El Gobierno de Hollande detiene y expulsa a una alumna kosovar gitana durante una excursión
La joven llevaba cuatro años escolarizada en el país
MIGUEL MORA. EL PAÍS.- La detención y deportación de Leonarda Dibrani, una alumna kosovar de 15 años y etnia romaní, que vivía desde 2009 en Francia y que fue arrestada y llevada hasta un avión Lyon-Pristina por la Policía de Fronteras mientras realizaba una excursión escolar, se ha convertido hoy en un elemento de discordia para la mayoría de Gobierno y ha mostrado la aguda división del Partido Socialista (PS) sobre la política de inmigración del ministro del Interior, Manuel Valls.
El portavoz del PS, David Assouline, ha definido como “chocantes” las condiciones de la detención de Leonarda, sucedida el 9 de octubre y dada a conocer por sus profesores el lunes pasado, y ha exigido al ministerio del Interior que aclare “las circunstancias y responsabilidades que llevaron a la prefectura a tomar esa decisión”.
“Hacer bajar de un autocar por las fuerzas del orden a una alumna ante sus compañeros es intolerable e inaceptable”, ha dicho Assouline.
El líder del grupo parlamentario socialista en la Asamblea Nacional, Bruno Le Roux, y el del Senado, Jean-Vincent Placé, también han pedido explicaciones al ministerio sobre la detención de la joven, realizada en el aparcamiento de un instituto, y han acusado al prefecto de Doubs (este del país), Stéphane Fratacci de haber tomado una decisión equivocada. Fratacci fue la mano derecha de Eric Besson, un político socialista que acabó siendo ministro de Inmigración, Integración e Identidad Nacional con Nicolas Sarkozy.
Placé ha pedido que el prefecto sea sancionado, mientras Le Roux subrayaba el hecho de que “la familia kosovar estaba en vías de integración, instalada, escolarizada, y a solo algunas semanas de poder ser regularizada”.
La familia Dibrani llevaba cuatro años y diez meses residiendo en Francia, donde llegaron desde Italia en enero de 2009, y les faltaban solo dos meses para cumplir el plazo legal de cinco años que permite a los extracomunitarios acceder al permiso de residencia si cumplen determinadas condiciones, como dominar la lengua y tener una vivienda digna.
La familia, formada por los padres y sus seis hijos de entre uno y 17 años, había solicitado el permiso de residencia hace dos meses, pero la prefectura de Doubs se lo rechazó aduciendo que no reunían los requisitos de residencia (haber pasado cinco años en el país) y por sus “insuficientes perspectivas de integración social y económica”.
Los profesores de Leonarda y Maria Dibrani, su hermana mayor, de 17 años, y la ONG Red de Educación sin Fronteras (RESF) han recordado que los cinco hijos mayores de la familia hablaban “perfectamente francés”, y que la menor, llamada Medina, había nacido en Francia hace un año.
En la carta pública donde denunciaron la deportación de los Dibrani, los docentes explicaban que Leonarda y Maria habían obtenido el diploma DELF de francés, nivel B1, que exige la prefectura para otorgar la nacionalidad francesa.
El ministro del Interior, Manuel Valls, que hace unos días declaró que los gitanos del Este de Europa no tienen voluntad de integrarse en Francia, ha defendido a través de un comunicado la actuación policial y ha defendido que la detención y deportación de Leonarda y su familia es una muestra de la “firmeza” que caracteriza su política migratoria.
La reacción sugiere que el ministro, que ha salido de gira electoral por el país tras ser atacado desde la derecha y la ultraderecha por no combatir la supuesta invasión de gitanos que sufriría Francia –donde residen unos 17.000 romaníes europeos-, ha decidido utilizar la expulsión de Leonarda como emblema de su celo y como reclamo para las municipales y las europeas de 2012.
La nota de Valls reitera lo explicado el martes por el prefecto de Doubs, y asegura que la llamada al móvil de Leonarda cuando la joven viajaba en el autobús la realizó su madre, Jamila, en presencia de “un miembro del comité de apoyo a la familia”. El comunicado añade que la decisión de “dejar bajar” a la adolescente del autocar fue tomada entre “la familia, el representante de su comité de apoyo, la profesora encargada de la excursión escolar y las fuerzas del orden”.
La versión contrasta con lo declarado por la profesora encargada de la excursión, madame Giacoma, que escribió el lunes en la carta que denunció la detención que fue el alcalde de Levier, Albert Jeannin, quien llamó al móvil de la niña, y que este le pasó a un policía que le obligó a detener el autobús inmediatamente. Según Interior, el miembro del comité de apoyo es el alcalde, cuya mujer declaró ayer a este diario: “No eran kosovares, eran gitanos”.
Otro punto confuso de la historia es lo ocurrido en el momento preciso de la detención. Según la prefectura e Interior, los compañeros de Leonarda no vieron a su compañera entrar en el coche policial que llegó al aparcamiento del instituto Lucie Aubrac -llamado así en honor de una gran figura de la Resistencia- para llevarla a Lyon con su familia.
Según la profesora, fue ella misma quien pidió al conductor del autobús que se alejara del aparcamiento para que sus compañeros no vieran a Leonarda entrar en el coche patrulla. En todo caso, la señora Giacoma, que impartía clases de Geografía e Historia a Leonarda desde hace cuatro año, aseguró que los compañeros se despidieron de Leonarda entre lágrimas cuando el coche policial llegaba al aparcamiento.
Los hechos sucedieron la mañana del 9 octubre, un día después de que el padre de la familia Dibrani fuera deportado a Kosovo desde Colmar, donde había sido retenido por la policía por no haberse presentarse a las autoridades de Levier, la ciudad donde residía con su familia, cada dos días, según exigen las órdenes de expulsión de extranjeros.
Expulsión forzosa
Desde que llegó a Francia, la familia kosovar había solicitado hasta tres veces el asilo político, pero las autoridades administrativas y judiciales se lo negaron repetidamente, y a cambio les comunicaron dos mandatos de expulsión forzosa, según explicó la prefectura el martes.
Cuando los agentes de la Policía de Fronteras de Doubs y de la Gendarmería llegaron al domicilio de la madre para conducir a la familia al aeropuerto de Lyon, supieron que Leonarda había dormido en casa de una amiga porque esa mañana tenían que salir de excursión a Sochaux para visitar una fábrica de Peugeot. Entonces, los agentes procedieron a llamar al móvil de la niña para sacarla del autobús y llevarla con sus hermanos y su madre.
Según comenta Jean Jacques Boy, delegado de la RESF en Besançon, la prefectura y el ministerio “han reescrito la historia a posteriori con un cinismo que da ganas de llorar”. Los profesores de Leonarda y algunos dirigentes de la izquierda han pedido al Gobierno socialista que haga las gestiones necesarias para que la familia Dibrani regrese a Francia, “por su seguridad”.
Los gitanos de Kosovo son históricamente la minoría más perseguida de este pequeño enclave balcánico, que todavía no ha sido reconocido como Estado por una cincuentena de países en la ONU, entre otros España, pero sí por Francia.