Los comportamientos racistas siguen manifestándose, a pequeña escala, en el pueblo sevillano de Pedrera donde hace escasos días se han vivido graves ataques racistas contra este colectivo que suma 200 habitantes en la localidad.
El alcalde de la localidad, Antonio Nogales(IU) pidió en los primeros momentos “respeto y tolerancia” tras la polémica noche de reyes y la posterior jornada del 7 de enero que dejó una decena de coches volcados en la localidad y siete detenidos por altercados.
En la tarde de ayer la tormenta política continuaba con unas declaraciones del alcalde en el pleno. En medio la sala, Nogales citaba textualmente “Me gustaría que los fusilaran… a mí me gustaría ver a gente fusilada”, refiriéndose supuestamente al colectivo de rumanos que reside en Pedrera desde hace más de una década.
Enrique Priego es párroco en el pueblo de Pedrera desde 1969. También ha tenido carrera política. En su juventud se presentaría a listas de Candidatura Unida de los Trabajadores (CUT), partido fundado junto a otros líderes como Diamantino García. Hoy muchos años después de aquellas hazañas es acusado por los vecinos de prestar ayudas y acoger a los rumanos.
«Dime tú ¿qué se puede hacer si ves a esta gente pasando hambre y en malas condiciones?. Hay muchas familias sin permiso de trabajo y que lo han pasado muy mal”, aclara a Público. Desde hace más de once años tienen acogida en su casa a la familia de Viorel de origen rumano. “Sus tres hijos menores han nacido aquí. Viven aquí. No conocen otro lugar. Los rumanos no se meten con nadie pero no se les puede provocar a todos por un altercado que parece haber encendido una mecha que nos preocupa a muchos”.
Hablando con Enrique, pasa muy cerca uno de los niños acogidos en su casa. Responde al nombre de Dani. Tiene 10 años. Es de origen rumano y nunca ha conocido otra vida, hasta el momento, lejos de Pedrera. Cuando habla del incidente, narra como su padre Viorel Cocilnau y su madre Gabriela que hablan con dificultad español, salieron a la calle al grito de los vecinos en plena madrugada. “Nos decían en la casa putos rumanos, marcharos”. Viorel, alertado por la situación, fue a vigilar su coche comprado de tercera mano con la intención de que no fuera uno de los volcados en una de las jornadas más trágicas que se han vivido en el pueblo. Dani tiene dos hermanos más que también han nacido en Pedrera, Catalin y David. La hija mayor Larisa vive también en la casa con su hijo Leo de siete meses.
Este párroco recuerda como durante la noche en la que se produjo las movilizaciones frente al ayuntamiento esperaban su salida a la plaza. “Me gritaban Enrique da la cara”. Sin embargo, prefirió no alterar más la situación. “Me quedé con mi familia e intenté que mantuvieran la calma. Era tal el miedo que se había creado que Viorel que lleva en el pueblo más de once años creía que podían dar una paliza a alguien de los suyos”.
Doscientas personas de origen rumano viven en Pedrera
La ONG Cáritas trabaja también en Pedrera a nivel de calle. Son los encargados de gestionar el comedor social. Antes lo hacía el padre Enrique. “Muchas de las familias que vienen son rumanos. Hay casi doscientos censados en el pueblo sin trabajo, viviendo hacinados en casas y casi medio centenar de niños que por miedo a lo que ha pasado no han ido esta semana a la escuela”, declara a Público una de las voluntarias.
¿Pero de dónde provienen estos ataques? Mari es vecina del pueblo y vive muy cerca de la calle donde ocurrió el accidente que llevó a siete personas detenidas ante los juzgados de Estepa. “Hay de todo como en todas partes y no hay derecho a que las criaturas pasen ahora este miedo”, alerta a Público. Esta pedrereña de 43 años ha visto como algunas de las familias rumanas han cogido sus pertenencias y se han marchado. Mientras la policía ha estado vigilando las calles que en días anteriores alertaron al odio a cientos de vecinos. “Hoy ya parece que solo queda una patrulla por aquí. Nunca habían pasado cosas así en Pedrera”.
La llegada de inmigración a Pedrera antes de la crisis
La inmigración comenzó a llegar a Pedrera a partir del año 2004, cuando los jóvenes dejaron de lado las cosechas de aceituna para dedicarse al ladrillo, principalmente en la cercana Costa del Sol y la Costa Brava. “Les sustituyeron jornaleros rumanos, la mayoría de ellos muy pobres, que fueron poco a poco trayendo a sus familias”, aclara Enrique. Muchos venían del sur del país con una pobreza extrema. Se las arreglaban para llegar hasta aquí donde poner tener al menos una oportunidad.
