GERMÁN GONZÁLEZ. EL MUNDO.- En julio de 2015, el Juzgado Penal número 1 de Mataró condenó a un hombre que agredió a dos mujeres de nacionalidad marroquí que esperaban sentadas la llegada del tren al grito de «moras de mierda… todos los moros sois iguales, todos sois unos guarros, no valéis nada». Esta es una de las sentencias por islamofobia que el Servicio de Delitos de Odio y Discriminación de la Fiscalía de Barcelona destaca en su Memoria de actividad del año pasado que indica que de 2013 a 2015 ha habido un importante aumento de los delitos denunciados por intolerancia religiosa con 20 casos más en la provincia de Barcelona. Este documento de la Fiscalía de Delitos de Odio y Discriminación, que coordina el fiscal Miguel Ángel Aguilar, remarca que «se observa un progresivo crecimiento de los hechos denunciados y cometidos por intolerancia religiosa (29 casos en 2015, 20 en 2014 y 9 en 2013), siendo la mayoría casos de islamofobia».
En otra de las sentencias que se recogen en la Memoria se indica que un skinheadfue condenado a tres años de prisión por el Juzgado Penal 2 de Barcelona por agredir a un vendedor ambulante «por su origen pakistaní» o otra sentencia del Penal 9 de Barcelona que condenó a cinco años de cárcel a cuatro ultras de extrema derecha por lesionar a una persona por ser colombiana. El mismo juzgado sentenció a un hombre «de creencias musulmanas» que agredió y robó a dos mujeres jóvenes ya que les reprochaba «ser marroquíes y estar solas en la calle y por la noche». La Fiscalía también presentó varios escritos de acusación en causas abiertas por agresiones xenófobas a empleados de un local de kebabs o por un ataque de cuatro neonazis a una tienda pakistaní. Este año han seguido las peticiones de pena del Ministerio Público por agresiones relacionadas con el odio al Islam, como la acusación contra cinco vigilantes de seguridad del Hospital del Mar que supuestamente insultaron y agredieron a un taxista de origen árabe y que profesaba la religión musulmana mientras oraba cerca del centro sanitario.
Sobre las causas de este aumento, el fiscal destaca que «es difícil determinar si ello se debe a un incremento del número de hechos, a una mejora de su registro o un incremento de la conciencia ciudadana» y destaca que «la cifra sumergida de hechos producidos y no denunciados sigue siendo muy alta». Por eso destaca la importancia de las relaciones con entidades y organización que trabajan contra la discriminación así como la aplicación de los protocolos policiales para registrar estas denuncias. La Memoria indica que hace un año se presentó un manual práctico para la Investigación y Enjuiciamiento de Delitos de Odio y Discriminación que ha sido entregado a los magistrados y jueces de la jurisdicción penal y fiscales de Cataluña. Este manual, realizado por un equipo de trabajo en el Centre d’Estudis Jurídics del Departament de Justícia bajo coordinación del Servicio de Delitos de Odio y Discriminación de la Fiscalía, pretende «facilitar herramientas prácticas para la investigación judicial y policial y para el enjuciamiento de infracciones penales motivadas por odio o discriminación, dirigidas a lograr una mayor sensibilización y formación» de los funcionarios y profesionales que intervienen en el proceso judicial.
El año pasado, esta Fiscalía tramitó 33 diligencias de investigación y seis preliminares, en su mayoría relacionadas con delitos de fomento e incitación al odio, incluyendo la negación o enaltecimiento del genocidio, y con la discriminación por motivos racistas, ideológicos, orientación sexual, género, discapacidad o por ser pobre, conocido como aporofobia. Además, también se registraron 136 atestados policiales que dieron ligar a procedimientos judiciales por delito o delito leve.
La Memoria también alerta de que los grupos ultra de carácter violento penetran en las aficiones de los clubes de fútbol para «la captación, reclutamiento y fanatización de jóvenes que posteriormente cometen delitos de odio, particularmente racistas, xenófobos o por motivación ideológica». Por eso, la Fiscalía vela por «el exigente cumplimiento» de la ley y el reglamento contra la violencia y el racismo en el deporte que insta a los clubes de fútbol a llevar un «libro de registro que permita a los coordinadores de seguridad un mejor control de las personas y los grupos ultras» así como cumplir la prohibición legal de exhibir símbolos, pancartas o cánticos que puedan incitar al odio y a la violencia. Las denuncias administrativas se presentan ante el Departament de Interior.