El Mundo.- La fiscal contra los delitos de odio y discriminación de Valencia, Susana Gisbert, ha puesto de relieve las muchas dificultades a las que se enfrentan los ciudadanos extranjeros a la hora de denunciar los delito de odio de los que son víctimas. La representante del Ministerio Público valenciano aseguró en su intervención en el marco de las jornadas de Extranjería, organizadas por el Consejo General de la Abogacía en la capital de la Plana, que las personas extranjeras apenas denuncias los delitos de odio de los que son víctimas ya que se enfrentan a ser expulsados.
Tal y como destacó Gisbert «tan solo se denuncia entre un 3 y un 10% de los delitos de odio por parte de los ciudadanos foráneos», un nimio porcentaje si se compara con las denuncias por violencia de género que se tramitan y que se sitúan entre un 20 y un 30%.Las razones que explican esta infradenuncia de los delitos de odio radican en el desconocimiento, la realidad o el miedo, siendo este último factor decisivo a la hora de acudir a las fuerzas de seguridad o los juzgados para denunciar. «¿Cómo van a denunciar si se arriesgan a ser expulsados de nuestro país?» se preguntó la fiscal valenciana Susana Gisbert ante decenas de abogados venidos de toda España que asistían a la ponencia sobre los efectos del delito en la población migrante, expulsión y regularización.
Gisbert apostó ante los letrados por la necesidad de que los extranjeros que sean víctimas de delitos de odio se equiparen a las mujeres víctimas de violencia de género o a las víctimas de trata, que disfrutan de un estatuto privilegiado que les permite una mayor agilización y rapidez en la regularización de su situación en nuestro país.La fiscal contra los delitos de odio y discriminación de Valencia subrayó también que los delitos de odio que sufren las personas extranjeras suelen quedar enmascarados en otros delitos como las lesiones o las amenazas. «Es muy difícil de probar que se ha producido un delito de odio, la mayoría de las veces el Ministerio Público se da de bruces contra un muro», puso de relieve Gisbert, indicando que los delitos de odio pueden ser de acción pero también de expresión, dándose habitualmente en la actualidad en las redes sociales.
En este sentido, la fiscal puso de relieve que aunque los responsables de los delitos de odio se suelen esconder bajo identidades falsas no son tan hábiles para ocultar las direcciones IP desde donde profieren los insultos. Las clases de delito de odio va desde las vejaciones injustas, que no se exponen a penas si no es perpetrada contra un familiar, hasta un homicidio o asesinato.El miedo y rechazo hacia la pobreza y hacia las personas pobres, la aporafobia, un término acuñado por la filósofa Adela Cortina en la década de los años 90, es otro de los factores que agudizan los delitos de odio contra los súbditos extranjeros.
«Aunque los dos son ciudadanos extranjeros no se trata igual a un futbolista foráneo acusado de un delito que a un inmigrante acusado del mismo delito que malvive en nuestro país», destacó Gisbert, precisando igualmente como supuestos de odio el racismo, el origen nacional, el antisemitismo, el antigitanismo y la religión, exceptuando en este supuesto la islamofobia.Investigación citasRespecto a la problemática de la venta de citas previas a los inmigrantes que llegan a nuestro país y que, ante la imposibilidad de conseguirla por los medios oficiales, se ven obligados a comprar para tramitar sus papeles en nuestro país, la fiscal valenciana aseguró que esto es un delito de estafa y de índole económica. «Este delito es sancionable pero el problema fundamental es el de obtener las pruebas suficientes para encausar a los responsables», aseguró Susana Gisbert, asegurando que el Ministerio Público está investigando, de oficio, asuntos de este tipo que afectan a toda la Comunidad Valenciana para proteger así a los extranjeros.