La crisis económica cambió radicalmente esta situación. En 2010, los autóctonos dejaron de moverse para trabajar en el ladrillo. Llegó el paro y la vuelta de muchos jóvenes a Pedrera. “Empezaron a venir a buscar trabajo para quedarse pero ya muchos no se querían ir y los rumanos eran acusados de quitarle el trabajo a los del pueblo”.
Una tensión que se ha mantenido hasta hoy y que ha dejado a más de la mitad de este colectivo sin trabajo estable en las cosechas. “Si les dan a elegir a los agricultores, ahora prefieren al de aquí porque saben que es amigo, tío o primo del otro y con el rumano no tiene ningún compromiso”.
La familia de Viorel no ha cejado en su empeño de continuar en Pedrera, a pesar de los duros acontecimientos. Enrique cuenta a Público como este rumano y su esposa han salido esta misma madrugada a buscar la aceituna ‘rebuscá’, esa que cae del suelo en las cosechas y que pueden coger con el permiso del dueño de la finca. “Hay que tener mucho ánimo para levantarse a las cuatro o cinco de la mañana y coger la aceituna caída que muchas veces la guardia les quita si los ven con los sacos en los campos”. Por cada uno de estos sacos las familias rumanas pueden ganar unos 40 euros de media. Un sueldo límite con el que muchos piden auxilio social en el ayuntamiento para salir adelante.
“Pedrera para los pedrereños”
Durante las noches del 6 y 7 de enero, se vivió en Pedrera una situación de pánico entre sus vecinos. El origen del conflicto fue un accidente de tráfico aislado, cerca del tanatorio. En él se vieron implicados un vehículo en el que viajaban tres ciudadanos rumanos y otro donde iba una pareja del pueblo de toda la vida. A raíz del altercado la Guardia Civil detuvo a los rumanos por un delito de lesiones leves; posteriormente, también fueron detenidos tres vecinos del pueblo.
Los ataques solo estaban empezando. Uno de los conductores sufrió por parte de uno de los coches implicados una agresión que desató la actuación policial.
Mari, vecina de toda la vida, recuerda a Público cómo empezaron de madrugada a llegar mensajes de whatsapp. “Rumanos a vuestro país. Concentración a las puertas de la comisaría”. Asustada aún por lo ocurrido no deja de sorprenderle como los vecinos cogían con fuerza para volcar los coches de los rumanos, dejando algunos vehículos prácticamente inservibles.
Al día siguiente, la concentración era aún mayor. Casi 200 personas gritaban el 7 de enero contra la presencia de ciudadanos rumanos en Pedrera. En total han sido detenidos siete vecinos “por alteración al orden público” dentro de la pequeña localidad. Todos ellos han prestado declaración en el juzgado de primera instancia e instrucción número 2 de Estepa.
El ayuntamiento de Pedrera, gobernado por Izquierda Unida, lanzaría un comunicado, firmado por el alcalde Antonio Nogales, ante los vecinos pidiendo «calma y tranquilidad» en unos momentos «especialmente complicados», haciendo referencia a los «incidentes».
Condena a las agresiones racistas
Asociaciones como Pro Derechos Humanos de Andalucía (APDHA) se ha manifestado ante el ataque xenófobo desencadenado en Pedrera, calificado de un “estallido de violencia irracional” contra toda la comunidad rumana residente en esta localidad sevillana.
Rafael Montes, vecino de la zona y miembro de APDHA Sevilla relata la “rabia y tristeza de que unas cuantas personas, aprovechándose de unas circunstancias puntuales, hayan propagado mensajes de carácter claramente racista y xenófobo entre la población”.
Esta asociación también ha señalado el aprovechamiento político de algunos partidos “que han intentado sacar rédito electoral, con lemas de campaña volcados en la seguridad ciudadana y en la defensa de las personas autóctonas frente a las extranjeras”.
El diputado por Sevilla en el Congreso de Unidos Podemos Miguel Ángel Bustamante, también se ha manifestado, declarando cómo «unos cuantos oportunistas estén aprovechándose de unas circunstancias puntuales para atizar en Pedrera el odio al diferente”.