otras cosas, del asedio de la capital bosnia Sarajevo, asesinando a 11.000 personas, y de la captura del enclave musulmán de Srebrenica, donde unos 8.000 hombres fueron ejecutados y miles de mujeres y niños fueron deportados a las afueras del enclave. Supusieron actos de genocidio, crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad. Fue declarado culpable de diez de los 11 cargos que había en su contra y solo fue absuelto del crimen de genocidio en unos pocos municipios bosnios. Toda su apelación fue rechazada.
En verano de 1995, seis meses antes del acuerdo que puso fin a la guerra en Bosnia, Mladic fue acusado por el Tribunal para la Antigua Yugoslavia (TPIY) de presunto genocidio y crímenes de lesa humanidad. A pesar de la orden de arresto internacional, a los 5 millones de dólares que se habían ofrecido por su cabeza y la búsqueda activa por parte de la OTAN, Mladic escapó a las rejas de la Justicia de La Haya durante 16 años. Se extendieron entonces rumores de que vivía en Belgrado, oculto en bases militares y protegido por el Ejército serbio de Bosnia y por su gobierno.
ARTÍFICE DE LA MASACRE DE SREBRENICA
En primavera de 2011, una unidad de fuerzas serbias lo detuvo en casa de un primo suyo y se lo entregaron a la Justicia internacional. Tres años antes, su cómplice Karadzic fue arrestado en Belgrado. Mladic, responsable de los peores crímenes de guerra en Europa desde la Segunda Guerra Mundial, había recibido la ayuda de su familia durante años. Se escondió en la aldea de Lazarevo, al norte de Belgrado. La presión europea sobre Serbia, que quería lograr la membresía a la Unión Europea, sentenció entonces el destino de ambos, que fueron enviados a La Haya para enfrentarse a su pasado.
Tras años de juicio, cientos de sesiones, retrasos, sorpresas e incluso el suicidio en directo de uno de sus colegas de celda, TPIY concluyó a finales de 2017 que Mladic es culpable de genocidio, crímenes de lesa humanidad y violaciones del derecho de la guerra. Tramó la limpieza étnica del enclave musulmán de Srebrenica, asediando a todos los que se refugiaban allí y buscando crear unas «condiciones insoportables» en las que los civiles «no tengan ningún tipo de esperanza de salir con vida».
Al final, se falló que en sus manos está la sangre de los asesinados en Srebrenica, así como el destino de los que fueron deportados y separados de sus padres y hermanos. También es culpable del secuestro de varios cascos azules de la ONU que trataban de «vigilar» la paz en la zona, jóvenes holandeses que fallaron en su misión de proteger a los civiles musulmanes. Mladic quiso a esos soldados holandeses como rehenes para evitar los bombardeos aéreos de las fuerzas de la OTAN, y lo logró.
NUNCA PIDIÓ PERDÓN A LAS VÍCTIMAS
Los jueces del TPIY confirmaron que Mladic era directamente responsable también del bombardeo de Sarajevo: asedió la ciudad y ordenó «personalmente» el ataque sobre la ciudad. Su equipo de abogados defendió siempre que la masacre de Srebrenica fue cometida por milicianos y soldados «desquiciados» y Mladic era «un soldado profesional» más en aquella guerra. «Son mentiras, esto es una vergüenza», le espetó al juez que le condenó a cadena perpetua en 2017, una sentencia que apelaron tanto Mladic como los fiscales del TPIY. Estos últimos consideraron que el ex general es también culpable de un «genocidio» en otras regiones, y no solo en Srebrenica.
La sentencia en apelación de Mladic la dictó el Mecanismo Residual Internacional de los Tribunales Penales porque el TPIY ya cerró sus puertas en 2018, después de condenar a 90 personas por lo ocurrido en los noventa. Karadzic cumplirá su condena en una prisión británica, y aún queda por saber dónde pasará Mladic el resto de su vida.
Tras conocerse la sentencia, el fiscal jefe Serge Brammertz ha señalado que «Mladic forma parte de la lista de las figuras más depravadas y bárbaras de la historia» porque «usó intencionalmente su mando militar para atacar, matar, torturar, violar y expulsar a civiles inocentes sin otra razón más que por su etnia y religión». Con su cadena perpetua, «ha llegado la hora de aceptar la verdad», añade.
Las víctimas tienen para Mladic la sentencia máxima que podían lograr en La Haya, pero no la disculpa de su verdugo. «Nunca mostró ningún remordimiento o empatía hacia ellos», dijo Brammertz durante el proceso judicial. Mladic tuvo delante a 167 testigos de lo ocurrido. Nunca pidió perdón, aunque hay quien nunca pierde la esperanza de que algún día pronuncie la palabra «perdón» antes de morir. Mladic, de momento, agotó todas las vías para que la Justicia le declare inocente. El caso queda ya cerrado.