EL PAÍS.- Lewis Hamilton carga contra el comportamiento de parte de la grada en el Red Bull Ring: “Debemos asegurar que las carreras sean un espacio seguro para todos”.
Múltiples aficionados reunidos este fin de semana en el circuito de Red Bull Ring, sede del Gran Premio de Austria de Fórmula 1, han denunciado en las últimas horas ser víctimas de acoso por parte de otros miembros de la hinchada. Algunas de las víctimas hacen referencia a comportamientos machistas, lenguaje homófobo, proclamas racistas. La mayoría de las quejas se han vehiculado a través de las redes sociales, cuyo altavoz ha motivado la reacción de los órganos que se encargan de velar por la buena praxis de todos los actores que cohabitan en el paddock. En un mensaje lanzado este mismo domingo por la mañana, la Federación Internacional del Automóvil (FIA) reconocía su preocupación por unas conductas que adjetivaba como “inaceptables”, a la vez que se comprometía a llegar al fondo de esos casos, mediante el diálogo con el promotor de la prueba en Spielberg.
En la nota, la FIA afirma haber trasladado el asunto a los miembros de seguridad de la instalación, para que se mantengan alerta ante cualquier eventualidad que pueda repetirse. “Han llegado a la FIA unos informes que se refieren al comportamiento completamente inaceptable de algunos aficionados respecto de otros”, arranca el comunicado. “Trasladamos este asunto al promotor y a los miembros de seguridad, y hablaremos con quienes alertaron acerca de estos incidentes, que nos tomamos muy en serio y que no se tolerarán”, prosigue la Federación.
Se da la circunstancia de que, incluso antes de que estas acusaciones tomaran vuelo, Lewis Hamilton ya había puesto sobre la mesa este mismo fin de semana la agresividad que el público desplazado hasta Austria le estaba dispensando. El hecho de que el trazado sea propiedad de Red Bull y que, además, se encuentre a unos 1.000 kilómetros de la frontera de Holanda, hace que las gradas estén mayoritariamente ocupadas por seguidores de Max Verstappen, con quien Hamilton se jugó el pasado Mundial hasta la última carrera, en Abu Dabi, no sin polémica. De las 105.000 localidades vendidas para este domingo, se estima que casi la mitad (unas 50.000) fueron a parar a fans de Mad Max. El viernes, durante la cronometrada con vistas a la carrera corta del sábado, el corredor de Mercedes sufrió un accidente bastante aparatoso, que terminó con su bólido estrellado contra las protecciones. La gran mayoría del público lo celebró por todo lo alto. “Es algo que hace que mi mente explote”, definió Hamilton.
El heptacampeón es uno de los miembros de la parrilla más comprometido en la pelea por la igualdad, y todos los incidentes que confluyeron en el Red Bull Ring le dieron la excusa para lanzar una proclama a través de su perfil de Instagram, que tiene 29 millones de fieles. “Disgustado y decepcionado al escuchar que algunos aficionados tienen que soportar comportamientos racistas, homófobos y abusivos este fin de semana. Atender al Gran Premio de Austria o cualquier otra prueba nunca debería ser fuente de ansiedad y dolor para otros, de modo que hay que hacer algo para asegurarnos de que las carreras son un espacio seguro para todos”, lamentó Hamilton.