La Vanguardia.- Con precisión matemática. Minutos después de que la televisión rusa emitiera a las tres de la madrugada un discurso televisivo pregrabado por el presidente ruso, Vladímir Putin, sonaron las alarmas en el cielo nocturno de Ucrania. Instantes después, las explosiones empezaron a oírse en los alrededores de las principales ciudades de Ucrania. La guerra había empezado.
Las bases aéreas situadas en Kíev, Jarkov, Odesa, Kramatorsk e Ivano Frankvist, al oeste del país, en la región cercana a la frontera con Polonia, fueron inutilizadas por los misiles lanzados por las fuerzas rusas. El objetivo: destruir las infraestructuras militares y de comunicaciones de Ucrania para facilitar los movimientos de tropas. A las 7 de la mañana, el Ministerio de Defensa ruso informaba de la eliminación del sistema de defensa aéreo ucraniano. Algunas fuentes señalan también que se ha destruido el Cuartel General de la Guardia Nacional, en la capital. Horas después, alrededor del mediodía, Rusia ha lanzado una segunda oleada de bombardeos en el país, algunos testigos decían haber visto humear el cuartel general del Servicio de Inteligencia, en el centro de Kíev.
Se vio humo negro elevándose sobre la sede de inteligencia del Ministerio de Defensa de Ucrania en el centro de Kiev el jueves, informó un corresponsal de Reuters.
Sobre el terreno, las tropas rusas han entrado por el sur, procedentes de Crimea, con el probable objetivo de alcanzar la ciudad de Mariupol, en la región de Donetsk, donde se han registrado un muerto y dos heridos, según informó el asesor del Ministerio del Interior ucraniano, Antón Gueraschenko. Observadores en la zona explicaron que han visto columnas de tanques y vehículos militares que avanzan hacia esta próspera ciudad industrial y comercial, beneficiada por la separación de la vecina Crimea.
Al menos 40 personas de distintas edades, incluidas mujeres y niños, han muerto y varias decenas más han resultado heridas hasta ahora en los bombardeos contra el país, según informó el asesor del presidente, Oleksii Arestovich. Ha sido justamente en el sur donde se han registrado los primeros muertos. En los alrededores de Odesa se contabilizan a primera hora del día siete muertos, siete heridos y 19 desaparecidos. En el distrito Mykolaiv, una persona resultó herida durante un ataque contra un aeródromo militar, mientras que en Semyjatky, distrito de Jersón, murió un joven de 17 años.
Hay informaciones contradictorias sobre la situación en Odesa, puerto clave en el Mar Negro y una de las zonas en las que se libra una de las batallas más cruentas. Fuentes rusas dan por hecho el desembarco de sus tropas en la región meridional, mientras el ejército ucraniano señala que la ciudad resiste.
Según las informaciones, la aviación rusa habría partido desde bases en Transdnistria. Preventivamente, y para obstaculizar cualquier movimiento naval en el Mar Negro, Rusia ha cerrado los accesos de barcos comerciales al Mar de Azov. Las tropas rusas también atacaron las unidades de la 17 Brigada de Tanques de Kryvyi Rih, en la región de Dniepropetrovsk (en el oeste de la región de Donetsk) y un puente sobre el río Inhulets, afluente del Dniéper, señalaron las autoridades ucranianas.
Los objetivos de las tropas parecen obvias. Además del avance en el sur, la guardia fronteriza ucraniana ha informado por separado que columnas militares rusas cruzaron la frontera ucraniana hacia las regiones de Chernihiv, Kharkiv y Luhansk.
Según las informaciones, la aviación rusa habría partido desde bases en Transdnistria. Preventivamente, y para obstaculizar cualquier movimiento naval en el Mar Negro, Rusia ha cerrado los accesos de barcos comerciales al Mar de Azov. Las tropas rusas también atacaron las unidades de la 17 Brigada de Tanques de Kryvyi Rih, en la región de Dniepropetrovsk (en el oeste de la región de Donetsk) y un puente sobre el río Inhulets, afluente del Dniéper, señalaron las autoridades ucranianas.
Los objetivos de las tropas parecen obvias. Además del avance en el sur, la guardia fronteriza ucraniana ha informado por separado que columnas militares rusas cruzaron la frontera ucraniana hacia las regiones de Chernihiv, Kharkiv y Luhansk.
El Ministerio de Defensa ucraniano ha informado también de que las fuerzas rusas disparan artillería y armas ligeras desde territorio ruso y de Bielorrusia contra los puestos fronterizos ucranianos. En la región ucraniana de Sumi, una unidad militar en Krasnopilia ha sido destruida. En apariencia, la actividad del ejército ruso es mucho menor en la región del Donbass, objetivo y pretexto de Rusia para iniciar la guerra. Las fuerzas ucranianas han informado que habrían abatido cinco aviones y un helicóptero ruso. Moscú ha negado este último extremo. Y recuperado la ciudad de Shchastia, en la región de Luhansk, donde ha aniquilado a 50 soldados rusos, según aseguró el Centro de Comunicaciones Estratégicas y Seguridad Informativa de Ucrania.
En Kíev, la capital, las explosiones provocaron un primer éxodo de la población. Hay atascos de tráfico de vehículos llenos de familias para salir de la ciudad en dirección al sur, a ciudades como Ternopil, en la frontera con Rumania. En cambio, la que parecía la ruta más segura, la que conecta la capital con Lviv, la capital de la Galizia, al oeste, junto a Polonia, parece ahora terreno inseguro por hallarse cerca de la frontera con Bielorrusia.
En Kíev la población ha reaccionado sin aparente pánico, nada sorprendente en un país que ha tenido una historia reciente azarosa. Algunos han ido a trabajar como si nada ocurriera. Otros se agolpan frente a los cajeros automáticos y hacen colas en los supermercados. En la calle se ve a personas con maletas y muchos han ido a buscar refugio en el profundo metro de la ciudad.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, ha pedido a la gente que se quede en casa y no se deje llevar por el pánico. Los colegios hacen teletrabajo. Los ferrocarriles funcionan solo en dirección al oeste (por ahora) mientras que las comunicaciones hacia el este del país han sido interrumpidas. El transporte público en Kiev, hoy gratuito, funciona con normalidad.
Kíev tiene tres millones de habitantes y está a solo tres horas de la frontera de Bielorrusia, donde hay más de 30.000 soldados rusos, sin contar sus «hermanos» bielorrusos, que según algunas fuentes estarían participando en las acciones. Si el ejército ruso decidiera avanzar por tierra, provocaría un auténtico caos y el colapso del país. Los analistas señalan que Rusia no quiere ese escenario, pero el Kremlin se ha especializado en los últimos días en dar toda clase de sorpresas.
En el discurso televisivo, Putin se atuvo al guion de los últimos días. Rusia ha intervenido para «evitar el genocidio» de la población. «Las repúblicas populares de Donbass se acercaron a Rusia con una solicitud de ayuda. En relación con esto (…) tomé la decisión de realizar una operación militar especial. Su objetivo es proteger a las personas que son objeto de abusos, genocidio del régimen de Kiev durante ocho años, y para ello buscaremos desmilitarizar y desnazificar Ucrania y llevar ante la justicia a quienes cometieron numerosos crímenes sangrientos contra personas pacíficas, incluidos nacionales rusos».